El fiscal Karim Khan ha pedido paciencia a los venezolanos que reclaman justicia para las víctimas de las violaciones de derechos humanos. Pues bien, si de algo ha hecho gala nuestra ciudadanía es de eso, de paciencia. Cada vez que se monta una mesa de diálogo, la gente esperaba pacientemente que se produjeran acuerdos satisfactorios, que no se entiende sino como soluciones a la crisis múltiple que venimos arrastrando los venezolanos por más de dos décadas. Pacientemente esperaba la gente de los barrios y urbanizaciones, que amanece y se acuesta diariamente tratando de conseguir los alimentos indispensables para sobrevivir en medio de ese desastre, que de una vez por todas se aprobara el ingreso de la ayuda humanitaria tan solicitada y al mismo tiempo tan prometida por el régimen de Maduro: nunca llegó porque no la dejaron entrar.
La burla ha sido tan descarada que quien perdió la paciencia fue el canciller Pietro Parolín, al que no le quedó más remedio que emitir públicamente una nota de protesta ante el régimen madurista, quejándose por el incumplimiento de los 4 puntos acordados en la ronda de diálogo que había auspiciado el papa Francisco a finales del año 2016. La paciencia también la perdieron los cancilleres de México, Chile y Paraguay, cuando se cercioraron de la desfachatez con que los representantes del régimen madurista en el diálogo que se realizaba en República Dominicana, durante el primer trimestre del año 2017, asumían sus pretendidas imposiciones.
Pacientemente han esperado los padres de todas las víctimas, de esos muchachos asesinados a mansalva por órdenes de Chávez y de Maduro, que sufren las consecuencias de la falta de independencia del Poder Judicial en Venezuela. Pero esa paciencia tendrá su recompensa cuando se haga justicia, que es en definitiva lo que buscan todos esos seres humanos que llevan a cuesta la pesada cruz del dolor que dejaron sus seres queridos despachados para el otro mundo a balazos o por los efectos de las torturas.
En Venezuela no hay independencia de poderes públicos y eso da lugar a que se active el principio de complementariedad previsto en el Estatuto de Roma. Esa realidad no va a cambiar por el simulacro personificado por Maduro ante la visita del fiscal Khan. Seguirá controlando sus magistrados, sus fiscales, sus jueces, sus policías y sus matones. En este ciclo del proceso será posible que el fiscal Khan recabe pruebas sobre el terreno, podrá interrogar a personas objeto de investigación, víctimas y testigos, además pedir órdenes internacionales de detención, tal como lo establece el Estatuto de Roma (art.58) por el que se rige el Tribunal, también conocido como Corte Penal Internacional.
Las evidencias son más que suficientes, no les será tarea sencilla desvirtuarlas ni evadir la acción de la Corte Penal Internacional, aparentando que ahora “sí actuarán los tribunales y el fiscal bufo que le sirve a sus macabros planes”. La investigación no deja a salvo a nadie por razón de su cargo. Eso queda diáfanamente definido en el Estatuto al indicar que «el cargo oficial de una persona, sea jefe de Estado o de gobierno, miembro de un gobierno o parlamento, representante elegido o funcionario de gobierno, en ningún caso lo eximirá de responsabilidad penal ni constituirá per se, motivo para reducir la pena» (artículo 27).
Por todo lo anteriormente dicho, sí existen motivos para que tengamos confianza en que habrá justicia en Venezuela, esa sensación no implica que estemos impacientes, pero sí atentos, muy atentos, para pedir, con el tono y la civilidad que corresponde, que no se demoren esos actos, tal como el propio fiscal Karim Khan reconoció que ocurrió en la aplicación de la Fase Preliminar.
@alcaldeledezma
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