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Ser libre no es ser menos sino más

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En un escenario en el que la libertad se da por asumida, es hacer lo que se debe, con medios y elecciones libres, libertad de expresión y albedrío, libre mercado, sin trampas, prohibiciones ni obstáculos más allá del principio fundamental, “el derecho de cada uno termina donde comienza el de los demás”. Hacer uso virtuoso, íntegro, probo de la libertad, ésta llegando a su máximo y, sin embargo, se continua violando. Hay, a la vez, legitimación y desprestigio de límites. No obstante, son pocos quienes los practican realmente. El aventurero ha dado paso al turista y el artista, adalid histórico de la libertad, ha cedido honores al emprendedor, que no rinde cuentas.

Ser libre es tener la opción de cavilar lo que se quiera de todo y de todos, incluso con furia, pero sin agredir. Se tiene derecho de pensar como apetezca y los demás a no ser agredidos por ser como son. Las contradicciones son signo de libertad. La vida es tan paradójica que soñamos con liberarla de convenciones que, si desaparecieran, revelarían la imposibilidad de vivir. No podemos soportar la libertad y esclavitud total, por eso atinamos soluciones parciales mediante liberaciones ocasionales. Hay que despojarse de los mitos de la libertad, como primer paso de este camino tortuoso que supone ser libre. Nos mantienen en un estado de falsa conciencia, ofreciendo que estamos en una sociedad libre pero preguntamos ¿cuánta libertad tenemos?, ¿cuáles sus límites? y ¿por qué no tenemos más?

Ser libre es poder circular, sin pedir permiso, exigir a las autoridades calidad y libertad de uso. Educar a los hijos de acuerdo con el criterio de los padres cuando la educación no quebrante pautas básicas. Nadie puede ser obligado a educar o ser educado bajo determinadas normas morales o religiosas. La ética, conducta y religión son derechos, no obligaciones.

Ser libre es mucho más que un deber. La libertad es un regalo que implica compromiso. Se es independiente para formar parte de una sociedad, y dentro de ella hay normas, acuerdos de convivencia y colaboración de responsabilidad común. Si se piensa diferente, la libertad invita a exponer ideas, críticas, sugerencias, ser escuchado y tomado en cuenta. No hay obligación de cambiar de pensamiento, hay derecho a ser atendido sin cortapisas, pero cada quien tiene el mismo derecho, nadie puede imponer actitudes. Formar parte de una colectividad significa libertad para convivir y el derecho de cada miembro del grupo a que los demás respeten su derecho a vivir y ejercer la vida, con el deber de sustentarlos. A medida que se avanza en el camino hacia a la libertad todo se complica. Este viaje interminable ha de comenzar siempre.

Respetar y acatar la Constitución es el ejercicio del derecho a convivir, y los códigos son normas de conducta que marcan caminos para defender a cada uno a vivir bajo esas leyes. Cuando hay diferencias de interpretación, o un ciudadano resulta afectado por otro, jueces imparciales son responsables en decidir quién posee la razón, quién debe ser protegido y quién castigado.

Tal vez despierte creyéndose libre, quizá ni piensa en este concepto a la altura de la justicia e igualdad. Podrá expresarse libremente en una red social. Puede opinar con posibilidad de que alguien lo escuche. No repara en la libertad -o la da por asumida- porque su lenguaje impregna nuestra vida.

El ideal de libertad ha sido desplazado, estirado, retorcido, desgarrado, hábilmente moldeado para adecuarse a los intereses de los que tienen el poder para darle forma. La libertad se ha usado como máscara seductora de un sistema que promueve su contrario. El engaño de que vivimos en sociedades libres y democráticas porque permiten que voces diferentes se expresen y elijan su información. No podemos conformarnos, esa afirmación es una verdad que contiene ilusión; habla de libertad formal y no sustancial. Si damos, la libertad por obtenida, es irreal, somos víctimas de manipulaciones feroces que, además, intentan hacernos creer libres.

El deseo de libertad no se extingue, el socialismo-comunismo-castrista nos ha robado la sensación -incluso el sentimiento- de ser libres. Por eso, ejercer la libertad, es ser más. El ser humano es libre a conciencia, no sólo por simple instinto natural. Ser libre es mucho más que un derecho, es un compromiso personal.

Apostar por la libertad exige siempre un salto al vacío. Luchamos poco por ella, creemos que ya somos libres, con Internet, o tomando decisiones pensando que nada nos condiciona cuando, es habitual, que nuestras respuestas sigan patrones a los que somos ciegos y sordos.

@ArmandoMartini

 

 

 

 

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