En el teatro Rond-Point de París, el público tiene la última palabra. En sus manos está condenar o absolver simbólicamente a Harvey Weinstein, aunque la decisión de los asistentes a su musical con aires de cabaré nunca ha sido favorable al productor de cine.
«Te perdono (Harvey Weinstein)» es en verdad un juicio a la figura del macho dominante y al patriarcado, en el que el estadounidense, que está cumpliendo una condena de 23 años de prisión en Nueva York por varios delitos sexuales, aglutina a través de él a otros conocidos agresores contemporáneos.
Música, baile y sátira sirven de cauce de la reflexión escrita y dirigida por el francés Pierre Notte, que interpreta igualmente a su protagonista.
«Queremos organizar una especie de fiesta en torno a una catástrofe. La catástrofe es la violencia que sufren las mujeres por parte de los hombres, en particular cierto número de monstruos, y para organizar esa fiesta catastrófica son necesarios el canto, la música, los gags, los poemas, también las fábulas», explica a Efe.
La obra sintetiza el fenómeno de denuncia «Me too» y las víctimas que pisan el escenario no son exclusivas del productor: Nafissatou Diallo, la limpiadora de un hotel de Nueva York que acusó de violación en 2011 al entonces director gerente del Fondo Monetario Internacional, el francés Dominique Strauss-Kahn, es otra de las representadas.
«Te perdono (Harvey Weinstein)» utiliza el humor como hilo conductor, pero a través de la burla entran en el guión los feminicidios, las desigualdades laborales o de género o una revisión de un relato dominante hasta ahora, en el que desde Adán y Eva se ha otorgado a la mujer un rol unas veces culpable y otras pasivo.
Revisión feminista
A medida que se expone al encausado a sus propios delitos, y que a su vez el público recibe una nueva versión de la importancia de los preliminares en las relaciones sexuales o de las posibilidades del clítoris, entre otros conceptos vistos desde una óptica feminista, el Weinstein del escenario se transforma paulatinamente en mujer.
«No puede soportarlo, pero al hacerlo tal vez va a ser mejor persona. Es mi manera de aportar una fábula que comienza de manera atroz y que más o menos acabará bien», añade el director, que anteriormente llevó a las tablas varias obras que retratan a mujeres condenadas en un mundo controlado por hombres.
La mujer en la que se convierte su personaje no es una cualquiera, sino «la más bella, la más icónica», la actriz Catherine Deneuve, personaje igualmente polémico que en 2017 suscribió una tribuna en el diario «Le Monde» que arremetía contra el movimiento «Me Too» y defendía «la libertad» de los hombres «de importunar» a las mujeres.
Pero para cuando el público tiene la posibilidad de juzgar a ese Weinstein al que le ha crecido el pecho o que se ha depilado las piernas, su veredicto en esta representación, que comenzó el 1 de junio y seguirá hasta el próximo día 26, está siendo unánime.
«Nadie perdona. A la gente le divierte condenar. La justicia popular probablemente es lo peor que hay. Nosotros la convocamos con todo el humor que puede transmitir el cabaré, un espacio en el que la gente participa y es cómplice desde el principio», recalca Notte.
El director admite haber tenido cierta voluntad pedagógica y sostiene que pese a la sentencia real y ficticia que recibió el estadounidense, ese tipo de delitos y sus autores están todavía «muy lejos» de la impunidad.
«No hay más que mirar cómo se siguen comportando los hombres, la cifra de feminicidios, el lugar de las mujeres en el mundo del trabajo, las agresiones diarias en la calle… Nada se ha calmado y no creo que la palabra se haya liberado», lamenta, no sin admitir que la rabia «cada vez es más fuerte y no va a parar».
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