El conocimiento profesional en la administración pública se adquiere de numerosas formas, pero entre ellos, como en las universidades, tiene singular relieve aquel que se basa en investigaciones científicas o en experiencias de personas, que han sido protagonistas de hechos o acontecimientos de importancia en el seno de las administraciones públicas. Este último aspecto adquiere singular relevancia y es inmejorablemente valorado por las Escuelas de Capacitación de los funcionarios públicos.
La recepción de estas experiencias se realiza esencialmente en los congresos o simposios que se celebran con periodicidad en muchos países. El más importante de ellos es el Congreso del CLAD que se celebra de forma ininterrumpida desde 1995, cuando tuvo lugar en Bahía (Brasil).
Después de 26 años, los Congresos del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD), representan una tradición en el ámbito de la ciencia política y de la administración, una cita anual ineludible y una ocasión de aprender, extender conocimientos y comunicar logros y experiencias en las administraciones.
De los 24 países que actualmente conforman el CLAD, la mayoría de ellos han sido sede de alguno de los Congresos, que de forma ininterrumpida vienen celebrándose. Su temática ha ido variando con el tiempo, pero en todo caso siempre relacionada de forma estrecha con los avances, problemas y situaciones de las administraciones públicas en los países.
La finalidad de estos Congresos es que la administración funcione mejor, a partir del intercambio de conocimientos y experiencias. Por eso, aspectos como la lucha contra la corrupción, la transparencia, la evaluación de las políticas públicas, la profesionalización de los servidores públicos son los más debatidos. Los representantes de los distintos países participan exponiendo logros y experiencias o dando a conocer dificultades o fracasos, que los delegados, en número superior a 1.500 en situaciones no pandémicas, debaten con profundidad.
Se estructuran los Congresos en ocho áreas temáticas, todas ellas relacionadas con el fortalecimiento de la administración. Su propio nombre señala la finalidad de la organización, administración para el desarrollo. Sus fundadores y formalmente todos los países miembros, concuerdan en que una buena administración puede ser un valor de impulso del desarrollo, no una rémora, como con frecuencia, lamentablemente, es.
En el Congreso que se celebra estos días en Bogotá (23-26 de noviembre) se presentan 81 paneles por parte de 319 investigadores y altos funcionarios, 25 presentaciones especiales, 3 conferencias plenarias, a cargo del presidente de Colombia, Iván Duque,y de los prestigiosos expertos y profesores D. Víctor Lapuente y D. Oscar Oszlak.
Se presentarán además 3 libros: El burócrata disruptivo: para comprender la administración pública, que reúne nuestros artículos publicados en El Nacional; Innovación pública en Iberoamérica: presente y tendencias de futuro, de Carles Ramió y El Estado en la era exponencial, de Oscar Oszlak.
Este Congreso, esencialmente virtual pues solo podrán asistir presencialmente pocas decenas de personas, a causa de las normas de salud pública colombianas motivadas por la pandemia, será posiblemente un hito en relación con la audiencia. Las peticiones de enlace a pocos días de su celebración superan las 2.000, doblando las que tuvieron lugar en el Congreso de Lisboa, realizado en 2020. En cierta medida es también una manifestación del avance tecnológico acelerado por la pandemia que, en este caso, permitirá un aprovechamiento directo en beneficio de las administraciones públicas
La evaluación, la gestión de calidad y la innovación, como herramientas para la efectividad de las instituciones públicas, son los ámbitos de preocupación más numerosos: muchos panelistas presentan estudios y análisis en este ámbito, de manera que esta área temática puede considerarse la más solicitada. A sensu contrario, la menos estudiada ahora, frente a lo que ha sido tradicional en la administración pública es la que se refiere al derecho público. Quizás por su relativa novedad el área de inclusión de género y discapacidad es aún escasamente estudiada.
En síntesis, la preocupación por el fortalecimiento del Estado, tan denostado antes y tan necesario ahora como ha demostrado la pandemia, sobrevuela todos los trabajos del Congreso. Para fortalecer las instituciones conviene dotarlas de una neutralidad necesaria, basada en la profesionalización de los servidores públicos y su actuación siempre en cumplimiento de la ley, que debe ser un elemento esencial. Cuando esto no sucede, ejemplos hay cada día y en muchos países, “las instituciones se convierten en armas políticas, esgrimidas enérgicamente por quienes las controlan en contra de quienes no lo hacen” (Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, 2018).
La profesionalización de la función pública es un factor clave para alcanzar los objetivos propuestos, pero esto debe hacerse desde una base ética, de integridad y de sensibilidad social de los agentes públicos. “En este momento de la historia, necesitamos unidad de todos los partidos políticos porque solo hay una forma de salir de la pandemia: los políticos con los científicos y con la gente para que avancen en la misma dirección”. (Hans Kluge, 2021) Habría que añadir, con el concurso de los directivos públicos expertos en las materias correspondientes.
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