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Ilusos, fracasados o zánganos

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Foto: Kenny Linares

Escribo este artículo sin conocer los resultados de las elecciones de ayer. Espero que la sensatez haya privado y que la gente haya ido a votar para expresar su descontento. Porque no me queda duda de que el régimen continuará con el acelerador del Estado comunal a fondo y nos llevará, cual carro sin frenos, a estrellarnos estrepitosamente contra un muro de contención. Y sabemos que las probabilidades de sobrevivir en un choque de esos son bastante bajas.

Es cierto que en América Latina ha habido terribles injusticias sociales,  en muchos países peor que en la Venezuela prechavista. Ahora somos uno de los países, no solo con una gran injusticia social, sino con las mayores violaciones de derechos humanos del mundo. Pero las injusticias no se resuelven cometiendo otras injusticias. Y de allí el fracaso de todos los regímenes de corte autoritario y totalitario del mundo.

Hace tiempo me llegó un correo electrónico que guardé, por considerarlo muy ilustrativo: los muchachos de un salón de clases se enfrentaron con vehemencia a un profesor que fustigaba el sistema socialista. Decían los muchachos que el socialismo sí funcionaba porque era el “gran igualador”. “En el socialismo no hay ricos y no hay pobres, todos son iguales”, alegaban.

En el siguiente examen, sin advertirles previamente, el profesor tomó todas las notas, las promedió y les puso la misma a todos, el equivalente a un trece nuestro. Los que no habían estudiado estaban felices, pero los que se habían preparado estaban furiosos. En el siguiente examen sucedió lo mismo, pero esta vez la nota promedio fue menor, porque los que antes habían estudiado, esta vez no se esforzaron. El promedio fue diez. Para el tercer examen nadie estudió y el promedio cayó dramáticamente a cinco.

“Cuando la recompensa es grande -les dijo el profesor- el esfuerzo es grande. Cuando el gobierno elimina la posibilidad de que haya recompensas, nadie se esfuerza, lo acaban de experimentar… Ustedes decidan”. Por supuesto, decidieron que el socialismo no les servía.

Churchill tenía razón: el socialismo es el reparto equitativo de la miseria.

Quienes hoy aún creen que el socialismo es la solución, o son unos ilusos que esperan por lo que no va a suceder, o son unos fracasados que quieren que los demás fracasen, o son unos zánganos que se aprovechan del sistema… en ningún caso, algo bueno o deseable.

Esperemos a ver qué decidimos los venezolanos ayer…

 @cjaimesb 

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