A más de 400 participantes de los Juegos Olímpicos los han descalificado o los han vetado en la historia del evento por causa del dopaje, con una modificación de 129 podios, según los cálculos de la AFP.
Estas son algunas de las historias de dopaje que han marcado los Juegos Olímpicos a lo largo de su historia:
La muerte de Jensen -1960
El ciclista danés Knud Jensen se cayó en plena canícula durante la carrera en ruta de los Juegos de Roma y luego murió en el hospital. Su entrenador reconoció que le había dado una dosis alta de estimulantes.
Su muerte, seguida por la de Tom Simpson en el Tour de Francia de 1967, incitó al Comité Olímpico Internacional (COI) a dotarse de una Comisión Médica y a abordar la cuestión de una lista de productos prohibidos.
Los primeros controles de dopaje de los Juegos Olímpicos se realizaron en 1968, en las ediciones de Grenoble (invierno) y México (verano).
El primer descalificado fue un competidor sueco de pentatlón, Hans Gunnar Liljenwall, por uso de alcohol. El bronce que había logrado en la prueba por equipos fue para Francia.
El shock de Ben Johnson -1988
El canadiense Ben Johnson impresionó con su victoria en los 100 metros con un crono de 9 segundos y 79 centésimas, que era nuevo récord mundial. Superó a la estrella estadounidense Carl Lewis.
El anuncio en la misma noche de su control positivo por estanozolol (esteroide anabolizante) provocó un inmenso escándalo, de una magnitud sin precedentes en plena fiesta olímpica, y rompió su carrera.
Los esteroides siguen siendo, de lejos, el producto más representado en las sanciones por dopaje en los Juegos Olímpicos, 225 de los 401 casos contabilizados por la AFP, por delante de la clase de estimulantes (50) de la que forman parte las anfetaminas.
Del oro a la cárcel -2000
El lanzador de peso estadounidense C. J. Hunter fue vetado de participar en los Juegos de Sidney tras haber dado positivo por nandrolona. Mientras, su esposa Marion Jones conseguía allí cinco medallas, tres de ellas de oro.
Siete años más tarde, presionada por la justicia de su país, la velocista estadounidense reconoció haber tomado esteroides fabricados por el laboratorio Balco. El COI le retiró todas sus medallas y sus mentiras le llevaron a pasar seis meses en prisión en 2008.
En 2002, con su nuevo presidente Jacques Rogge, la política antidopaje del COI se acelera. Se detectan siete casos positivos en los Juegos de Invierno de Salt Lake City. Tres afectan a medallistas de oro de esquí de fondo, el español Johann Mühlegg y los rusos Larissa Lazutina y Olga Danilova, que dan positivo por Aranesp, la última EPO de la época.
Falso accidente -2004
Los atletas velocistas griegos Costas Kenteris y Ekaterini Thanou, que eran respectivamente el vigente campeón olímpico de 200 metros y la vigente subcampeona olímpica de 100 metros, se inventaron un accidente de moto después de haberse perdido un control antidopaje por sorpresa en la víspera del inicio de los Juegos de Atenas-2004, con el apoyo de dos supuestos testigos y de siete médicos que habían justificado su permanencia en el hospital.
Su rocambolesca historia marcó también una era de intensificación de los controles, destinada a cerrar el círculo en torno a los tramposos y reforzada por la conservación de las muestras para reanálisis futuros: Sidney-2000 detectó así 24 casos de dopaje, Atenas-2004 36, Pekín-2008 84 y Londres-2012 136.
En 2006 la colaboración entre las fuerzas del orden italianas y el COI permite actuar con motivo de los Juegos de Invierno de Turín, especialmente en el caso de los fondistas y biatletas austríacos. Los carabinieri encuentran en su alojamiento en Pragelato una auténtica consulta para transfusiones sanguíneas.
El culebrón ruso -2014
Los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, fastuosos, fueron un triunfo deportivo para los anfitriones rusos, que acabaron en lo alto del medallero con 33 podios y 13 oros.
Pero dos años después, el exdirector del laboratorio antidopaje de Moscú confesó que hubo un sistema estatal de trampas durante esos años. Reconoció haber manipulado muestras de orina de deportistas rusos con ayuda de los servicios secretos, para reemplazarla por orina «limpia» de dopaje almacenada previamente.
A finales de 2017, el COI decidió descalificar a 43 competidores rusos en Sochi y retirarles 13 medallas, pero a principios de 2018 el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) absolvió a 28 de esos deportistas por «pruebas insuficientes».
Tras este nuevo escándalo, con la falsificación de los datos del laboratorio antidopaje de Moscú, Rusia fue suspendida a finales de 2020 para poder participar con sus símbolos nacionales y como país en los Juegos Olímpicos de Tokio y en los de Pekín de 2022 (Invierno). Sin embargo, deportistas rusos podrán competir bajo bandera neutral si han estado limpios de dopaje.
En 2018 el jugador de curling ruso Aleksandr Krushelnitskiy, medallista de bronce, y su compatriota Nadezha Sergeeva (bobsleigh) dan positivo en los Juegos de Pyeongchang.
Este año, la patinadora rusa Kamila Valieva, que ganó a los 15 años la prueba por equipos en los Juegos Olímpicos de Pekín-2022, dio positivo en un control antidopaje a la trimetazidina, el 25 de diciembre, unas semanas antes del inicio de los juegos, lo que podría privar de ese título colectivo al equipo del Comité Olímpico Ruso. El resultado del control fue conocido el 8 de febrero de 2022, un día después del título olímpico de los rusos.
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