Como latinoamericano, y miembro del Partido Popular, celebro la iniciativa del presidente Pablo Casado; ya era hora de tener una línea de acción conjunta en todos los territorios hispanos.
El populismo de izquierda, que tanto daño ha hecho a nuestros países latinoamericanos, está más unido que nunca. No son de extrañar los 39 viajes públicos que ha realizado José Luis Rodríguez Zapatero a Venezuela y el ya conocido encuentro entre el número 2 del gobierno de Sánchez con la número 2 del gobierno de Nicolás Maduro; que, por cierto, no la han dejado entrar a Holanda por las sanciones de la Unión Europea esta semana, pero aquí sacamos la alfombra roja para recibir a una violadora de derechos humanos.
Aunque esto lo tenemos presente, está claro que la centro-derecha no está unida y es momento de alzar nuestras voces para lograr que los votantes vean un movimiento internacional que muestre el funcionamiento de nuestras políticas en un marco mucho más global.
Está claro que es necesario que este modelo, el del PP iberoamericano, tenga rasgos locales y líneas comunes, algo parecido al modelo del PP europeo (aunque nuestros países americanos y España se parecen mucho más que España a Alemania). Según mi punto de vista, este modelo puede ser mucho más funcional que el mismo modelo importado a Europa.
Es imprescindible que los partidos que se unan a esta plataforma política internacional tengan unas líneas fuertes en los siguientes temas:
1) La lucha contra la corrupción. Es imposible establecer una plataforma unitaria si no se lucha con el principal problema de los países latinos. La corrupción ha hecho estragos en las políticas locales de Hispanoamérica. No es que los de izquierda no sean corruptos, todo lo contrario, puede que hasta lo sean más, pero comunicacionalmente saben esconder mejor sus escándalos. No se puede iniciar este proyecto si esta línea anticorrupción no se establece.
Una persona corrupta, en esta plataforma, debe ser retirada inmediatamente y ser juzgada con todo el peso de la ley. No podemos perdonar a ninguna persona que le quite los recursos a los ciudadanos.
2) Línea económica idéntica en todos los territorios. La España de Aznar y la Madrid de Ayuso muestran el camino y este es claro: la inversión, la ayuda a los autónomos, la bajada de impuestos masiva y una política financiera para los ciudadanos, son políticas que representan la clave del éxito de nuestro proyecto futuro. Menos impuestos, más ayudas, más empresas, más empleo, más contribuyentes, mayor recaudación y mejores servicios públicos; es así de sencillo.
3) Una apuesta por la descentralización. Es imperativo que los gobiernos entiendan que las mejoras al ciudadano se logran llevando el gobierno a lo más local. La mejor forma de crear políticas públicas de calidad es sabiendo qué es lo que nuestros ciudadanos necesitan. La información debe venir de abajo hacia arriba, no de arriba hacia abajo.
4) La creación de oportunidades. No es darles el pescado, es enseñarles a pescar; es necesario crear una educación de calidad y especializada. No todos nacemos para ser abogados, médicos o físicos, por lo cual es necesario crear un abanico de herramientas en la que el ciudadano pueda escoger y, lograr así, crecer en el área que quiera desarrollar. Las ayudas sociales crean sociedades más justas, siempre y cuando ayuden a igualar en oportunidades a los ciudadanos. Todos debemos partir en igualdad de condiciones y llegaremos adonde nosotros decidamos llegar, siempre por medio del esfuerzo que dediquemos.
5) Proyectos comunes en educación, trabajo, inversión, vivienda y sanidad. Una educación pública de calidad, una sanidad pública de primera, una política lógica de inversión de los recursos limitados del Estado y mejoras en los índices de trabajo, son políticas necesarias y transversales que todos debemos poner en funcionamiento al llegar a nuestros gobiernos.
Considero que estas son las líneas básicas que debemos desarrollar en este modelo iberoamericano que queremos desarrollar en el futuro cercano.
Los modelos de Casado y del Partido Popular son exportables a cualquiera de nuestros territorios latinoamericanos. Solo hace falta poner voluntad y trabajo para lograr todos estos objetivos en poco tiempo.
Hagamos que Hispanoamérica sea grande otra vez. Nunca será intervencionismo implantar políticas que funcionan; más bien, la izquierda ha implantado un solo modelo en el último siglo: el de miseria y destrucción. Ningún país socialista, o comunista, ha triunfado sin implementar políticas liberales y de derecha. En nuestro caso, nuestro objetivo no es imponer, es trabajar en lo local la implementación de políticas parecidas, pero siempre entendiendo el contexto y la realidad de cada zona, ciudad o país.
Desde mi posición, estaré trabajando arduamente en lograr que esto se implemente. No podemos dejar perder esta oportunidad. No dejaré nunca de luchar por una Latinoamérica más próspera y por una España mucho más grande. Creemos en este camino, conocemos qué funciona y, con el esfuerzo de todos nuestros territorios, lograremos la mejora de todos nuestros países y de toda nuestra gente.
Nunca dejaré de creer en el potencial que tenemos unidos. La unión de nuestra cultura, lengua y de nuestra idiosincrasia común nos hará más fuertes que cualquier otra unión de países que exista en la actualidad. Esto lo creo así porque no compartimos solo un interés económico, compartimos una cultura común de siglos. A España no hay que verla como la madre patria, sino como nuestra hermana patria que viene a crecer con nosotros.
Una unión real, una estrategia común, una región más próspera, un mundo más justo y una oportunidad única de encontrarnos como iguales.
Que viva Latinoamérica y que viva España.
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