En la historia de Venezuela siempre ha existido la idea de que la ciudad de Valencia siempre fue afecta a la Corona española durante los siglos XVII, XVIII y XIX.
Pero tal situación no fue fortuita, sino que alrededor de ella se fueron uniendo varias circunstancias que apuntan hacia ese pensamiento, comenzando por la carta de nacimiento de esta ciudad, la cual es la única de todas las provincias que conformaron la Capitanía General de Venezuela, que fue bautizada con el nombre de “Nueva Valencia del Rey”.
Otro aspecto interesante a resaltar es que en su escudo de armas original se incluyeron el “águila bicéfala” que es el símbolo de la unión del Imperio español y Sacro Imperio Romano Germánico, las columnas de Hércules con las palabras (Plus Ultra) y otro de los elementos es el collar con el “Toisón de Oro”, todos ellos elementos del escudo del Imperio español bajo la casa de los Habsburgo.
Por otra parte, para el siglo XVIII existió un proyecto donde la Corona española estaba explorando la posibilidad de convertir a la Nueva Valencia del Rey en una gobernación por recomendación enviada al rey de España (Felipe V) por parte de los licenciados Antonio José Álvarez de Abreu y Pedro Tomás Pintado en el año 1715, en la que proponen la división de la Provincia de Venezuela en dos partes y en la que una de ellas, la Nueva Valencia del Rey, sería su capital bajo el siguiente argumento:
“La ciudad capital para el nuevo gobierno debe ser Balencia y su puerto, Puerto Cavello, que dista de ella cinco leguas, como de Caracas al de La Guaira. Está situada en la eminencia de unas hermosas llanadas, tiene a la vista una laguna de más de 16 leguas de largo y 5 de ancho. Poblada de muchos pescados, aves y todo género de caza. Es bello sitio, mui pingûe y ameno capaz de reedificarse y estenderse mucho mui sano. Tiene muchas aguas, montes y todas las demás calidades que requieren para poblaciones grandes según las leyes que de esto tratan. Y podrán quedar para jurisdicción de este gobierno de Valencia, con el título de Nueva Valencia: por la mar la costa que ai desde Puerto Cabello a Coro; y por tierra, Puerto Cabello, las ciudades de Nirgua Barquisimeto, Carora, Tocuyo, Trujillo y Coro son los pueblos indios que ellos comprehendem”.
Pero el asunto no queda allí sino que todavía hay un elemento más sorprendente que nos une a la Corona española y es que a un vecino de la Nueva Valencia llamado don Martín Avendaño y Cáceres se le otorgó el título nobiliario de “Conde de Villares” en 1792 por el rey Carlos IV, el cual fue concedido en cumplimiento a un convenio de la Corona con el quinto abuelo don Francisco de Avendaño, por la donación de las tierras donde se construyó nada más y nada menos que el llamado “Monasterio de San Lorenzo de El Escorial” por órdenes del rey Felipe II. Y efectivamente revisando el documento titulado “Fundación del Real monasterio de San Lorenzo de El Escorial” en los archivos españoles, encontramos claramente el nombre de Francisco de Avendaño y la donación de esas tierras.
En consecuencia, de lo expuesto anteriormente podemos concluir que existen suficientes y fundamentales razones para que esa relación entre nuestra ciudad y España siempre haya sido tan cercana, por lo que queda a sus hijos continuar esta conexión, pues a fin de cuentas las tradiciones deben mantenerse y en el caso nuestro no podemos obviar la verdad histórica de nuestro pasado.
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