La invasión «Bella Esperanza» en el estado Lara es irónicamente el resultado de la pérdida de la esperanza de 65 familias, que ya no confían que la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) o la revolución, les construya sus hogares con bloques resistentes en pleno año electoral.
Maritza Leal se acostumbró a vivir en un rancho de zinc, con piso de tierra y tomas ilegales de agua potable y electricidad. La falta de una red de drenaje convierte a su baño en un pozo séptico. Tiene desde 2017 esperando una vivienda en el sector Las Tunas Tres, parroquia Agua Viva del municipio Palavecino, reportó La Prensa.
«Bella Esperanza» fue visitada por Carmen Meléndez, exgobernadora de Lara, en febrero de 2018 cuando se les prometió que iban a formar parte de los 100.000 ranchos que serían reemplazados por casas durante su gestión.
De acuerdo con Guillermo Palacios, diputado de la Asamblea Nacional electa en 2015, la ahora ministra de Interior, Justicia y Paz solo había entregado 1.700 casas aproximadamente, 1% de lo proyectado, catalogando su promesa de una gran «estafa» para las familias pobres de Lara, que le dieron su voto para hacerla llegar al poder.
«Muchas de las viviendas entregadas no se construyeron con recursos de la gobernación, fueron proyectos que ya había iniciado la Gran Misión Vivienda Venezuela, e incluso varias se trataban de ampliaciones o de remodelación de fachadas, e igual las inauguraron como obras nuevas. Esta ha sido un gran fracaso para la revolución», resaltó.
No hay información pública y transparente sobre el total de casas construidas en la gestión de Meléndez. Mucho menos, cuántas ha hecho el actual gobernador Adolfo Pereira. Sin embargo, representantes de la Cámara de la Construcción y Cámara Inmobiliaria del estado, están seguros de que la cifra fue muy inferior a la prometida, a juzgar por la cantidad de invasiones en Iribarren y Palavecino.
«Según la proyección del censo población y vivienda del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el año 2011 Lara tenía un déficit de 200 mil viviendas. Se requería edificar 120 mil viviendas nuevas y se tenían que sustituir 80 mil ranchos o casas ubicadas en zonas de alto riesgo», informó Ronald Arias, presidente de la Cámara de la Construcción regional.
Desconoce cuántas ha hecho el oficialismo por la opacidad y la falta de rendición de cuentas, pero lo que sí le consta es que desde 2014 las inversiones públicas y privadas se paralizaron por la estrepitosa caída de la producción petrolera, el inicio de la recesión económica, la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos y la falta de seguridad jurídica y créditos bancarios para construir.
«Esa falta de cifras claras también se registra a nivel nacional. El gobierno habla que ha construido más de 3.4 millones de viviendas desde el 13 de febrero del 2011, año en que nace la Gran Misión Vivienda Venezuela con el expresidente Hugo Chávez. En promedio cuatro personas viven por cada vivienda construida; es decir, un total de 13 millones 600 mil personas fueron beneficiadas. Ciudades como Maracaibo tiene cinco millones de habitantes, lo que representa que la revolución ha construido tres ciudades como Maracaibo, y eso es un sinsentido», exclamó.
En el 2011, el INE proyectaba que había un déficit de 2.5 millones de viviendas en toda Venezuela. Es decir, con las cifras del oficialismo 3.4 millones de viviendas fabricadas, menos los 5.6 millones de venezolanos que han migrado del país, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), es para que en la actualidad ninguna familia tuviera necesidad de una casa, pero la realidad es otra, según señala el informe Derecho a La Vivienda 2020, publicado por la Organización de Derechos Humanos Programa Venezolano de Educación Acción (Provea).
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