Durante décadas fue un éxito comercial y considerado un símbolo de la entretenimiento destinado para adultos. Playboy se instaló como una marca mundial, generando millones de dólares en ganancias. Sin embargo, tras bambalinas, el panorama dentro de la compañía era oscuro y lleno de capítulos de abusos hacia las mujeres.
Esa es la primicia de Secret of Playboy, el documental de la cadena estadounidense A&E que se estrenará el próximo 24 de enero en Estados Unidos.
La serie de 10 capítulos mostrará una decena de testimonios que exhibirán los abusos que se cometieron contra las mujeres que vivieron en la famosa casona del empresario Hugh Hefner.
Algunas de aquellas revelaciones fueron entregadas por las exnovias de Hefner, como Holly Madison y Sandra Theodore.
Esta última relata que Hefner, fallecido en 2017, «era un vampiro que chupó la vida a esas chicas durante décadas».
«Hefner fingió que no estaba involucrado en ningún uso de drogas duras en la mansión, pero eso era solo una mentira», aseguró. Según su relato, consumían Quaaludes (metacualona), un sedante que tiene efectos similares a los barbitúricos, muy popular entre los 60 y 70.
«Por lo general tomabas la mitad, porque si tomabas dos, te desmayabas. Los hombres sabían que podían hacer que las chicas hicieran casi cualquier cosa que quisieran si les daban un Quaalude», comenta Theodore.
Otro crudo relato lo entregó la actriz Linda Lovelace, conocida por ser la protagonista de la película pornográfica Garganta profunda. La artista confesó que fue tratada como «un pedazo de carne» y que la obligaron a tener prácticas zoofílicas con un perro mientras los amigos de Hefner, considerados clientes VIP, se reían.
Estos mismos amigos del empresario eran invitados a una noche llamada «Pig Night» (traducido como Noche de cerdas), donde llevaban a prostitutas, denominadas como «feas», para que tuvieran sexo con ellas.
Todos abusos que las autoridades de Estados Unidos, según informa el documental, hacían vista gorda y no investigaban los delitos y escándalos cometidos en la Mansión Hefner, lugar donde las mujeres fueron consideradas objetos.
«Era como un culto. Las mujeres habían sido preparadas y hechas para creer que eran parte de esta familia y él [Hefner] realmente creía que era el dueño de estas mujeres», asegura en uno de los testimonios más reveladores el exdirector de promociones de Playmate, Miki García.
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