En menos de 60 horas, entre el 4 y el 7 de diciembre pasados, hombres camuflados y algunos con brazaletes eliminaron a dos de los más sanguinarios cabecillas de las llamadas disidencias Segunda Marquetalia de las antiguas FARC. En medio de versiones encontradas y del silencio del régimen venezolano, organismos de inteligencia colombianos confirmaron que Henry Castellanos, alias Romaña, el guerrillero que aterrorizó al vecino país con los secuestros selectivos y las llamadas pescas milagrosas; y Hernán Darío Velázquez, el Paisa, el letal jefe de la columna Teófilo Forero, estaban muertos.
Dos fotos nítidas del cuerpo de Romaña, reveladas en exclusiva por El Tiempo, y posteriores declaraciones del ministro de Defensa colombiano, Diego Molano, se encargaron de confirmar que al otro lado de la frontera fueron aniquilados el segundo y tercero al mando de la llamada banda de Luciano Marín, alias Iván Márquez.
Este último, tras ser jefe negociador de las FARC en Cuba, se apartó del proceso de paz tras enterarse de que Estados Unidos y Colombia investigaban sus oscuros pasos, bajo el ropaje de desmovilizado.
En menos de un año, Márquez ya tenía armado un ejército de 700 hombres, incluidos el beligerante y fugitivo Jesús Santrich, el narcotraficante Jhon 40, alias el Paisa, Romaña y el Zarco Aldinever.
Con fusiles de asalto israelíes y austriacos, que exhibían en videos, empezaron a lanzar amenazas de muerte contra el presidente Iván Duque y planes de atentados en ciudades capitales. En paralelo, comenzaron a traficar cerca de tres toneladas de cocaína semanales desde la región del Catatumbo, que salen por Venezuela.
Degradados y en la mira
Pero el discurso de Iván Márquez y la seguridad que tenían en Venezuela cambiaron radicalmente hace algunos meses.
El Tiempo estableció que antes de morir, el Paisa recién se estaba reacomodando en un campamento cercano a la ciudad de Elorza, estado de Apure, ubicada a 4 horas por carretera de Arauquita (Arauca).
Durante varios meses, su patrón, Iván Márquez, lo envió a la zona de Machiques (estado Zulia) a averiguar cómo había sido ultimado el camarada Santrich, el 17 de mayo pasado, en un campamento a menos de 10 minutos de una base militar venezolana.
El Paisa ordenó degradar y someter a trabajos forzados a los encargados de la seguridad de Santrich: alias Villa y alias Gonzalo Chalo.
“Regresó al estado de Apure con información según la cual varios miembros de la Guardia Nacional Bolivariana habían sido sobornados para entregar la ubicación del campamento de Santrich. Además, que una mujer había servido de anzuelo para que un comando armado de militares y policías colombianos lo atacaran usando granadas y fusiles del Ejército venezolano”, le dijo a El Tiempo una fuente en Caracas.
Esa versión, que no ha tenido eco en ninguna fuente oficial, se suma a la que señala que cazarrecompensas habrían ejecutado el ataque. En todo caso, y también sin evidencia, el Paisa pregonaba que inteligencia colombiana había planeado el golpe de mano contra Santrich y que creía que otros cabecillas ya estaban infiltrados.
El Tiempo estableció que antes de Santrich 25 hombres tenían planeado ir primero por Romaña y cobrar la recompensa de 3.000 millones por su cabeza. En ese momento, el ex FARC ya se había ubicado cerca de la frontera con Arauca para cerrar negocios de narcotráfico.
Este diario obtuvo de manera exclusiva un video en el que Romaña habla con dos emisarios de la mafia de pagar impuestos por cargamentos que venía sacando por una pista clandestina que él operaba.
En las imágenes se ve al otrora guerrillero de la boina del Che Guevara —que azotaba a la élite colombiana con secuestros exprés— con sobrepeso, en el solar de una casa de tejas de zinc, sonriendo mientras le advertían que había que pagarles a miembros del gobierno venezolano por sacar los alijos.
Una de las hipótesis que se evalúa sobre cómo llegaron hombres armados hasta su campamento es que esos emisarios trabajaban para Jorge Eliécer Jiménez, alias Arturo o Jerónimo, cabecilla del frente Décimo de las ex FARC y archienemigo de la Segunda Marquetalia. Ellos habrían entregado las coordenadas.
Otra hipótesis es que uno de los mecánicos que Romaña llevó a su guarida para hacerles mantenimiento a camionetas 4×4 que se había robado en Colombia (como hacía en el Caguán, Caquetá) fue seguido.
Pero la ejecución impecable del golpe volvió a agitar la versión de la supuesta participación de comandos entrenados.
En el caso de el Paisa, el director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, aseguró que unas caletas repletas de dólares, producto de las ventas de cargamentos de cocaína, fueron el imán para que un comando llegara hasta su zona campamentaria, en una especie de ajuste de cuentas de la mafia.
Versiones indican que fue atacado con cargas explosivas. El Tiempo supo que semanas atrás el Paisa y Romaña asistieron a una cumbre mafiosa para zanjar diferencias con Arturo, del frente Décimo.
“Desde que Arturo les mató 8 militares a las Fuerzas Especiales venezolanas y les secuestró (por un mes) a 8 más, es el amo y señor de la región. Le asignaron un área para traficar, a cambio de las liberaciones de los militares”, agregó la fuente en Caracas.
En esa minicumbre, a la que también asistieron cabecillas del ELN, intentaron llegar a un acuerdo sobre el manejo de narco-rutas y clientes, incluidos mafiosos del cartel de los Balcanes y de los de México.
La reunión fue monitoreada por miembros de las Regiones Estratégicas de Defensa Integral (REDI) y de las Zonas Operativas de Defensa Integral (ZODI), que entregaron datos a cambio de sobornos.
El resto sucedió en cuestión de 10 minutos. Detonaciones y ráfagas les pusieron fin a el Paisa y tres días después a Romaña. Al parecer, algunas balas las dispararon sus hombres.
“Por acá todo quedó bastante delicadito (…) Eso lo manejaron el Ejecutivo nacional, el gobierno, y hasta ahí. Estuvieron más que todo efectivos militares por parte del gobierno venezolano y, al otro lado, militares colombianos, resguardando la zona después de lo sucedido”, dijo un oficial venezolano que pidió reservar su nombre.
Y agregó: “Según gente de la zona, hubo muchas bajas. Esos datos quedaron internos dentro del gobierno. No se supo por qué fue la pelea”.
¿Y Márquez?
Con su tropa ilegal herida de muerte y una recompensa por su cabeza de 10 millones de dólares, Iván Márquez fue notificado de que Venezuela ya no es un territorio seguro. De hecho, se verifican versiones según las cuales ya se movió a Cuba, en busca de protección.
Lo que sí está confirmado es que abandonó su zona campamentaria, el martes en la noche, tras confirmar la muerte de Romaña. Fuentes de inteligencia le señalaron a El Tiempo que Márquez se alejó de su campamento, en área rural de Elorza, y se habría trasladado al estado de Amazonas, donde está Jhon 40.
“El jefe de la Segunda Marquetalia estaría paranoico por la seguidilla de muertes de sus cabecillas y con la idea de que será traicionado por sus propios hombres y entregado a las disidencias del Décimo frente. Por eso, solo se está moviendo con siete hombres de su primer anillo de seguridad”, explicó una fuente de inteligencia.
Y recordó que hace tan solo un par de semanas Márquez cambió su discurso guerrerista y envió un mensaje asegurando que el próximo gobierno debía intentar un nuevo diálogo con todos los actores armados.
Él sabe que para matar a Romaña, al Paisa y a Santrich se sirvió un coctel que incluyó la tentación por el pago de recompensas. Pero también corrupción de fuerzas estratégicas del Ejército venezolano, el guiño de un poderoso del país y una infiltración sostenida, costosa y quirúrgica por parte de expertos.
“A Iván Márquez solo le queda un camino. O se somete a la justicia o terminará neutralizado o en lo que terminaron sus delincuentes compañeros en Venezuela”, sentenció el ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, en entrevista con El Tiempo.
Cumbre mafiosa
A instancias del régimen de Nicolás Maduro, las disidencias Segunda Marquetalia, el ELN y el grupo de Gentil Duarte fueron a una reunión en Maracay, estado Aragua, el 20 de septiembre pasado.
“Se trató de propiciar un acercamiento entre la Segunda Marquetalia y las otras disidencias. (Nicolás) Maduro les ha exigido que se reconcilien, si quieren contar con su apoyo”, señaló una fuente.
El encuentro fue en una hacienda y en representación de las disidencias de Gentil Duarte estuvo un hijo de alias Iván Mordisco. Además, asistieron como garantes un general del Comando Estratégico Operacional venezolano (CEO) y un supuesto delegado del general Vladimir Padrino.
Como parte del reacomodamiento de estas organizaciones, Venezuela les solicitó a sus cabecillas la reubicación de tropas de las disidencias y del ELN que estaban en una extensa propiedad en los alrededores de Elorza, estado Apure, muy cerca de donde se encontraba Romaña. Ese predio, según dijeron, estaba conectado a Diosdado Cabello, el segundo hombre del régimen. Además, se llegó a un acuerdo de no agresión. Tras las muertes de Romaña y el Paisa, el régimen evalúa si rompieron el pacto.
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