El mexicano Guillermo del Toro se llevó el año pasado el León de Oro de Venecia por La forma del agua y este año, como presidente del jurado, podría darle el premio a un compatriota, porque Alfonso Cuarón, con Roma, y Carlos Ryegadas, con Nuestro tiempo, son los grandes favoritos.
Con permiso del húngaro László Nemes, con Sunset, y de la australiana Jennifer Kent, cuyo The Nightingale ha gustado y se beneficiaría de ser la única mujer en la competición oficial en el año del gran movimiento por la igualdad.
La decisión recaerá en Del Toro y en el resto de los componentes del jurado -Naomi Watts, Trine Dyrholm, Nicole Garcia, Malgorzata Szumowska, Sylvia Chang, Christoph Waltz, Paolo Genovese, y Taika Waititi-, que mañana anunciarán el palmarés de la 75 edición de la Mostra.
Entre los periodistas que siguen el festival la película que más unanimidad concita para llevarse el León de Oro es Roma, la historia en blanco y negro con la que Cuarón cuenta delicadamente el México de su infancia. Pero Reygadas también ha gustado mucho en el que es además su debut como actor, con un retrato de una pareja en crisis y de la relación del ser humano con la naturaleza brillantemente narrada. El problema es que Del Toro es mexicano y además íntimo amigo de Cuarón, por lo que se podría ver como nepotismo un León de Oro a un compatriota, aunque el presidente del jurado aseguró al inicio del festival que juzgaría solo por lo que está en el rectángulo de la pantalla.
En cualquier caso, y en una edición irregular desde el punto de vista cinematográfico, las dos películas mexicanas a competición han sido claramente las más destacadas junto al fresco con el que Nemes retrata el comienzo del siglo XX en su película.
El filme de Kent cuenta con la gran baza a su favor de que su realizadora es una mujer y que además denuncia los abusos cometidos contra la mujer, pero también contra los aborígenes de Tasmania, un tema poco tratado en el cine. Pero si se tienen en cuenta los gustos del público, el León de Oro debería ir a Never Look Away, una larguísima película del alemán Florian Henckel von Donnersmarck que sigue la vida de un pintor desde su infancia en la Alemania nazi hasta su huida de Berlín Este. Una película que, sin embargo, está entre las menos valoradas por la crítica, al igual que la segunda favorita del público, The Sisters Brothers, un western tragicómico del francés Jacques Audiard protagonizado por Joaquin Phoenix y John C. Reilly, una historia muy comercial con un excelente reparto.
En cuanto a las interpretaciones, hay unanimidad en que las mejores del festival han sido las de Olivia Colman, como la reina Ana en la Inglaterra del siglo XVIII en The Favorite, del griego Yorgos Lanthimos, y la de Willem Dafoe como Van Gogh en At Eternity’s Gate, de Julian Schnabel. Otras interpretaciones destacadas son las de la joven Aisling Franciosi, que debuta en el cine con The Nightingale; Juli Jakab en el filme de Nemes, o la mexicana Yalitza Aparicio, una profesora metida a actriz por la insistencia de Cuarón.
Y entre los hombres también ha sorprendido Reilly, un actor poco reconocido pero que es un especialista en brillar en pequeños papeles. Esta vez lo hace en el filme de Audiard, donde todos sus protagonistas masculinos podrían hacerse con una Copa Volpi conjunta.
Del resto del filmes en competición, Suspiria, de Luca Guadagnino podría ganar por su potencia visual y porque es la más rara y 22 July porque el terrorismo es uno de los temas que más preocupan hoy en día y Paul Greengrass sabe dar tensión a sus narraciones.
Sin opciones parecen la esperada película de inauguración, First Man, de Damien Chazelle; Peterloo, de Mike Leigh, o la argentina Acusada, de Gonzalo Tobal. Y en un punto intermedio se sitúan la francesa Doubles Vies, de Olivier Assayas, que destaca sobre todo por el guion, o Vox Lux, la historia de una estrella del pop interpretada por Natalie Portman que ha provocado división de opiniones.
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