Tras casi una década de galardonados exclusivamente occidentales, se espera que los responsables del Premio Nobel de Literatura cumplan el jueves con su promesa de más diversidad.
Tras el escándalo #MeToo, que provocó la suspensión del premio en 2018, y las críticas recurrentes por la preeminencia de laureados masculinos y eurocéntricos, la Academia Sueca, encargada de conceder el prestigioso premio, dijo que había renovado sus criterios y su espectro para que el galardón fuera más global y femenino.
Desde entonces, dos mujeres han obtenido la distinción: la novelista polaca Olga Tokarczuk en 2018 y la poeta estadounidense Louise Gluck en 2020.
En cambio, el ganador de 2019, el austriaco Peter Handke, dio lugar a polémicas por sus posiciones proserbias que lo llevaron a apoyar al expresidente de Serbia Slobodan Milosevic, quien era enjuiciado por genocidio cuando murió en 2006.
Este año hay expectativas de que la Academia Sueca cumpla con la promesa de una mayor extensión geográfica.
El último premiado no europeo ni estadounidense fue el novelista chino Mo Yan en 2012.
«¿Será tiempo de que el Nobel de literatura tome consciencia?», preguntó este fin de semana el principal diario sueco Dagens Nyheter.
Las inclinaciones de la Academia Sueca suelen ser impenetrables, sus nominaciones y deliberaciones se mantienen en secreto durante 50 años.
Pero eso no impide que los círculos literarios especulen de manera desenfrenada sobre decenas de candidatos.
«Se han dado cuenta de que deben ser muy discretos, muy reservados, porque eso lo hace más mágico, más emocionante», comentó a AFP Hakan Bravinger, director literario de la editora sueca Norstedts. Su favorita para este año es la canadiense Margaret Atwood.
Los cinco miembros del comité Nobel, electo por tres años, es responsable por recoger y discutir las nominaciones antes de someter una lista de cinco nombres a los otros 13 miembros de la Academia Sueca. «Yo sí creo que ellos quieren descubrir a un genio de una zona previamente ignorada», indicó Jonas Thente, crítico literario de Dagens Nyheter.
Áreas ignoradas
Su pronóstico es que la Academia se inclinará por el húngaro Peter Nadas, aunque su esperanza es que lo gane la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie por sus novelas de «experiencias transculturales», pese a que a sus 44 de edad años se le considere «tal vez demasiado joven» para un Nobel.
El laureado más joven hasta ahora fue el británico Rudyard Kipling, premiado a los 41 años en 1907.
Los críticos señalan que los escritores no occidentales abundan.
Ngugi wa Thiong’o de Kenia suele ser citado como un autor africano merecedor del premio, al igual que el somalí Nuruddin Farah y el mozambiqueño Mia Couto.
El surcoreano Ko Un perdió favor tras acusaciones de asalto sexual, pero se mencionan como potenciales ganadores al indio Vikram Seth y los chinos Can Xue, Yan Lianke and Lao Yiwu (conocido como Lao Wei).
Los grandes países occidentales acumulan varios ganadores, encabezados por Francia con 15, pero los dos países más poblados del mundo, India y China, tienen uno cada uno, sin incluir a Gao Xingjian, nacido en China pero nacionalizado francés.
Impredecible
Maria Hymna Ramnehill, crítica del diario Goteborgs-Posten, dijo que le apuesta a un dramaturgo como el noruego Jon Fosse.
La canadiense Anne Carson, las estadounidenses Joyce Carol Oates y Joan Didion, la rusa Ludmila Ulitskaya, la franco-ruandesa Scholastique Mukasonga y la francesa Annie Ernaux han sido señaladas como candidatas a convertirse en la 17ª mujer en ganar el Nobel de literatura, otorgado 117 veces desde 1901.
El poeta sirio Adonis ha sido ignorado por la academia, así como el japonés Haruki Murakami y sus seguidores temen que nunca alcanzarán el galardón.
El testamento de 1985 del inventor sueco Alfred Nobel, al crear los premios, especificó que el conjunto de la obra del ganador debe tener una «dirección idealista».
Sin embargo, la Academia parece que está dispuesta a herir susceptibilidades si considera que el conjunto de una obra merece reconocimiento, como ocurrió con el caso de Handke en 2019.
«Uno hubiera pensado que la Academia hubiera querido evitar el escándalo, pero esto demuestra que el premio es más impredecible que nunca», comentó el crítico Jonas Thente.
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