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La cuarta república, o la democracia civil

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Han transcurrido ya 22 años, alguien que nació en febrero de 1999, ya es adulto y dada la tendencia de los venezolanos a olvidar rápidamente casi todo, siempre es bueno recordar otro tiempo pasado que fue mejor porque los gobiernos malos eran reemplazados en pocos años.

Uno de los primeros trucos o gags publicitarios, del comandante galáctico, fue denominar a su régimen como la V República, quizá algún asesor se lo recomendó diciéndole que él, al igual que el general De Gaulle que reestructuró a Francia con un cambio constitucional, lo estaba haciendo también. El público instruido (abogados, políticos, constitucionalistas, politólogos, sobre todo) cayeron de bruces en la trampa jurídico-política. Se promulgó rápidamente la ansiada Constitución bolivariana, con la cual concentró todo el poder en sus manos. Una Constitución pret-a-porter y gente como Ramón Escovar Salom, que había enjuiciado con “éxito” a un presidente, no dijeron nada, y ni siquiera chistaron.

¿Por qué se engendró esta abdicación de la Venezuela pensante? 1) el nuevo mago de Oz de la política venezolana convenció increíblemente al mundo político profesional; 2) repentinamente la llamada por Chávez, cuarta república se quedó prácticamente sin defensores o dolientes, y el mal siguió su indefectible curso. Por eso perpetuamente es bueno explicar las cosas y las causas de los grandes problemas.

¿Gastaba mucho la cuarta república? Veámoslo, entre los años 1959-1998, la suma total del gasto público en todos los gobiernos   alcanzó los 427.393 millones de dólares (39 años desde 1959). El régimen de Chávez que absorbió todos los poderes había gastado hasta el año 2011 la astronómica cifra de 1.125.080 millones de dólares, 1 billón de dólares. Cabe destacar que los dos últimos gobiernos de la democracia habían gastado 163.662 millones de dólares: el segundo de Carlos Andrés Pérez 56.615 millones de dólares y el segundo de Rafael Caldera, verdadero tobogán hacia la quinta república, ¡había gastado la bicoca de 107.662 millones de dólares!

¿En qué se gastaron los fondos de la mal llamada cuarta república?

En la era de la democracia civil se instalaron 24.003 camas de hospitales (605 por año) mientras que en la quinta república se prepararon apenas 1.774 camas de hospitales (127 por año). En efecto, entre 1958 y 1998 se construyeron 196 hospitales y 4.138 medicaturas.

En vialidad, la democracia civil levantó a través de toda la nación venezolana, 2.059 kilómetros (51 km por año), la “revolución “apenas hizo 402 kilómetros, 29 por año). En la república civil y democrática se construyeron 63 aeropuertos; en el gobierno chavista ninguno, solo se remodelaron algunos. En materia de vivienda, en lo que siempre había un déficit -para 1998 era de 1,5 millones de viviendas y después de 14 años casi se duplicó- los esfuerzos del régimen actual están concentrados en la mentada “Gran Misión Vivienda” pero las unidades carecen hasta de los más indispensables servicios. También hemos sabido que la mayoría de estas viviendas las han entregado en alquiler y no en propiedad, lo cual nos parece negativo para su buena conservación. El hecho fundamental, sin duda alguna, es que durante la república civil y democrática se construyeron viviendas a un ritmo de 4,07 unidades por cada 1.000 habitantes, mientras que en este régimen la tasa de construcción ha sido de 1,88 viviendas anuales por cada 1.000 habitantes. No seguiremos sacando y sacando cifras de obras en un gasto de desarrollo y consolidación de servicios que la cuarta república superó ampliamente a las obras hechas en estos rubros del actual gobierno.  Nos basta citar simplemente el sistema eléctrico cuya mayor obra, cuyo mayor componente, la represa del Guri llamada Raúl Leoni, Chávez le cambió su nombre a Simón Bolívar para hacerle creer a los ingenuos que fue su gobierno el que la había hecho.

¿Qué ocurrió entonces con la democracia civil formada entre los años 1959 y 1999

A este respecto podemos afirmar plenamente que quien fracasó no fue la democracia civil, sino la parte socialista encaramada en ella. En efecto, todos los partidos en Venezuela, excepto uno novísimo, Vente Venezuela, han sido socialistas democráticos (AD, Primero Justicia, Voluntad Popular, Copei), otros más colorados como el MAS. Tampoco estos señores comprendieron que había que convencer a sus electores y militantes, como lo hizo el excelente estadista que fue Rómulo Betancourt, que hasta se atrevió a bajar temporalmente los sueldos y salarios, y hasta supo hacer rentables las pocas empresas e institutos autónomos en aquellos años iniciales de la democracia. Se les olvidó a los políticos, gente común, y a empingorotados empresarios que ya la renta petrolera no daba más, que había que aumentar el precio de la gasolina, unificar la tasa de cambio, y otras medidas no populistas y antipáticas.

Así salió casi de inmediato como de un armario secreto, un grupo de autodenominados notables, integrado por Arturo Uslar Pietri, Ernesto Mayz Vallenilla, Alfredo Boulton, Arnoldo Gabaldón y otros más, los cuales presionaban en la opinión pública. Pareciera que nunca hubiesen estudiado o economía, o fundado la Facultad de Economía, que todos estuvieron encompichados para aplastar al gobierno reformista, sincerador del fracaso de los gobiernos de Luis Herrera Campíns y Jaime Lusinchi. Todas estas personas más los eternos enemigos del sistema democrático (La Causa R, Liga Socialista, etc) se lanzaron como una jauría contra un gobierno que estaba haciendo lo que otro gobierno debió haber hecho hacía diez años, o más quizá.

Somos conscientes de que no todo fue “miel sobre hojuelas” en los gobiernos de la democracia civil, hubo casos de corrupción en bajos niveles (por lo general), capitalismo de “amigos”. Los partidos, en especial AD y Copei que encabezaron los gobiernos, formaron aparatos político-electorales que absorbían recursos y fomentaban el populismo y el nefasto clientelismo. Pero, estos defectos o verrugas permanecieron y se amplificaron en la V República, hasta el punto de acrecentar la masa de empleados públicos que en la actualidad constituyen una carga muy pesada. La devaluación gigantesca del bolívar hoy llamado “digital” con lo cual nos dicen que ni siquiera pueden adquirir papel moneda para hacer los billetes en la Casa de la Moneda. También la hiperinflación ha devorado los sueldos y pagos de las pensiones civiles y militares. El dólar es aceptado, poco a poco, a pesar de los encontronazos porque las más de las veces no hay vuelto cuando se quiere pagar.

En México los amos del poder están discutiendo o negociando, y todavía no sabemos qué exactamente.Tal vez: 1) la participación en unas elecciones regionales el 21 de noviembre; 2) el cese de la persecución por parte del gobierno; 3) que Guaidó le devuelva ciertos activos del gobierno (Monómeros); 4) que Guaidó reconozca a Nicolás Maduro como presidente y le pida perdón en televisión; 5) que haya algún día elecciones presidenciales con más garantías; 6) que la oposición se quede tranquila y los deje gobernar “mejor”; y la última -“last but not the least”- que la oposición le pida o exija al gobierno de su santidad Joe Biden que retire las sanciones que impiden a altos funcionarios del gobierno viajar tranquilamente a Miami, Washington y Nueva York. Adicionalmente a esto, según un analista favorable a la negociación, nos dice que Guaidó ha enmudecido en cuanto a exigir la puesta en marcha del referéndum revocatorio, que está previsto en la Constitución bolivariana. ¡Cosas profundas que la razón humana no comprende!

Sea como sea, en estas negociaciones triunfará el gobierno de Maduro porque obtendrá una bandera de respeto a una oposición que izará delante el mundo occidental. También ganará la oposición porque ciertos políticos profesionales no pueden vivir sin una alcaldía o gobernación, y otro como el presidente del Ifedec que necesita un pasaporte al día para poder viajar cuando le dé la real gana. Quien será derrotado de verdad, verdad, únicamente será el pueblo venezolano que no tiene acceso al agua normalmente, que no consigue vacunas, que no tiene electricidad en muchas ocasiones, y que tiene el peor salario mínimo de América Latina, que no consigue transporte ni barato ni eficiente, y que continuará emigrando ya sea por los caminos verdes hacia Colombia y Estados Unidos, o por avión los más acomodados. En la mitología griega existía el mito de la caja de Pandora, la cual cuando se abre difunde todos los males en el mundo, pero al final sale del mismo fondo de la caja, Elpis el espíritu de la esperanza. Pero en el caso de Venezuela, hasta la esperanza desaparecerá en el alma del pueblo cansado de tanto sufrir por los males de la revolución chavista sin que la clase política alga algo contundente.

 

 

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