No tengo dudas de que mientras escribo estas líneas muchos otros articulistas habrán elegido el mismo tema, de hecho hasta hoy martes he leído y escuchado varios artículos y entrevistas en prensa, radio y TV tanto en medios nacionales como internacionales. El caso lo amerita, imagino que no pasará mucho tiempo antes de que aparezca una serie sobre este caso inédito en el que un gobierno dedique esfuerzos inconmensurables para defender a un delincuente que traficó con el hambre de la población de esa nación.
No se trata solo de recursos económicos –que se escatiman para comida, salud, y vacunas de la pandemia que nos azota– usados para contratar costosos y bastardos abogados internacionales, y costear viajes destinados a persuadir, disuadir o sobornar al gobierno de Cabo Verde para que no tomase la indeseada decisión de extraditarlo. Se trata también de otorgarle la nacionalidad y el rango de diplomático ante la Unión Africana y como si fuera poco, en medio de la desesperación de evitar su extradición, nombrarlo representante en la negociación entre los representantes de Maduro y la oposición venezolana con mediación del gobierno de Noruega en los que están puestos muchos ojos del mundo.
Para ayudar al guionista, voy a hacer un breve recuento de las acusaciones que pesan sobre Saab, harto conocidas luego de que el valiente periodista Roberto Deniz develara esta trama en el valioso portal de investigación Armando.Info
El blanqueo de 350 millones de dólares producto de las transacciones hechas en 2011 para la compra de materiales en Ecuador con el fin de construir viviendas en Venezuela, con contratos ficticios y empresas fantasma, en la que ninguna vivienda fue edificada.
Para el negociado con las bolsas de comida CLAP, Saab decidió crear un complejo esquema de empresas en todo el mundo para drenar dinero de la corrupción con contratos para las principales necesidades de los venezolanos. Abrió nuevos espacios para el lavado en Chipre, China y Hong Kong, donde se constituyó la empresa para dar suministro a los CLAP
Luego de la reunión de Maduro con Erdogan en Turquía en 2017, se estableció una empresa en Estambul que ayudó al régimen venezolano a mover 900 millones de dólares en oro a ese pa[is, a cambio de lo cual las cajas de los CLAP y los supermercados venezolanos se han llenado de productos turcos y una considerable cantidad de euros en efectivo se inyectaron en la economía en los últimos años.
Sumemos el acuerdo firmado en 2019 entre la empresa mexicana Libre Abordo, sin experiencia en el sector, y la Corporación Venezolana de Comercio Exterior que acordó el intercambio de petróleo venezolano por maíz y camiones cisterna, que se sepa por ahora.
Después de una larga y tensa espera, finalmente el gobierno de Cabo Verde decidió extraditarlo a Estados Unidos el 16 de octubre. El gobierno de Maduro perdió definitivamente los estribos y la sindéresis y tomó la decisión de suspender su participación en la ronda de negociaciones que debía continuar en Ciudad de México al día siguiente justamente, para abordar asuntos de asistencia humanitaria para la sufrida población venezolana.
Por supuesto, no faltó la convocatoria a una concentración antiimperialista en la plaza Bolívar de Caracas en solidaridad con Alex Saab, con la consigna de Alex aguanta el pueblo se levanta, pero en realidad el pueblo no apareció, literalmente cuatro tristes gatos estuvieron presentes. La estrella de la concentración fue Camila Fabri , la hermosa y non sancta esposa de Saab, investigada e incautada en Italia, su país natal, por bienes mal habidos, quien también culpó al imperialismo norteamericano por detener a su angelical marido.
Pero esto serían solo los primeros capítulos que ya podrían estarse escribiendo, los de mayor suspenso aún no han ocurrido y tienen que ver con los detalles de este entramado internacional que están en manos de Saab. Él sabe que si colabora, podría reducir considerablemente su pena a unos siete años en lugar de los 20 o 30 que corresponden a los delitos que se le imputan y una vez fracasados todos los esfuerzos hechos por el gobierno de Maduro está solo frente a la justicia norteamericana para tomar esa decisión. Queda en el aire la pregunta de si un comerciante mafioso sacrificará años de su libertad por lealtad con sus compinches.
Por lo pronto, y creo que interpreto el sentir de los venezolanos mientras la saga se escribe, siento una gran satisfacción de este revés sufrido por el gobierno de Maduro, acostumbrado a la impunidad y el atropello .
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