Mientras ojos estaban puestos en el caso del tenista número uno del mundo Novak Djokovic y la política de vacunación contra el covid-19 para ingresar a Australia, Thiago Monteiro simplemente continuó con su entrenamiento para el Abierto que se disputa en ese país.
El brasileño, que ocupa el puesto 89 en el raking, realmente no podía correr el riesgo de que se le negara un lugar en el torneo, principalmente por el dinero que ganará solo por presentarse a su partido de primera ronda.
Pero no fue la estricta política de vacunación lo que llevó a Monteiro a vacunarse antes de la competencia.
«Mi decisión de vacunarme no tuvo nada que ver con el Abierto de Australia. Fue cuestión de protegerme a mí y a los demás«, le dice Monteiro a la BBC.
A su llegada a Australia, a Djokovic se le revocó la visa y se le ordenó que se quedara en un centro para migrantes por presuntamente no cumplir con las disposiciones de entrada establecidas a causa de la pandemia de covid-19 y que están relacionadas con la vacunación.
Sin embargo, este lunes un juez falló a su favor y el serbio ya está entrenando en las canchas australianas.
Disidencia de alto perfil
Al igual que Monteiro, más del 95% de los 100 mejores tenistas masculinos y el 80% de los jugadores hombres en general han recibido la doble vacunación, según la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP).
Pero esto es así desde que el Abierto de Australia anunció su política de vacunación obligatoria en octubre de 2021. Antes de ese anuncio, la proporción de jugadores masculinos vacunados era mucho menor, del 65%.
Las cifras más recientes emitidas por la Asociación de Tenis Femenino (WTA) revelan que más del 80% de las jugadoras han sido vacunadas dos veces. Para el 6 de enero de 2022, de las 100 mejores tenistas lo estaba el 85%.
Se han observado casos similares al de Djokovic en otros deportes, como el baloncesto, el golf y el fútbol.
Pero ¿por qué algunos atletas de élite, algunas de las personas más conscientes de la salud en el mundo, son tan reacios a recibir la inyección?
Es una pregunta que el mismo Monteiro lucha por responder.
Si bien se niega a nombrar a los colegas que estaban dándole largas a la medida, admite que es bastante desconcertante escuchar a los atletas profesionales cuestionar los consejos científicos.
«Realmente no sé por qué sucede, pero sospecho que es una consecuencia de toda la desinformación que circula«, reflexiona.
El doctor Darren Briton, psicólogo deportivo de la Universidad de Solent, en Reino Unido, dice que el primer paso para comprender esta vacilación es darse cuenta de que los atletas tienden a estar mucho más preocupados por sus cuerpos que la mayoría de nosotros.
«Para los atletas, sus cuerpos son su bien más preciado«, explica Britton.
«Es probable que algunos de ellos duden en ponerse una vacuna si no se les ha proporcionado suficiente información o si han sido mal informados».
«Hubo preocupaciones iniciales, por ejemplo, sobre si la vacuna podría afectar su desempeño o incluso aparecer en las pruebas antidopaje», agrega.
El año pasado, Djokovic dijo que estaba «en contra de la vacunación».
Expertos como Britton creen que la situación se amplifica si un nombre de alto perfil como Djokovic cuestiona públicamente la vacuna.
Una situación similar se presentó en la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) en Estados Unidos.
La NFL dijo que más de 90% de sus jugadores están doblemente vacunados, pero una de sus estrellas, Aaron Rodgers, respaldó de manera controvertida la homeopatía como una forma alternativa de inmunización contra la covid-19.
También fue acusado de engañar al público acerca de la vacunación.
Y parece haber dudas sobre las vacunas en el fútbol inglés, con múltiples partidos pospuestos debido a los brotes de covid-19.
En Reino Unido, una encuesta realizada por la Liga de Fútbol de Inglaterra, el organismo rector de las divisiones inferiores, reveló a finales de diciembre que una cuarta parte de los jugadores de sus 72 equipos profesionales «no tienen intención de vacunarse«.
En la Liga Premier, la división más importante del país, el 23% de los jugadores no ha recibido la segunda dosis o, incluso, la primera.
Los atletas también son susceptibles a las teorías de la conspiración
«Tendemos a pensar en los atletas como superhumanos, pero son tan susceptibles a la información incorrecta o a las teorías de conspiración como cualquiera de nosotros», explica Gavin Weedon, profesor titular de Deporte, Salud y Cuerpo en la Universidad de Nottingham Trent.
Weedon, quien es el coordinador de un nuevo programa de estudios que se centrará específicamente en la vacilación que existe entre los atletas sobre las vacunas, advierte que los deportistas no deben ser señalados en el debate sobre la inmunización.
«Todavía tendríamos dudas generalizadas sobre las vacunas en el mundo incluso si Novak Djokovic no hubiera dicho nada al respecto», indica.
Pero el experto está de acuerdo en que la disidencia de alto perfil contra las vacunas no es útil para los esfuerzos de las autoridades por aumentar las tasas de inmunización.
«Ya sea con intención o no, Djokovic se convirtió en un ejemplo del escepticismo sobre las vacunas debido a su estatus y posiblemente a sus expresiones y puntos de vista».
Con algunas autoridades haciendo la vacunación obligatoria y organismos deportivos e incluso equipos ayudando a impulsar la aceptación de la inmunización entre los atletas, Darren Britton advierte que es una solución que también puede obstaculizar los esfuerzos para tener a los atletas como «embajadores de la vacunación».
«Cuanto más intentes hacer que algo sea obligatorio, más personas se resistirán a ello», dice Britton.
«Si quieres que los atletas den el ejemplo, realmente necesitas tratar de educarlos».
No vacunarse nunca fue una opción para Thiago Monteiro.
Además de tener una madre con una salud frágil, se sorprendió por la gran cantidad de muertes relacionadas con la covid en su Brasil natal (más de 600.000).
Pero, sin nombrar específicamente a Djokovic, el número uno brasileño dice que los jugadores deberían reflexionar sobre la repercusión de sus acciones.
«La gente puede opinar sobre la vacuna, aunque está más que probado que salva vidas».
«Pero sé que muchas personas en todo el mundo nos están mirando. Si realmente tenemos el poder de influir en ellos, asegurémonos de que sea en el buen sentido».
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