Cuenta la historia reciente del siglo XX que hace 76 años, una vez derrotado diplomática y militar el Partido Nacional Socialista que pretendía expandirse por toda Europa y Occidente, en medio de la fatídica Segunda Guerra Mundial, con el triunfo en 1945 de las tres principales potencias: Rusia (URSS) Estados Unidos de Norte América e Inglaterra, se dieron los Juicios de Núremberg que comienzan el 20 de noviembre de 1945 y terminan con las sentencia dictaminadas el 1 de octubre de 1946.
Se constituyen como un Tribunal Militar ad hoc, para juzgar al régimen de la Alemania Nacional Socialista por las leyes de ciudadanía, las leyes de Núremberg, además de todas las leyes, decretos y reglamentaciones del Régimen Totalitario; decretos y reglamentaciones llenos de vulneraciones y delitos de lesa humanidad como crímenes de guerra, crímenes contra la paz, genocidio, entre otros, que dieron pie a la ruina, hambruna, éxodo y el holocausto en Alemania, en especial, contra el pueblo Judío, signos y costumbres hebreas en aras de una raza supremacista.
Dichos juicios ad hoc, se dan luego de varias conversaciones de alto nivel que definieron las tres principales súper potencias vencedoras: EEUU, URSS, UK, para hacer justicia sobre los crímenes de lesa humanidad, cometidos por los líderes, militares y funcionarios del gobierno auto denominado Tercer Reich.
Durante los juicios, que duraron 11 meses con varias años de investigación; acusaciones, defensas de los delitos cometidos, a pesar, de haber sido filmados los días de juicio, aún se desconoce la totalidad de las cintas filmográficas y declaraciones de los imputados, lo cierto es que fueron unos líderes sentenciados a varios años de prisión, otros a cadena perpetua, otros ahorcaron y otros se suicidaron.
En ese sentido, estos, juicios en Núremberg marcaron un precedente para la puesta en marcha de los tribunales internacionales, como por ejemplo la Corte Penal Internacional, que al cabo de varias décadas se ha observado el enjuiciamiento de varios tiranos de las naciones africanas y árabes, la ex Yugoslavia por los delitos de genocidio, crímenes de guerra y lesa humanidad y otras naciones del mundo, e incluso, en América Latina, entre otros crímenes, sustentado en leyes, decretos y reglamentaciones, ejecutadas por gobernantes y funcionarios civiles o militares del régimen de Estado.
Pero todavía existen interrogantes: ¿Por qué no se ha juzgado, por lo menos de forma post mortem, los miles y millones de muertes llevadas a cabo por la tiranía del comunismo y del socialismo? ¿Qué ha pasado con los valores que integran los tribunales internacionales para hacer justicia a los millones de asesinatos y crímenes que vienen cometiendo los gobiernos por el mundo, incluso en Latinoamérica, que ya sobrepasan los 100 millones, en aras de leyes, decretos, disposiciones y reglamentaciones que vulneran los derechos fundamentales, promoviendo el éxodo, la hambruna a la que son sometidos por el desabastecimiento, la desnutrición que enfrentan naciones enteras, superior su letalidad a cualquier virus.
Se sabe que para que se den unos juicios urgentes para la población mundial, como los producidos en Núremberg, se necesita librar la guerra que enfrenta la humanidad. Una guerra entre dos perspectivas, una sociedad libre y de respeto a los derechos naturales de la personas, contra una tiranía de corte totalitaria que transgrede los derechos humanos, su sistema de garantías y libertades, imponiendo un nuevo orden social totalitario de magnitudes globales.
Transgrediendo todo los códigos legales, deontológicos, médicos, humanitarios, éticos, como por ejemplo, el Juramento de Hipócrates, la ética, el Código de Núremberg; fundamentados en valores humanos que han quedado relegados a los intereses de lo que se viene desentrañando de ese entramado corporativistas de entidades públicas y privadas que son tomadas por el nuevo orden social que se instauró en el mundo desde épocas recientes.
Se sabe que la humanidad desde los primeros anales de la historia viene librando una batalla de magnitudes espirituales y físicas entre la luz y las tinieblas. Está escrito en la historia de la humanidad que hubo dos matanzas de niños, la primera está relatada en las crónicas escritas por Moisés, cuando fue echado al río para evitar que fuese sacrificado por el decreto del Faraón a los niños de ese tiempo.
Luego, en ese sentido, vuelve aparecer otro incidente en la era cristiana y, es en la huida de María y José a Egipto con el niño, para evitar el Decreto de Herodes I El Grande en la famosa matanza de los inocentes, que se cierne contra todos los niños, y así evitar, según los sabios de ese entonces que fungen como consejeros y asesores del líder político, narrado por las crónicas de la historia, para que no naciera un Rey, reconocido como el Mesías, en fin, «el fin justifica los medios » dice el adagio.
Ambos eventos fatídicos, permiten, entre otros males, el control de la población de aquel entonces y así, mantener la intervención y la zozobra total sobre la misma, que oprimen reyes, gobernantes, líderes políticos de los primero siglos y de todos los tiempos, en aras de un Estado tiránico y totalitario de magnitudes globales, también.
En ese sentido, ocupa a la humanidad a la luz de los principios y valores del Derecho y la Justicia, en especial de las tradiciones judeo cristianas, heredadas en Occidente, el cómo los regímenes políticos y económicos se vienen debatiendo entre un Estado Totalitario Global, vulnerando los dundamentos del derecho contra un Estado Liberal de sistema garantista y protector de los derechos humanos.
Es por ello que urge mantener atalayas en virtud de la vida, la libertad, la paz, entre toda la humanidad y corregir de forma categórica en el ágora, parlamentos, asambleas, toda disertación, opinión, doxa, que dé indicio intencionado o no, de control totalitario y tiránico contra la vida, la libertad y los valores humanos originarios.
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