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Rechazo y autodestrucción, el difícil camino de un joven trans en Venezuela

Por EFE
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«Mamá, ¿qué hubiese pasado si hubiese nacido niño?», preguntaba Giordy Quiñones, una y otra vez, cuando era pequeño, en ese entonces, era una niña, pero hoy se identifica como hombre trans tras una adolescencia de depresión, rechazo y autodestrucción, una historia frecuente en Venezuela.

Este 5 de 25 años recuerda que desde pequeño sentía que su cuerpo y apariencia no coincidía con su identidad sexual, pero no era un tema fácil de hablar en casa.

«Me daba temor decirle: mira mamá yo no me identifico como una niña, yo me siento más como un niño», dice a Efe Giordy, de cabello rizado y piel oscura, en un teatro en Caracas que, para él, es un espacio liberador.

Giordy también se define como bisexual. Hace una semana participó en una protesta de la comunidad Lgbti en Caracas, condenando el asesinato, aún sin esclarecer, de una mujer trans y dos homosexuales en la capital. Desde ese momento siente temor y no es en vano.

Un informe del Observatorio de Personas Trans Asesinadas de Transgender Europa (TGEU, en inglés) registró, entre 2008 y septiembre de 2020, 3.664 transexuales asesinados en todo el mundo por prejuicios discriminatorios, 126 en Venezuela.

Giordy Quiñones también salió a exigir justicia por las víctimas del colectivo Lgbti | Foto EFE

«Después que ocurrieron estos crímenes dije: ¿qué puede pasar un día que yo no pase tan desapercibido y alguien le provoque molestarme?», cuestiona Giordy.

Durante la protesta, cargaba dos cruces negras con el nombre y edad de una víctima de otro crimen que considera fruto de la Lgtbifobia.

Además, ayudaba a sostener una pancarta en la que se leía no más discriminación. De eso, él sabe mucho, lo vivió en la universidad o en el trabajo, en su vida cotidiana.

Autodestrucción

Giordy, que es el nombre que asumió seis años atrás, vivió una niñez muy difícil tratando de entender su género: «Atentaba contra mi propio cuerpo, eso me llevó a la autodestrucción».

«Yo esperaba que mi cuerpo fuese más masculino y cuando comenzaron a salir los pechos las curvas, todo lo que tiene que ver con la feminidad, yo dije: esto no me pertenece«.

Más de la mitad de su vida se ha sentido atrapado, sin saber cómo sacar eso que estaba dentro.

Trans Venezuela

Fue difícil para Giordy Quiñones enfrentar el cambio | Foto EFE

Y añade: «Me llevó a caer en la depresión, fue bastante fuerte yo mismo reprimirme por ese miedo y temor al qué dirán, a la discriminación, o al rechazo».

A sus 12 años de edad, estalló la bomba de lo que Quiñones describe como un foso oscuro.

«Yo estaba pensando en el suicidio y dije: me lanzo al abandono y me voy de este plano, o asumo lo que realmente soy«, rememora.

El desplazamiento

Para él, un chico trans, la discriminación en Venezuela ha sido lo más difícil.

«Es muy triste que las personas te rechacen por ser trans en Venezuela. Cuando tú le dices a una persona que eres trans, te desplaza totalmente y se aleja. No vaya a ser que eso se te vaya a pegar», comenta.

Giordy abandonó sus estudios universitarios, luego de que algunos profesores se mofaron de su identidad.

«Me ponían en ridículo frente a todos, se empeñaban en llamarme por mi nombre legal para que los del salón se burlaran», explica.

Trans Venezuela

En el teatro Giordy Quiñones se siente libre de ser quien es | Foto EFE

Cambiar su nombre es un escabroso proceso en una Venezuela que no tiene una ley de identidad de género que incluya a la comunidad ni a las personas trans.

No solo dejó la universidad, sino que, además, se vio forzado a renunciar a su empleo en una clínica de Venezuela.

«Yo trabajaba como asistente administrativo» detalla Giordy, a quien, con su nuevo aspecto físico, lo pasaron a vender café.

Antes, describe, tenía el cabello largo y, con su transición, comenzó a lucir cabello corto, usa camisas y pantalones holgados.

Las familias

«Aquí estamos, adorada hija brindándote el apoyo y la devoción de siempre. Hoy dimos el primer paso hacia tu transición formal y física. Vas en vía de la transformación de ese cuerpito de niña que nunca entendiste, que no te define», escribió en 2016 Karina, una famosa cantante venezolana a su hija que, como Giordy, se define como hombre.

La publicación, en su momento, revolucionó la red social con comentarios llenos de odio, en una Venezuela muy poco tolerante con la comunidad Lgbti.

«Es como si viniéramos de otro mundo», explica Fernando Pereira, terapeuta familiar y fundador de la ONG Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap). El experto asegura que poco o nada se discute sobre educación sexual, orientación o identidad de género en colegios de Venezuela.

Para la familia de Giordy fue una total sorpresa su revelación.

Y no hubo apoyo. “Nosotros aquí vimos nacer a una niña”, le decían. Sin embargo, ahora están tratando de aceptarlo, de llevar la situación con armonía.

«Las familias, en muchos casos, tratan de evitar el dolor, el sufrimiento, previendo el rechazo, el antagonismo y, de alguna manera, van viviendo un duelo», señala Pereira.

Giordy ha cumplido seis años en libertad, en el cuerpo que lo define. Y cada vez que siente miedo al qué dirán, se repite: imagina que estás en el teatro y eres un personaje.

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