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El sistema penitenciario toma la palabra en La causa

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Andrés Figueredo tenía 17 años de edad cuando decidió que quería mostrar la realidad de las cárceles venezolanas. Estaba en quinto año de bachillerato. Junto con su hermano realizaba labores sociales en zonas populares a través de una extinta asociación civil llamada CIMA. En ese trabajo conoció a Gilber Caro, un expresidiario que llegó a tener una curul como diputado suplente en la Asamblea Nacional de 2015. Para ese entonces solo era activista. Aun así, Figueredo quedó impresionado con su historia y quería contarla. Caro fue directo: Tienes que conocer las cárceles, le dijo.

El primer centro que visitó fue El Rodeo I con Gilber Caro de acompañante. La primera y la última vez. Recuerda que en ese momento había muchos videos que rodaban por Youtube filmados dentro del penal. “Me hice una promesa de que no iba dejar de contar esta historia hasta que se la pudiese enseñar a toda Venezuela”, cuenta desde Nueva York. Finalmente lo logró con el documental La causa (2019), que forma parte de la sección oficial de la edición 17 del Festival de Cine Venezolano.

La causa (2019)
Andrés Figueredo
Género documental –  83 minutos

Proyección: Lunes, miércoles y viernes por 24h. Disponible en Cine Mestizo.

El filme se centra en la Penitenciaria General de Venezuela (PGV), en San Juan de los Morros, estado Guárico. Una de las cárceles, para ese entonces, más grandes del país. Salta a la vista la ausencia de algún tipo de guardias en esa gran infraestructura. Luego se entiende: allí no hay presencia del Estado venezolano. Los presos crearon su propio sistema de gobierno, su propia forma de convivir. Todo converge allí: mercados, cultura, la búsqueda de redención, pero también armas y drogas.

Son los reclusos quienes cuentan su modus vivendi. Uno de ellos señala: “Desde hace tiempo las cárceles las teníamos que tener nosotros, sin presión ni hostigamiento. Aquí se puede decidir el futuro”. Cuando los presos nuevos entran tienen la posibilidad de unirse a una iglesia, que manejan los reclusos. “Pasas un proceso de adaptación, hasta que consigues donde vivir”, explica otro reo. Los homosexuales están aislados.

Cocinan en un fogón y el baño, que no es tal. Un patio alejado de donde conviven regularmente se convirtió en el lugar donde los presos hacen sus necesidades y los barrenderos intentan mantenerlo limpio. El documental muestra que, en su tiempo libre, algunos hacen artesanías y pintan, otros juegan ajedrez. Otros no hacen nada. Todos se rigen por lo que establece “la Constitución del hampa”, como señaló otro recluso, porque incluso puertas adentro del penal tienen su propio tribunal y su sistema de castigo y penas. Es como otro Estado, que se mantiene con “la causa”. Un preso la define así: “La causa es algo que damos todos para ayudarnos entre nosotros mismos, para comprar lo que se tenga que comprar”.

“Como documentalista tienes que tener un entendimiento empático muy fuerte con la gente. Yo no quería hacer un documental periodístico inmediato de decir ‘esto es’. Quería entender un problema que tiene raíces desde hace décadas y que es sumamente complejo. Que yo haya llegado sin juzgar a nadie, hablando abiertamente como te hablo a ti, como hablo con cualquiera de mis búsquedas e intereses, me permitió mantenerme en ese mundo durante mucho tiempo. Hablé claro, hablé genuino, dije lo que quería hacer: quiero mostrar lo bueno, quiero mostrar lo malo, quiero mostrar lo que aquí pasa”, indica Figueredo.

No solo se quedó con lo que había visto y grabado en la Penitenciaria General de Venezuela. Entender una problemática, para él, iba más allá de un solo penal. Durante los 10 años de producción también visitó Tocuyito, Tocorón, Puente Ayala, El Rodeo I, El Rodeo II, Yare I, Yare II y Yare III, el Instituto Nacional de Orientación Femenina y 26 de Julio. “Visité otras para entender como documentalista que no es una situación solo contenida dentro de la PGV. Para poder hablar con propiedad, visité más de una cárcel para no decir que el problema era de una sola”, explica, aunque en el discurso narrativo de La causa solo hay imágenes de la PGV. Hay material de archivo, extraído de Internet, de El Rodeo I (Miranda) y la cárcel de Uribana (Lara).

Penitenciaria General de Venezuela (PGV) | Foto cortesía Andrés Figueredo

Entre cinco y seis años, Figueredo fue a las cárceles constantemente. Vivía entre Estados Unidos (donde hizo sus estudios superiores en la Universidad de Georgetown) y Venezuela. Grabó más de 400 horas de material, que sintetizó en una hora y media. En su proceso quiso entender y ayudó a parte de la población penitenciaria. “Me hice amigo de muchos presos, dormía en la cárcel con ellos, dormía en sus cuartos, comía la misma comida, no estaba ahí sino para ser uno más de ellos y entender cómo solucionar un problema”, señala.

Contribuyó a impulsar el grupo de rap Free Convit: “Hicimos un concierto con Mcklopedia y llevar música a la cárcel trajo a la gente que quería hacer música también. Nos dimos cuenta del talento y del potencial que había. También de darle una mano amiga; construimos un estudio. Son personas que, hasta el día de hoy, son mis amigos y estamos trabajando”.

La PGV fue intervenida y clausurada por la Guardia Nacional Bolivariana en octubre de 2016. Hubo negociaciones de por medio. Los reclusos fueron trasladados a otros centros penitenciarios del país. Seis meses después el hallazgo de una fosa común dentro de la cárcel protagonizó los titulares nacionales e internacionales. El Ministerio de Servicios Penitenciarios anunció que reacondicionaría sus instalaciones. Poco se sabe hoy del estado de la infraestructura de la que fue una prisión modelo, con hectáreas para la agricultura y la ganadería.

Penitenciaria General de Venezuela (PGV) | Foto cortesía Andrés Figueredo

La causa se estrenó en el International Documentary Film Festival de Ámsterdam 2019, uno de los encuentros más importantes dedicados al género documental. También estuvo en el festival Movies That Matter, donde logró Mención Especial; en el Festival Internacional de Cine Documental sobre Derechos Humanos en Ucrania – DOCU DAYS UA, y el Festival Miradas Diversas del año pasado.

Andrés Figueredo trabaja actualmente en una película de ficción: “Es una historia de conseguir familias a través de música. Hay músicos de Venezuela y Estados Unidos”. Pero añadió que no podía adelantar más detalles. ¿Habrá una continuación del relato del sistema carcelario del país? “No, ya dije lo que tenía que decir. Pero sigo y seguiré trabajando con Free Convit, no lo voy a soltar hasta que ellos me lo digan”.

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