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Nicolás Maduro y el madurismo pierden el control sobre Venezuela

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Gentil Duarte

El año 2022 comienza en una manera de país arrasado que ha sido originado por Nicolás Maduro y el madurismo, o sea, la cúpula integrada por Diosdado Cabello y Delcy Rodríguez en el plano civil; con Vladimir Padrino López encabezando el sector militar, y con una fiscalía que sólo “investiga” muertes por maltrato animal, con un Tarek William Saab totalmente fuera de contexto en el campo de sus investigaciones, y ni hablar de una “asamblea nacional” con Jorge Rodríguez, que al igual que el Ministerio Público solo tiene una afasia ante la violencia que se ha apoderado de las regiones, posición secundada por “diputados de oposición” como José Brito o Bernabé Gutiérrez cuya evidente ramplonería solo es parte del cultivo de corrupción y abandono en que en encuentra Venezuela.

En efecto, ver cómo delincuentes, finalizando 2021, se caen a plomo en el estacionamiento de un concurrido supermercado en Cagua, estado Aragua, donde las conocidas mafias de esa entidad federal imponen el modus operandi a la gente y los comerciantes de la región, y sin que exista autoridad que mencione si existen investigados o detenidos, a pesar de las incuestionables imágenes de gente lanzándose al piso buscando preservar sus vidas, y otras no tan afortunadas que son heridas en sus propias residencias, como producto de los disparos sin cuartel que desatan el terror en la población, demuestran que los criminales dominan a su antojo el centro del país, zona que también se ha visto sacudida por el asalto de autobuses en rutas largas por grupos armados que actúan con máxima impunidad.

¡Claro! Que así como se cierra un año, no debe extrañarnos que el inicio en 2022 se haya visto marcado con el infierno en Barrancas del Orinoco estado Monagas, cuya similitud está plasmada con el nombre de En el Brazo del Río, esa monumental novela de la escritora colombiana Marbel Sandoval que narra la masacre ocurrida a orillas del río Magdalena en la nación neogranadina, también a comienzos de 1984, un 12 de enero, y cuya barbarie es una acción que por las características de los hechos, no deja dudas de que son irregulares colombianos que han tomado esa zona, y que también deja evidencia de que la llamada Guardia Nacional no tiene injerencia alguna sobre la navegación del Orinoco, porque solo tales grupos terroristas tendrían la oportunidad de arremeter contra la población sobre el cauce de navegación que se supone, debería ser el más vigilado por lo que el madurismo denomina “fuerza armada”.

En tales episodios, si fuera poco lo narrado,  la “fiesta” de los violentos que pareciera no tienen quienes se les enfrente en cualquier región del país, otro grupo de criminales armados, en esta ocasión tripulando en varias embarcaciones, dispararon en horas nocturnas del propio 1 de enero de 2022 contra efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, los cuales estaban en áreas cercanas de las orillas de lago de Maracaibo, en el espacio de sector Punta Iguana, municipio Santa Rita del estado Zulia, y donde terminó asesinado un teniente de apellido González de la mencionada “fuerza”. O sea, que estos terroristas están mejor armados y dotados contra los responsables de “defender” lo que el madurismo tanto se jacta en llamar “soberanía”, y cuyos hechos, como los anteriores no tienen una versión oficial de investigación.

Y si la violencia generada por tales hechos resultara “normal” para el madurismo, es decir, en una suerte de “dejar hacer, dejar pasar”, los hechos registrados el 2 de enero de 2022 en la frontera de Apure con Colombia, fueron los que terminaron de evidenciar que nuestro territorio está prácticamente desguarnecido, cuando grupos guerrilleros asesinaron a varios individuos tanto en el Arauca colombiano, como en espacios del estado llanero. De hecho, nadie del madurismo ha podido desmentir las palabras de Sebastiana Barráez al decir sobre estos hechos: “El Nula, pueblo de Apure, ayer permanecía atípicamente solitario. La gente se resguardó en sus casas y otros prefirieron salir del lugar, después que el cadáver de uno de los hombres asesinados fue dejado en el basurero antes de llegar al pueblo…”, destacando en imágenes que nuestros soldados de esa región, ni siquiera tienen transporte para dirigirse a determinados espacios en ese estado, y lo más grave del asunto es ver el silencio de la cúpula civil y militar del madurismo ante una parte de un comunicado de las FARC en el cual mencionan: “A partir de las 12:00 am horas del día 3 de enero de 2022 decretamos paro armado indefinido en todo el departamento de Arauca. Hemos ordenado a todas nuestras unidades, urbanas y combatientes que todo lo que simpatice, milite, dirigencia política, comunales, con el ELN será objetivo militar”. O sea, que aquellos venezolanos que forzosamente interactúan en la frontera y del lado del estado Apure, que lleguen a ser considerados por tales criminales como “simpatizantes del ELN” están amenazados de muerte ¿Y así piensa el madurismo que el país se pueda defender de los grupos irregulares o mercenarios? ¡Por favor!

La oscuridad de toda esta bazofia criminal y militar en que se ha convertido Venezuela, y en particular sobre estos hechos tiene su paroxismo en las infelices frases de Vladimir Padrino López cuando afirma: “La FANB, que ya se encuentra desplegada en los municipios fronterizos con el departamento de Arauca, ha elevado su nivel de alerta ante los acontecimientos al otro lado de la frontera para proteger al pueblo y responder contundentemente ante cualquier agresión a nuestra soberanía”; verbigracia, ante tales palabras nos preguntamos: ¿Si la FANB ya se encuentra “desplegada”, era que antes no lo estaba? ¿Qué implica “elevar” el nivel de alerta, cuando vemos que efectivos son atacados en lanchas en Zulia, uno de ellos es asesinado, y otros no tienen ni medios de transporte en plena frontera con Colombia? ¿Qué es proteger al pueblo? ¿Dejar que se imponga un toque de queda forzado por la misma gente ante la ausencia de quienes puedan defenderlos?

Y ante las palabras de Vladimir Padrino López, como ministro de la “defensa” del madurismo, surge la contraparte de sus funciones en Colombia, esta vez por intermedio de Diego Molano quien asegura: “La acción criminal que dejó 23 muertos inició por la disputa que se está dando en Venezuela entre la alianza del ELN y la Segunda Marquetalia contra disidencias de Farc”⁷, y que además afirman desde Colombia que fue el asesinato de Álvaro Padilla Tarazona, alias “Mazamorro”, responsable del Frente “Domingo Laín Sanez” desde Venezuela, lo que habría originado que en pocas horas se haya dado la masacre de 24 individuos en Arauca, que según las autoridades colombianas, tuvo su génesis con la muerte del mencionado terrorista en El Nula, Apure, este 2 de enero de 2022 por parte de la disidencia número 10 de las FARC, y cuyo máximo jerarca de ese grupo criminal está representado Gentil Duarte.

En síntesis, el 2022 comienza con una Venezuela que en la zona central de Aragua,  Carabobo y Miranda está tomada por criminales al estilo de Valentin Santana y su grupo de encapuchados armados, autodenominados “La Piedrita”, que también mantienen sitiado el oeste de Caracas, en los sectores del 23 de Enero y Catia, y grupo de mafias denominados “sindicatos”, quienes junto con irregulares y guerrilleros colombianos de las disidencias de las FARC y el ELN atacan sin resistencia el centro, el norte, el  sur, el este,  y oeste del país, mientras nuestros militares son asesinados y los que “custodian” tales zonas, simplemente están inertes ante los terroristas. Nicolás Maduro y el madurismo han perdido el control sobre Venezuela.

@vivassantanaj_

 

 

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