Corro el riesgo de escribir un artículo que se parezca a un libro de autoayuda. Sin embargo, varias reflexiones y acontecimientos de los últimos días me han demostrado la importancia que es trabajar sobre la capacidad de automejoramiento que tiene cada uno de nosotros. Indudablemente, el entorno nos afecta, y en el caso venezolano, con su compleja realidad, esta variable no hace sino incrementarse.
Pienso, sin embargo, que temas tales como la autoestima, la valoración y la posibilidad de cambio personal trascienden las fronteras venezolanas. No en balde, el “boom” del self-improvement no se gestó en un países pobres, sino en sociedades que se caracterizan por tener altos estándares de vida y desarrollo. Todo ello me lleva a plantear la siguiente reflexión: las crisis son oportunidades para el cambio, ¿pero qué tanto se está dispuesto a cambiar?
En su conocido libro sobre los hábitos de la gente altamente efectiva, el conocido autor Stephen R. Covey señala lo siguiente: “Cualquier tendencia que en su familia se haya transmitido de generación en generación puede detenerse en usted. Usted es una persona de transición: un vínculo entre el pasado y el futuro. Y su propio cambio puede afectar a muchas vidas más adelante”. Las palabras de Covey me parecen oportunas, porque nos recuerdan que podemos cambiar, y que nada está escrito sobre piedra.
¿Cuántas veces no han escuchado que no pueden hacer tal cosa por función de su nacionalidad, género, religión o crianza familiar? Como un todo, eso usualmente nos detiene como sociedad. A escala personal, más delicado aún, porque imposibilita cualquier capacidad real de mejora, destruye el autoestima, e inhibe a las personas de buscar cualquier proceso de transformación, terminándose por apoltronar en su zona de confort.
No es casual, de este modo, que muchos libros exitosos sobre materia de gerencia e inversiones hagan tanto hincapié en el cuidado de la persona humana en primer lugar, de su autovaloración, meta y destino. Y esta “pizca” de autoayuda al final termina por reflejar una verdad evidente: el individuo es la columna vertebral de cualquier proceso de cambio y mejora.
Como punto final, una breve reflexión. Las crisis a menudo generan puntos de inflexión. Uno decide si los aprovecha para bien o si decide estancarse y sucumbir. Tanto como sociedad, como a nivel personal. Queda en la mano de cada uno ver en qué lado de la balanza decide inclinar el peso.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional