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Una presidencia francesa del Consejo de la Unión Europea dedicada a un mundo más solidario, más fraterno y más democrático

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Del 1° de enero al 30 de junio de 2022, Francia ejerce la presidencia del Consejo de la Unión Europea, sucediendo a Eslovenia, antes de entregarle el mando en julio del mismo año a la República Checa.

La Presidencia del Consejo de la Unión Europea no implica ninguna relación de autoridad sobre los demás miembros y las decisiones se toman según un principio de “codecisión”. Sin embargo, cuando asume la Presidencia, cada país le brinda a la Unión su energía para fortalecer el colectivo. Cada 13 años, uno de los 27 Estados miembros tiene la responsabilidad de presidir reuniones, buscar compromisos, rendir conclusiones y velar por la coherencia, la continuidad del proceso de decisión de la Unión Europea y la buena cooperación entre los Estados y con las demás instituciones de la Unión –el Parlamento Europeo de Estrasburgo y la Comisión Europea de Bruselas–. Ahora que le toca a Francia, queremos usar este espacio para impulsar una agenda de soberanía europea, retomando el llamado que hizo el presidente Emmanuel Macron en La Sorbona en 2017.

Recordemos el pasado

Sobre las ruinas aún humeantes de la Segunda Guerra Mundial, y en un espacio trastornado por la amplitud del conflicto, los “Padres fundadores”de la integración europea idearon lo que parecía imposible en este entonces. Dirigentes franceses, alemanes, italianos, belgas, holandeses y luxemburgueses emprendieron un proceso que, contra todo pronóstico inicial, funcionó y sigue funcionando.

Basada inicialmente en un acuerdo económico sobre el acero y el carbón (1951), la integración europea se afianzó en 1957 en Roma con la creación de la Comunidad Económica Europea. En 1979, la francesa Simone Veil asumió la primera presidencia de un Parlamento Europeo electo por los ciudadanos del bloque. En 1993, la integración se profundizó con la transformación de la CEE en la Unión Europea y en 2002 empezaron a circular los primeros billetes de la moneda europea, el euro. El sueño de un ideal compartido se hacía poco a poco realidad, atrayendo a cada vez más naciones europeas (de 6 al inicio a 27 hoy).

Como todo proceso de integración, el proyecto europeo ha sufrido cuestionamientos. El “no” francés al proyecto de Constitución europea en 2005 o el Brexit de 2019 han demostrado que el proyecto necesita siempre ser dinamizado y adaptado, tomando más en cuenta a las naciones y a los pueblos.

Miremos hacia adelante

Durante la pandemia de COVID-19, Europa ha mantenido su rumbo, ya sea en materia de vacunas o de reactivación económica. Pero la crisis sanitaria y sus consecuencias, las nuevas tensiones geopolíticas, el problema migratorio y el desafío climático han creado múltiples zonas de incertidumbre. En este contexto, el espacio soberano e integrado de la Unión Europea es una herramienta valiosa para aportar respuestas adecuadas y coordinadas que los Estados no siempre son capaces de formular solos. La Presidencia francesa pretende acelerar esta agenda movilizando a las juventudes europeas, acostumbradas al intercambio desde la creación del formidable programa de intercambios universitarios Erasmus en 1987.

Tal como lo ha expuesto el presidente francés Emmanuel Macron, la presidencia francesa del Consejo de la Unión Europea tendrá con tres prioridades claras: “recuperación, potencia y pertenencia”.

La primera prioridad de la Presidencia francesa será la recuperación económica, para salir de la crisis desatada por la pandemia de COVID-19 y desarrollar un nuevo modelo europeo de crecimiento adaptado a las transiciones ecológica y digital. En marzo, Francia organizará una Cumbre sobre la Europa de 2030 y su transformación en un continente de producción, innovación y creación de empleos. En materia de política industrial, la presidencia reforzará la ambición europea de soberanía tecnológica al completar planes de inversión y nuevas alianzas industriales en sectores críticos. En lo referente a las cuestiones medioambientales, promoveremos un impuesto sobre el carbono sobre las importaciones y lucharemos contra la deforestación importada. En febrero se celebrará una Cumbre sobre los Océanos para defender la biodiversidad y a Europa como gran potencia marítima. El modelo de crecimiento europeo deberá también tomar en cuenta la dimensión social, a través el objetivo de alcanzar una legislación europea sobre los ingresos mínimos.

La idea de potencia se refiere en primer lugar a la capacidad de defender y promover los valores e intereses de la Unión Europea. Nuestro objetivo es avanzar hacia una Europa más soberana, mediante el control de nuestras fronteras y una política de defensa común reforzada, que contribuya con la seguridad global y sea complementaria a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). También se trata de consolidar nuestra soberanía numérica, regulando las grandes plataformas mundiales y luchando contra la manipulación de la información, al igual que nuestra soberanía económica, para fortalecer la autonomía estratégica de Europa frente a otras potencias.

Por último, el concepto de pertenencia abarca la construcción de un imaginario europeo común basado en nuestra cultura, historia y valores compartidos. Por eso, se necesita una Europa más humana, más cercana a sus ciudadanos y más democrática al interno. La conclusión, en mayo de 2022, de los trabajos de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, será un punto culminante de nuestra presidencia. También lanzaremos una reflexión independiente sobre la historia de Europa y apoyaremos la creación de una Academia de Europa que reunirá a intelectuales de todas las disciplinas de los 27 Estados miembros. Por otra parte, 2022 será el Año Europeo de la Juventud y la presidencia francesa será la oportunidad de apoyar la ampliación del programa Erasmus y de iniciar la implementación concreta de una iniciativa destinada a establecer un servicio cívico europeo de seis meses abierto a todos los jóvenes menores de 25 años. Además, la Presidencia francesa propondrá también la extensión de la lista de infracciones europeas contra el racismo, el antisemitismo, las discriminaciones sexuales y la violencia contra las mujeres, trabajando así por una sociedad más inclusiva.

Esta Europa potente, soberana y humana debe profundizar su diálogo con el mundo. Hacia fuera, la Unión Europea, la presidencia francesa y los demás Estados miembros seguirán promoviendo una agenda basada en la promoción de los valores democráticos y de la solidaridad en todos los espacios. Seguiremos dando prioridad a la lucha contra la pandemia, especialmente a través de las donaciones de vacunas al mecanismo Covax, al cual Europa ha aportado más que cualquier otro actor. Trabajaremos para la preservación del medio ambiente, inclusive en la cuenca amazónica que Francia comparte con Venezuela. Promoveremos soluciones pacíficas a las crisis, apoyando la reanudación del diálogo entre venezolanos. Y seguiremos fieles a nuestro compromiso solidario, a través el apoyo que brindamos a la sociedad civil venezolana en temas de salud, alimentación, cultura, cooperación universitaria, derechos humanos, igualdad de género, inclusión social y defensa del medio ambiente.

Con Francia ejerciendo la presidencia del Consejo, nuestro norte será mantener la Unión Europea siempre a la altura de sus principios. Como dijo recientemente el presidente Emmanuel Macron, “nuestra capacidad de inventar un sueño posible, de hacerlo tangible y útil para nuestros conciudadanos es la clave de nuestro éxito”.

Para celebrar la presidencia francesa, el obelisco de la plaza Francia de Altamira se iluminará del azul de la bandera europea, este viernes 28 de enero a las 6.30 pm.

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