Podemos definir el rango democrático como el espacio que reúne a los libérrimos de pensamiento y hechos y a las estructuras que se generan bajo el criterio de libertad a sus máximas expresiones en grado superlativo.
En estadística, rango es la amplitud o recorrido de la dispersión de una variable, lo que quiere decir el distanciamiento de un conjunto de datos. Partimos de la base de que solo se puede ser demócrata si se es libérrimo, entendiendo que, a su vez, es condición sine qua non para ser libérrimo, la aceptación de la soberanía del pueblo que es una condición evidente para ejercer la libertad. Anteriormente hemos descrito clara y extensamente la definición de libérrimo desde el punto personal y sociopolítico. Como somos imperfectos y hay que huir de los maximalismos, de los supremacistas ideológicos y de los partidarios de lo políticamente correcto, vamos a aceptar como libérrimo a todo aquel que considereque piense y actúe en línea con la anterior definición.
Es lógico deducir que quien rechace políticamente o actúe contra los sistemas democráticos en el lugar y forma que sea no es libérrimo. Quien no crea en la igualdad de derechos del hombre, la total igualdad de mujer y hombre, el derecho a la libertad sexual, que daña o violenta aotras personas personal o colectivamente desde el poder económico o político no es libérrimo. Los terroristas no lo son, tampoco los asesinos, violadores, corruptos, ladrones y todos aquellos que incumplan de forma reiterada las leyes originadas desde estructuras políticas democráticas. La convicción de ser libérrimo es lo más importante pero además hay que actuar en consonancia. Mentir, trampear, manipular es una forma de corrupción. La lista de ejemplos es extensa, pero eso no quiere decir que por cometer un día un error nos transformemos en liberticidas. Ahora bien, si somos reiterativos y constantes en uno o varios errores somos en mayor o menor medida liberticidas. Cuando una persona comete un crimen y para ello ha contado con la ayuda o el apoyo de otro ese se transforma en cómplice y por lo tanto en criminal. Ambos criminales son liberticidas, evidentemente el que no es libérrimo es liberticida, al menos en parte. Esto no es un reparto de carnets, cada uno que se analice a sí mismo, pero es bueno que en el campo de la discusión en el parlamento global de las ideas tengamos claro quién es o actúa como libérrimo o liberticida. Por definición, los autoritarios, dictadores y tiranos son radicalmente liberticidas. Todos los supremacistas, del tipo que sean, son liberticidas, también todos los que ayudan o apoyan a los autoritarios, dictadores y tiranos o a sus estructuras de poder o sus acciones sonliberticidas. Todos aquellos que desde sus países supuestamente democráticos al apoyar o colaborar con sistemas dictatoriales se convierten en liberticidas. Aunque todos cometemos errores, un error no te convierte en liberticida, pero la continuidad y reiteración a lo largo del tiempo sí. No es lo mismo mentir o engañar a otra persona, que hacerlo a un colectivo o a todo un país o hacerlo desde el poder o hacerlo una vez o constantemente. El que desde el poder miente y trampea constantemente es, al menos, parcialmente liberticida. Las democracias que no son del todo perfectas y en las que existe la libertad de expresión y manifestación, así como la capacidad de operar a través de cualquier tipo de asociación, organización y partido político además de cualquier acción colectiva no puede tener ninguna justificación para realizar ningún tipo de acto violento por mucha razón que se crea tener. Cualquier acto de violencia contra personas y bienes ajenos, atentan contra la democracia y la libertad. Toda persona o grupo que ejerza o apoye y justifique actos de violencia son liberticidas. Los países actuales tienen ejércitos, policía y otras fuerzas de seguridad del Estado, todavía, por muy optimistas que seamos, no hemos podido llegar al nivel de desarrollo social y humanista en el que no sea necesario el uso de este tipo de fuerzas militares y policiales. Veo difícil conseguirlo en un plazo cuantificable, si es posible hasta el uso de la fuerza de orden público debería mejorar mucho con cada vez medios menos agresivos controlados y justos.
Cualquier uso de la violencia es muy difícil de controlar totalmente y actuar correctamente, aun así, los aparatos del Estado deben intentarlo al máximo. Es bueno para los países y sus habitantes que la sociedad controle, vigile y critique el más mínimo error de las estructuras policiales y en su caso pedir responsabilidades al gobierno, a los cuerpos policiales y a los policías que de una manera u otra se han excedido en su trabajo. Nunca debemos olvidar que existiendo democracia y métodos de protesta individual y colectiva estos son los primeros y verdaderos responsables del control de la violencia. Hay que entender que el monopolio de la utilización de la violencia, lo debe tener y lo tiene el Estado siempre que sea mínimamente democrático, si no lo es, no puede ejercer esa potestad, ni ninguna otra del Estado y de los distintos órganos de poder y gestión por la sencilla razón de que el pueblo no se las ha otorgado. En los países autoritarios, dictaduras y tiranías que han usurpado el poder del pueblo, la lucha contra el poder dictatorial es totalmente admisible, aunque para ello utilicen la violencia. Es siempre mejor si existe alguna posibilidad de presionar, buscar acuerdos y la puesta en marcha de procesos de transición en general.
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