Según estudios especializados de la ONU, en 2050 el índice demográfico se habrá duplicado a nivel mundial. Siendo que dos tercios de la población involucrada en este acelerado crecimiento vivirá en ciudades, desde hace algunos años se viene disertando y promoviendo las Smart City (ciudades inteligentes), un concepto emergente, versátil y sujeto a revisión, que para muchos está vinculado al progreso asociado a las tecnologías punta.
Sin embargo, no es imperativo que las tecnologías punta sean imprescindibles para la construcción de estas ciudades del futuro. Una definición general señala que Ciudad Inteligente es aquella que utiliza las tecnologías de la información y las comunicaciones para hacer que tanto sus componentes, como su infraestructura crítica y servicios públicos ofrecidos sean más interactivos, eficientes y que sus habitantes desarrollen consciencia acerca de este proceso.
Ampliando el concepto de cara al futuro, estaremos frente a una ciudad “inteligente” cuando, mediante la adecuada gestión de los recursos ejercida a través de un gobierno abierto, el potencial humano y las inversiones en tecnología e infraestructura de comunicación, fomenten un desarrollo económico sostenible y, en consecuencia, alta calidad de vida.
A juicio de Maimunah Mohd Sharif, especialista en planificación urbana y directora de ONU-Habitat, la idea de que sólo los países desarrollados van a estar en capacidad de construir ciudades inteligentes, es errada. En su opinión, es necesario que las ciudades se conviertan en laboratorios vivientes para probar sistemas y tecnologías novedosas. Las soluciones van a depender en muchos casos de las necesidades reales e, incluso, la tendencia es a prescindir de ciertos esquemas conocidos, por ejemplo, de la gestión de la movilidad, si ellos no se adaptan eficazmente a los cambios en el funcionamiento de las ciudades.
Al insertar nuevos modelos (desarrollo orientado al tránsito), es más rentable para algunos grupos sociales como los japoneses andar en tren, por razones de ahorro energético y preservación medioambiental, que invertir enormes cantidades de dinero en fabricación e importación de automóviles. Todos son procesos que apuntan a un objetivo muy claro: proporcionar a las ciudades mayor habitabilidad.
Superar al Estado-Nación
Alrededor del tema de “ciudad inteligente” se celebra anualmente el Smart City Expo World Congress, incorporando conceptos como el commons (que afecta a toda la comunidad), la economía circular y la ética en la utilización de la big data, entre muchos otros, todos vinculados a la implementación del nuevo sistema. Su aplicación irá fluyendo junto con los cambios y transformaciones de las sociedades y sus gobiernos, donde el protagonismo ciudadano será cada vez más patente.
Además de ofrecer un entramado de planificación urbana, gestoría, tecnologías de la información, sustentabilidad y potencial humano, busca completar su eficiencia mediante valores añadidos tales como la transparencia (procesos administrativos públicos y accesibles); inclusión (participación de todos los ciudadanos); mejoras en la distribución de recursos (sistemas de ahorro energético en los servicios públicos básicos, distribución de agua, alumbrados).
Los avances en materia de proyectos para la recuperación de ecosistemas urbanos son tales, que importantes capitales han estado haciendo propuestas con un nuevo paradigma que supera al Estado-Nación. El planteamiento intenta generar un circuito de “ciudades en red”, que indudablemente será tema de discusión en los próximos congresos sobre innovación en las metrópolis. El papel clave de las ciudades en el desarrollo mundial en el futuro, no depende de tecnologías punta ni de la idea occidental del progreso. Para utilizar un término expresado por Maimunah Mohd Sharif, el mundo necesita más gente inteligente (smart people), con mayor consciencia ambientalista y un enfoque más global.
Ciudades conectadas
No hay mejor escenario para una transformación que la ciudad, y si es inteligente (Smart), tendrá inevitablemente que acoger los recursos que ofrecen las nuevas tecnologías.
La gran comunidad económica y social mundial avanza a grandes pasos, gracias al concepto de ciudades conectadas. En el último cuarto de siglo se han posicionado las urbes como centros económicos, espacios donde se reproducen gastos e inversiones, tanto para optimizar la calidad de vida de sus habitantes, como para marchar al ritmo cada vez más vertiginoso de la globalización.
No es posible concebir la ciudad del futuro sin conectividad, pues su calidad y eficiencia al servicio de las comunidades constituyen la plataforma sobre la que se construirán los proyectos más sostenibles, dirigidos a salvaguardar el planeta. En toda la discusión acerca de las ciudades inteligentes se subraya el hecho tecnológico frente a la variable del crecimiento demográfico, proyectado en corto, mediano o largo plazo. Un crecimiento tal, que duplique las necesidades de servicios básicos y de desplazamiento no puede acometerse sin un verdadero plan de conectividad en alianza con las nuevas formas de energía.
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Europa a la cabeza
Son numerosísimos los expertos que coinciden: el modelo de buenas prácticas en cuanto a ciudades conectadas se encuentra en Europa. Ciudades no tan grandes, pero que sin embargo albergan muchos habitantes como Londres, París, Barcelona, Zurich, Berlín y Estocolmo, han logrado avances en la implementación del transporte público multimodal, que incide en un bajo índice de emisiones carbono por la desaceleración de la producción de contaminantes.
Aparte del beneficio ecológico, el sistema tiende a una eficiencia del 100%, gracias a la conectividad digital, las economías de servicio bien establecidas con soporte tecnológico, estimulan la creación de un alto porcentaje de generación de empleo, que proviene de las pequeñas y medianas industrias, y no como ocurría históricamente, de los grandes emporios industriales. La expectativa hacia los próximos años, en las economías de buena parte del mundo, es que los nuevos empleos sean creados por emprendedores y pymes.
Conectividad para las masas urbanas
Países superpoblados como India e Indonesia, requieren de planes ajustados a su densidad por lo que cualquier diseño deberá contemplar la conectividad dirigida hacia las masas. En este caso la inversión pública para mejorar la infraestructura se ve apuntalada por el dinamismo del sector privado en áreas de la construcción, educación, aeropuertos y zonas económicas especiales.
La atracción de capital combinada con la estabilidad política y el crecimiento económico, es el esfuerzo que se ha puesto de manifiesto en la región. Actualmente Nueva Delhi, Madrás, Bombay y Calcuta se hayan interconectadas mediante cada uno de sus nodos. Más de un centenar de ciudades siguiendo el modelo de ciudad inteligente, han creado asociaciones de participación pública y privada para encarar el futuro con el replanteamiento de sus servicios básicos tales cómo electricidad, vivienda, saneamiento y construcción de modernos centros financieros.
Flujo electrónico y la Internet de las cosas
Las infraestructuras de las ciudades del mundo deberán esforzarse mucho más porque sus actividades comerciales contribuyan con la conectividad. El pago electrónico se ha diversificado y generalizado al menos en las urbes más pobladas. Los datos que se generan mediante el fujo electrónico ayudan a concretar fuentes de información.
Un novedoso dispositivo denominado “la internet de las cosas”, que consiste en agrupar sensores interactivos y modulares para ser instalados estratégicamente en las ciudades, hace posible la recopilación de datos en tiempo real sobre el medio ambiente e infraestructura de la urbe. En Chicago, existe un plan piloto de este dispositivo. Las mediciones, estadísticas y registros sobre clima, ruido y calidad del aire, por ejemplo, derivados de su implementación, sólo es posible por la calidad de la conexión.
Los objetivos comunes de las ciudades inteligentes que se despliegan en el mundo, a pesar de sus diferencias entre índices poblacionales o impacto real de sus economías, no dejarán de pasar por la conectividad como motor fundamental de cara al desarrollo futuro.
¿Qué factores definen a una ciudad inteligente?
Se mencionan a continuación, sin pretender sugerir una jerarquía, algunos de los factores más importantes:
-Uso extendido de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, especialmente en el vínculo entre autoridades y ciudadanos.
-Planificación urbana con fundamento en la Big Data y el estudio de las variables urbanas.
-Participación de todos los sectores de la sociedad en los programas de mejoramiento del medio ambiente y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
-Sistema público de salud basado en el uso de recursos tecnológicos, al que deben estar conectados todos los usuarios.
-Sistemas de transportes público y privado con emisiones controladas y gestionados con parámetros de sostenibilidad medioambiental.
-Proliferación de edificios inteligentes, diseñados y construidos para la reducción significativa de energía.
-Implantación de sistemas de recolección de desechos, que contribuyen a desarrollar culturas de reutilización, renovación y reciclaje.
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