La justicia australiana ha dado una lección al mundo en relación con el caso del tenista Novak Djokovic, uno que se cerró con la deportación del deportista serbio y su consecuente retiro del Abierto de Australia, uno de los cuatro más importantes en esa disciplina, los denominados Grand Slam.
Es importante recordar que los australianos han tenido que someterse durante muchos meses al confinamiento y a grandes restricciones; 90% de la población adulta ya tiene al menos 2 dosis de la vacuna, pero incluso así el país está atravesando un momento crítico con los contagios de ómicron.
Sin querer entrar en la polémica jurídica, que al final es irrelevante, lo trascendente de esto es que el propio tenista conocía cuáles eran las reglas del país y en qué consistían las excepciones, y a pesar de saber que no calificaba para ingresar a Australia, Djokovic decidió arriesgarse. Adicionalmente, como lo refiere la prensa, mintió a las autoridades al momento de su llegada al país al responder que no había viajado en los 14 días anteriores, cuando se sabe que había visitado Belgrado y Marbella.
El mundo atraviesa momentos realmente de dificultad, por una pandemia que ha complicado la vida al planeta entero, la comunidad científica internacional ha trabajado arduamente por aportar una solución, que no es otra que la vacuna y una inmensa mayoría ha seguido esos consejos,
Efectivamente, quienes no quieren vacunarse están en su derecho; sin embargo, tienen que someterse a las reglas pues nadie está por encima de la ley.
Desde mi punto de vista, Djokovic está utilizando su fama y toda su plataforma para promover su posición personal “antivacuna” y ello puede generar un efecto negativo en sus millones de seguidores, lo que es inaceptable, al igual que intentar victimizarse con lo sucedido.
Con toda la polémica el tenista también ha logrado generar un impasse entre los gobiernos de Serbia y Australia, y por ende un sentimiento encontrado entre los nacionales de ambos países, lo que no tiene perdón.
La ATP, como máximo representante del tenis profesional, no puede guardar silencio, tiene que adherirse a la comunidad científica internacional, a la Organización Mundial de la Salud y sobre todo tiene que motivar a sus afiliados para que respeten las normas de cada país donde se ejecutan los torneos.
Novak Djokovic le debe mucho al tenis, ha ganado mucho dinero, incluso en los tiempos de pandemia; pero esta actitud puede empañar su carrera, como ya ocurrió con otros deportistas en la historia.
Como dice Rafa Nadal: «Él fue el que tomó su propia decisión», a lo que yo agregaría: ¡Vacúnate y respeta a los demás!
@davidbittano
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