Las históricas manifestaciones que estremecieron a Cuba el 11 de julio son «un grito que es también el resultado de la desesperación» y debe ser escuchado por las autoridades, estima el escritor Leonardo Padura, en un texto entregado a AFP.
Es «un grito que es también el resultado de la desesperación de una sociedad que atraviesa no solo una larga crisis económica y una puntual crisis sanitaria, sino también una crisis de confianza y una pérdida de expectativas», señala el maestro de la novela negra y uno de los escritores contemporáneos más publicados de América Latina.
Hartos de la crisis económica, miles de cubanos se volcaron a las calles el 11 de julio en unas 40 ciudades y pueblos del país al grito de «Tenemos hambre», «Libertad» y «Abajo la dictadura».
El escritor de 65 años, que en sus novelas cuenta la realidad cubana, vive en La Habana, cuyas calles también fueron sacudidas por las revueltas, inéditas desde el triunfo de la revolución en 1959.
«A ese reclamo desesperado, las autoridades cubanas no deberían responder con las habituales consignas, repetidas durante años», sino encontrar «las soluciones que muchos ciudadanos esperan o reclaman», añade.
Aunque subraya el impacto devastador del embargo impuesto por Estados Unidos desde 1962 y denuncia una «campaña mediática» destinada a manipular la información sobre Cuba, Padura advierte sobre todo que «los cubanos necesitan recuperar la esperanza y tener una imagen posible de su futuro».
Pero «para convencer y calmar a esos desesperados el método no puede ser las soluciones de fuerza y oscuridad, como imponer el apagón digital», opina refiriéndose a la decisión de las autoridades de bloquear el Internet móvil desde el mediodía del domingo hasta la mañana del miércoles, lo que suscitó críticas de la comunidad internacional.
Y «mucho menos puede emplearse como argumento de convencimiento la respuesta violenta, en especial contra los no violentos», considera Padura sobre las protestas, que dejaron un muerto, decenas de heridos y más de un centenar de detenidos.
«Muchas cosas parecen estar hoy en juego», observa, «incluso si tras la tempestad regresa la calma».
Pero «resulta necesario que lleguen las soluciones, unas respuestas que no solo deberían ser de índole material sino también de carácter político, y así una Cuba inclusiva y mejor pueda atender las razones de este grito de desesperación y extravío de la esperanza».
Después de las manifestaciones, el gobierno anunció el miércoles las primeras concesiones, encaminadas sobre todo a facilitar la entrada de alimentos y medicinas a la isla, pero muchos cubanos las juzgan insuficientes y reclaman también medidas políticas.
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