Las películas de acción se encuentran entre las más taquilleras del mundo. Estas incluyen espectaculares escenas de combates y tiroteos, que implican el uso de explosivos, armas de fuego y otros dispositivos peligrosos.
La filmación de estas escenas convierten al set de una película en un lugar de alto riesgo para la vida y el bienestar de los actores, el cuerpo técnico o cualquier otra persona presente durante el rodaje si no se siguen estrictos protocolos.
El fatal incidente ocurrido en el set de la película Rust, producida y protagonizada por Alec Baldwin, en el que la directora de fotografía Halyna Hutchins murió y el director Joel Souza resultó gravemente herido por los impactos de un arma de utilería, demuestra la peligrosidad inherente de dichas escenas.
Aunque no se tienen todos los detalles de las circunstancias en las que Baldwin disparó el arma de utilería, la industria cinematográfica está regida por unas estrictas normas de seguridad y salud ocupacional cuando se trata del uso de todo tipo de armas y explosivos.
Guías de salud y seguridad
En Reino Unido el Ejecutivo de Salud y Seguridad (HSE, por sus siglas en inglés) y el Comité Conjunto de Asesoría para el Entretenimiento (JACE, por sus siglas en inglés) han emitido un documento sobre el manejo de armas en la industria del cine y televisión, que tiene su equivalente para las producciones en Estados Unidos, aunque puede variar.
Entre sus guías se recomienda limitar el número de personas que entran en contacto con las armas, tener suficiente tiempo para explicar su uso al elenco, hacer una revisión completa del arma, usar técnicas de filmación que permitan minimizar los riesgos, ofrecer protección física al equipo técnico y a los actores, y tener una persona experta designada para todo lo anterior que se encargue del arma.
En los rodajes en Reino Unido, esa persona se conoce como el armero.
Simon Atherton es uno de los armeros más solicitados en la industria. Desde los 16 años está involucrado en la fabricación de armas tanto cortopunzantes como de fuego, y con su compañía Zorg ha trabajado en numerosas producciones de gran presupuesto.
«Lo primero que hago antes de que se vaya a utilizar un arma es examinarla visualmente para que esté descargada, tanto el cargador como el cilindro -si se trata de un revolver- y el cañón, ver que no tenga nada, ni una piedrita ni barro», le explicó Atherton a BBC Mundo.
«Hago esa demostración frente a los actores, antes de cargarla con una salva. Si el arma va a estar apuntada hacia la cámara, también se la muestro y me aseguro de que estén bien protegidos».
Además, hay instrucciones que se le pueden dar al actor para que no apunte directamente a una persona cuando vaya a disparar. El ángulo de la cámara puede compensar para que parezca que lo está haciendo.
Las balas de salva no son inofensivas
Las salvas son un cartucho con pólvora en los que la bala de plomo ha sido reemplazada por un tapón. Ese tapón puede ser una pequeña tapa de metal o un bloque de papel o cartón comprimido.
La idea es que al disparar, se produzca el estallido sonoro y se despida el humo y la llama que normalmente se ven con municiones reales, pero sin el proyectil.
Aun sin ese proyectil, las salvas sí pueden hacer daño, tanto por la presión de aire que expulsan como por el material que despiden.
«Hago pruebas disparando salvas contra un pedazo de papel a 12 pies (unos 3 metros) y luego a 6 pies, para cerciorarme de qué tan seguras son», dijo Atherton.
Es importante tener suficiente tiempo para entrenar a los actores. Muchas veces la producción no permite más de 20 minutos, pero él insiste en tener dos semanas de capacitación.
La relación con el elenco también juega un papel importante. «Me gusta trabajar con mujeres, porque reconocen que saben poco sobre el manejo de armas y están abiertas a aprender, pero algunas veces me toca lidiar con algún actor con actitud de macho».
Lo crucial, sin embargo, es dejar claro quién está a cargo antes, durante y después del rodaje de una escena en la que se disparan armas, algo que no siempre es fácil.
«Si uno está trabajando con directores de talla como Steven Spielberg o con superestrellas como Tom Cruise, se necesitan muchas agallas para gritar ‘corten’ si no estás contento con la situación», expresó el armero.
«Me paro en la mitad del set y no dejo que nadie se acerque o se haga nada hasta que yo no diga ‘¡Todo despejado!, ¡Armas despejadas!'»
La falta de comunicación hace que las cosas fallen, asegura.
En búsqueda de una reacción a la tragedia en el set de la película de Alec Baldwin que se estaba rodando en Nuevo México, EE.UU., BBC Mundo contactó a Babty & Co., una compañía en Londres especializada en armas para el cine, TV y teatro.
Su representante rehusó hablar sobre el tema y se limitó a comentar: «Lo único que le puedo decir es que aquí hacemos las cosas de manera diferente».
Simon Atherton coincide en que, en efecto, hay diferencias entre las prácticas de los rodajes en Reino Unido y EE.UU.
Para empezar, en EE.UU. el encargado de las armas no es un armero, sino el utilero principal de la producción que ha tomado un curso corto para obtener la licencia en el manejo de armas.
«Eso es malo, porque el utilero es responsable de muchos otros aspectos del rodaje y si lo llaman para atender otra cosa, su atención ya no está sobre el arma y ahí es donde se dan las situaciones complicadas», afirmó.
Atherton tampoco está de acuerdo con que se hagan ensayos con las armas cargadas, que es lo que sospecha que pudo haber pasado en la producción de Balwin.
«No logro entender qué estaba haciendo la directora de fotografía al lado de la cámara durante una toma. Su lugar es frente al monitor de video», indicó.
«Esto va a ser un gran llamado de atención», agregó.
Hay muchas otras medidas que se toman en un set para minimizar los riesgos, como el uso de reproducciones de plástico o goma durante las escenas cerradas o en «close-up», no permitir a personas ajenas manipular las armas reales y pesar las cajas de municiones para asegurarse de que no haya quedado una salva suelta incrustada en el cañón de un arma.
Teniendo en cuenta que los efectos digitales están tan avanzados, ¿por qué no se simulan los disparos durante el rodaje y, en posproducción, se añaden los efectos visuales y sonoros?
«Se puede hacer pero no es lo mismo», aseguró Simon Atherton. «Una simulación puede ser costosa y cuando se ve el producto final no convence».
«Hay algo que pasa con los actores cuando se descarga un arma. La adrenalina sube, la actuación cambia, se compenetran con la escena», dijo.
«Muchas veces disparamos un tiro al aire antes de la escena para meterlos en el ambiente».
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