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Miguel Henrique Otero: “El chavismo opera en Venezuela como una corporación criminal”

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Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional, está convencido de que el chavismo no ha terminado la caza y captura contra uno de los diarios más emblemáticos del continente. De momento, una juez chavista ha ejecutado el penúltimo acto de la persecución al entregar su sede a Diosdado Cabello, beneficiado con una indemnización de 13 millones de dólares por «daño moral». Pese a ello, sobre Otero –exiliado en Madrid– pesan cargos judiciales. Tras conocerse la última maniobra judicial, el editor de El Nacional vive horas de «inmensa solidaridad», procedente «de todas las partes». Su reto es mantener la versión digital de su diario a la cabeza de la información en un país donde se persigue y castiga a quienes intentan informar con independencia, señaló ABC. Su web suma 21 millones de visitas únicas al mes.

–¿Se cierra de esta forma el círculo de la persecución contra el diario El Nacional?

–No, no lo creo. Esta gente nunca cierra las persecuciones. Pero nosotros seguimos sacando las noticias a través de nuestra web, la más poderosa que hay en Venezuela. Ellos van a seguir atacándonos como sea, esto no se acabó.

–La jueza de su caso es hermana del contralor general Elvis Amoroso, un dirigente chavista muy cercano a Nicolás Maduro…

–Ellos operan con su gente y además determinan a qué manos van los casos, eso no cae al azar. Tienen unos jueces más fieles y más obedientes que otros para los casos más emblemáticos.

–¿Por qué eligió Cabello a El Nacional como su víctima favorita en los medios?

–Es un tema de carácter, Diosdado es así, perseguidor. Ellos son una corporación criminal, están aliados con todas las fuerzas del mal y actúan como tal. No tienen ni visión de Estado ni de país. Mucha gente no entiende eso, cree que Venezuela es una dictadura como las latinoamericanas del siglo pasado; y no es así, es un régimen que no tiene que ver con Pinochet o Pérez Jiménez.

–Uno de los grandes interrogantes que arroja la entrega de la sede de El Nacional a Cabello es si de esta forma cederá la persecución contra usted y así podrá volver a Venezuela desde su exilio. ¿Puede regresar mañana mismo a Caracas?

–No, todavía tengo medidas judiciales contra mí, ahí siguen. Teóricamente la medidas desaparecerían al finalizar el caso, pero ellos hacen lo que les da la gana. En Venezuela todo es discrecional y todas las decisiones que toman los jueces dependen de lo que ordenen desde arriba, y desde arriba les pueden ordenar cualquier cosa. En un país en el que no hay ninguna seguridad jurídica pueden dejar las medidas sin más.

–Después de cuatro años de acoso y del «robo judicial», ¿hasta qué punto se puede defender un medio en Venezuela de los ataques de la revolución?

–La operación que han hecho es muy opaca, porque no cumple con los pasos que marca la ley. Uno se entera porque va buscando la información, porque lo que han hecho no es público. Toman las decisiones que les da la gana, bajo órdenes de Cabello. Así funcionan los jueces en Venezuela, como operadores de los políticos. La separación de poderes, una vez más, está claro que no existe, pese a que están intentando mejorar porque tienen la amenaza de la Corte Penal Internacional.

–De ahí la sentencia contra dos oficiales desconocidos y de baja graduación, condenados por el caso del capitán Acosta, torturado y asesinado en los calabozos de la contrainteligencia militar.

–Exactamente, eso es un montaje. La sentencia olvida la línea de mando. Están tratando de buscar unos culpables pero sin entrar en la línea de mando. No creo que la CPI sea tan ingenua como para creerlo.

–El Nacional cerró su edición de papel hace cuatro años, asfixiado por la falta de papel, bajo control del Estado, y el derrumbe económico provocado por la revolución. Un periódico emblemático en América Latina y cuna de generaciones de intelectuales. Imagino que añorará aquellos tiempos…

–Tengo una gran añoranza de lo que era el periódico y de su importancia. Ahora, nosotros seguimos siendo el medio de referencia, el que tiene más tráfico y más fuerza en la red. Pero además nosotros lo vamos a recuperar. En algún momento el régimen saldrá y nosotros recuperaremos lo que éramos. Yo tengo una absoluta seguridad en ello.

–¿Cuál es hoy el panorama de los medios en Venezuela?

–Los medios tradicionales no existen y los que existen están autocensurados totalmente. En el momento en el que se salen de la línea los sancionan o los bloquean. La gente se entera de lo que ocurre por cadenas de WhatsApp. 60% lo hace a través de las televisiones del Estado o de las privadas, que se autocensuran. Igual ocurre con la radio. Y los periódicos impresos fueron comprados o se han convertido en plataformas web.

–Buena parte de los compradores de los medios son los famosos boliburgueses, empresarios enriquecidos por su cercanía con el poder revolucionario. Algunos de ellos también viven en Madrid, millonarios chavistas compartiendo el mismo espacio con el exilio democrático y con los emigrantes.

–Hay una creencia de que ellos viven en Salamanca (distrito), pero no, los que tienen tanto dinero se van a urbanizaciones como La Moraleja. No van a los barrios tradicionales de Madrid porque tienen miedo de que les hagan un escrache. Se van a las urbanizaciones cerradas, como las de Miami, donde no los ves.

–¿Qué Venezuela cree que se encontraría si pudiera volver ahora a su país?

–Yo veo las cifras poblacionales: 75% viven por debajo del nivel de pobreza crítica, peor que Haití. Hay 92% que también viven debajo del nivel de pobreza. Los que viven con cierto nivel es ese 8% que queda, que incluye toda esta gente que tiene que ver con los bodegones, los que están cerca del régimen. Un régimen que se ha gastado un trillón de dólares en ingresos petroleros pero que no tiene gestión de ningún tipo, en un país sin mantenimiento y destruido. Eso es lo que yo me encontraría.

–¿Qué esperanza les queda hoy a los venezolanos?

–Venezuela es un país que está en protesta permanente. Solo el año pasado se contabilizaron 9.200 protestas populares, según las ONG. Es una barbaridad. Y además tiene una rebelión militar permanente, tienen más de 200 militares presos y torturados. Yo creo que Venezuela va a cambiar en algún momento y que sufrirá una transición complicada y violenta, pero que la habrá.

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