Los venezolanos denuncian constantes cortes eléctricos en zonas del país, que se pueden prolongar por horas y hasta días, pero después de años con este problema, los usuarios siguen esperando una respuesta del gobierno y la estatal eléctrica Corpoelec, más allá de acusaciones de sabotaje.
El ingeniero eléctrico Víctor Poleo, exviceministro de Energía, dijo a Efe que la oferta activa proviene de la Hidroeléctrica del Guri, con solo 9 turbinas funcionando de un total de 20, y que tal vez queden residuos específicos de generación termoeléctrica.
«La oferta satisface 1 de cada 2 megavatios de demanda nacional, una disminuida demanda que se ubica en unos 10.000 megavatios, por venezolanos desplazados y comercios e industrias cerrados, una demanda que sin crisis hubiera sido en 2021 de al menos 20.000 megavatios», agregó.
En 2019, Venezuela vivió un apagón nacional que duró casi una semana. Nicolás Maduro aseguró que la falla masiva se debió a un sabotaje de la sala de control de Guri, afirmando además que hubo ataques electromagnéticos contra el sistema eléctrico.
Sin embargo, desde 2011, cuando el presidente Hugo Chávez decretó la emergencia eléctrica, el país ya ha vivido varias fallas nacionales.
Las acusaciones de sabotaje, en las que han involucrado incluso a iguanas y pájaros como autores de roturas de cables u otros destrozos, han sido recurrentes en los últimos años.
Maduro llegó a ordenar, en 2013, la militarización del sistema eléctrico.
Problema cotidiano
El Comité de Afectados por los Apagones aseguró a principios de agosto a medios locales que este año se han reportado 96.291 fallas eléctricas y 37.986 artefactos se han dañado.
William Rodríguez, de 79 años de edad, residente de Caracas, calificó el servicio eléctrico de pésimo.
«Una vez estuve 35 días sin luz, no fueron 35 horas, fueron 35 días», relató Rodríguez, quien -explica- contó con el apoyo de vecinos que tenían servicio eléctrico, para no perder la comida en la nevera.
«Me ayudaba con los vecinos; yo vivo en un edificio y hay unas quintas (casas) al lado y me daban luz. Tengo unas extensiones largas de 30 metros y me socorrían», expresó.
Agregó que las personas pueden estar con la revolución, pero los servicios públicos no sirven.
Asimismo, Josefina Herrera, de 54 años de edad, residente en Caracas, contó que ha pasado 24 horas sin el servicio, que calificó de malo.
«A veces, cuando se va, es un rollo serio, se pueden quemar los electrodomésticos y para mandarlos a arreglar después es un problema; si uno no tiene plata entonces se quedan los aparatos quemados», añadió.
Para el jubilado de 60 años de edad Ramón Piñango, la luz se va demasiado, y aunque aseguró que no sufre cortes constantes, en una oportunidad pasó casi tres días sin el servicio eléctrico, según dijo.
«La nevera se tuvo que desenchufar y lo que había dentro se perdió», afirmó.
De «formidable» a carente
Poleo señaló que en la segunda mitad del siglo XX, en Venezuela se planificó y construyó un formidable Sistema Eléctrico Nacional, siendo su piedra angular los desarrollos hidroeléctricos en los ríos Caroní, Macaguas, Guri y Caruachi, energía limpia, renovable y abundante.
«Pero el siglo XXI en Venezuela ha sido de carencias de electricidad, un regreso a la barbarie».
Aseguró que desde 2005 el Estado no ha hecho casi mantenimiento o inversión en el sistema.
Además, explicó que de acuerdo con estudios compartidos con los ingenieros José Aguilar y Miguel Lara, se aprobaron 100.000 millones de dólares por el gobierno en el período 1999-2017, para solucionar la crisis eléctrica, pero ello devino en despilfarro y corrupción.
«La crisis eléctrica viabilizó el saqueo de la nación durante la inesperada y colosal factura petrolera 2005-2014, en adición a todavía servir el fin político de dominio, sumisión de la población», afirmó.
Para el ingeniero, la crisis eléctrica debe ser un punto de discusión en el proceso de negociación entre el gobierno y la oposición, que empezó en México el 13 de agosto.
El objetivo -indicó- debería ser que Corpoelec, creada en 2007 con la fusión de otras empresas eléctricas estatales y privadas del país, sea una firma sin la intervención del gobierno venezolano.
«Desgobiernizar Corpoelec significa desmilitarizarla y reprofesionalizarla, significa ceder la propiedad decisoria a un colegiado profesional hábil en conocimientos y ética, significa agenciar capitales nacionales y multilaterales en el orden de 15.000 millones de dólares durante 3 años para recuperar el Sistema Eléctrico Nacional», sostuvo.
Esa sería, a su juicio, la forma en que el país vuelva a la normalidad en cuanto al servicio eléctrico.
«Triste predecir que la anormalidad es ya un estado estable en el Sistema Eléctrico Nacional», puntualizó.
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