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Excanciller colombiana: «Maduro presidente es diferente al Maduro canciller»

Por EFE
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La excanciller colombiana María Ángela Holguín habla con Efe de su experiencia como embajadora en Venezuela, donde vivió parte de la transformación que tiene a la población del país sumida en una crisis social y política y del enorme cambio de Nicolás Maduro desde que pasó de ser canciller a presidente.

«Maduro, en lo que me tocó a mí, fue un Maduro que era una persona educada, respetuosa, que tramitaba los asuntos en el caso nuestro con Colombia, que tenía rasgos de simpatía y disposición a las relaciones personales», expresa Holguín, embajadora en Caracas entre 2002 y 2004 enviada por Álvaro Uribe y luego canciller con el expresidente Juan Manuel Santos.

Sin embargo, explica, con el paso del tiempo y con la llegada del sucesor de Chávez al Palacio de Miraflores las cosas cambiaron porque Nicolás Maduro presidente es muy distinto al Nicolás Maduro canciller.

Justamente, esa experiencia le da autoridad para su libro La Venezuela que viví (Planeta), en el que narra lo ocurrido en el país petrolero bajo los gobiernos de Chávez y Maduro.

La politóloga hace una radiografía de la Venezuela chavista que dispuso de una enorme cantidad de recursos derivados de la bonanza petrolera para sostenerse, y a la nación empobrecida por la corrupción y los malos manejos de la que han salido, según la ONU, cerca de 5,7 millones de venezolanos que buscan un mejor futuro.

Las diferencias entre Chávez y Maduro

Holguín, que presentó el miércoles su nuevo libro en Bogotá, aseguraba a Efe que Chávez fue un hombre con un gran liderazgo y con una ascendencia popular muy grande, con unas altas dotes oratorias e histriónicas increíbles, que se conectaba extraordinariamente con los sectores populares y que seguramente tuvo muchas ideas para Venezuela pero una imposibilidad total de llevarlas a cabo.

Recuerda que el fallecido mandatario aseguraba que se iba a ir de la Presidencia cuando no hubiera pobreza, pero que la realidad fue otra.

«(Chávez) improvisaba mucho (…), era un ególatra», recalca Holguín, que señala cómo el mandatario terminó arremetiendo contra todos los que él consideraba sus enemigos, ya fueran empresarios, medios de comunicación, instituciones internacionales…

Esa forma de gobierno la continuó Maduro, dice Holguín, con el agravante de que los recursos obtenidos por la venta de petróleo ya no eran los mismos, y campaba la corrupción.

La precaria situación de los venezolanos ha mejorado un poco gracias a las remesas que reciben. «Uno siente que la gente recibe algo. El petróleo también mejoró un poco, pero es un país que sí está completamente deteriorado».

Al referirse a la conexión de Maduro con su pueblo, enfatiza que llegó a una posición de liderazgo en la que no se le puede comparar jamás con el de Chávez que aglomeraba, que utilizaba un tono diferente y trataba los asuntos de gobierno de forma distinta.

«(Maduro) no tiene el carisma que tenía Chávez», dice Holguín; Maduro utiliza un «lenguaje distinto y hace todo mucho más complejo».

Delcy Rodríguez, un personaje difícil

En los años que fue canciller, Holguín coincidió con la actual vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, quien ha ocupado varios cargos importantes con Chávez y Maduro y que ahora encabeza un nuevo proceso de diálogo en México, el cuarto en cinco años.

«Delcy es una persona difícil, es una persona que también el que no esté de acuerdo con ella es descalificadora, con un lenguaje agresivo, pero es un alfil grande de Maduro, del gobierno venezolano y, junto con su hermano Jorge Rodríguez, de las personas que tiene mayor importancia», apunta Holguín.

Considera que la vicepresidenta tiene resentimientos con parte de la clase política de su país porque su padre, un militante de izquierda, fue asesinado cuando ella era apenas una niña.

«Lo contó en Unasur y uno se pone a pensar que si, en el fondo, esto le pasa siendo una niña, sí hay como un gran resentimiento contra esa clase política de ese momento», vacila.

Luego de los altibajos que sufrió, Holguín considera que Venezuela tiene una gran necesidad de reconciliarse, de tener elecciones porque, de lo contrario, el país seguirá deteriorándose, expulsando a sus gentes como ha ocurrido con los colombianos y venezolanos.

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