Cada 40 segundos se produce una muerte por suicidio en el mundo. Los medios de comunicación hablan poco (y mal) de este grave problema de salud pública.
¿Por qué podemos asegurar que los medios no informan correctamente de esta realidad? El problema no solo es que se hable muy poco, sino que cuando se publica una noticia sobre suicidio, en la mayoría de los casos esta se redacta con rasgos sensacionalistas y sin un enfoque preventivo. Esta es una de las principales conclusiones de la tesis doctoral “Tratamiento informativo sobre las principales causas externas de muerte en la prensa digital española (2010-2017)” defendida el año pasado en la Universidad Internacional de La Rioja.
Además, se ha comprobado que el sensacionalismo se intensifica cuando la víctima resulta ser un personaje famoso o bien se trata de una persona que previamente ha cometido un asesinato.
Parece entonces que no importa que al hablar del suicidio se den todo tipo de detalles sobre el suceso, una actitud desaconsejada por las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), debido a que se relaciona directamente con un efecto imitación.
- Cecodap: El suicidio es un problema de salud pública en Venezuela
- “No sean esto, perdón”: el escritor venezolano Willy McKey se suicidó
- «Los quiero a todos, espero sean felices»: el activista Alejandro Urdaneta se quitó la vida en Maracaibo
Hablan los datos
Según el registro anual del Instituto Nacional de Estadística (INE), desde 2008 el suicidio es la primera causa de mortalidad externa. Hasta ese año lo habían sido los accidentes de tráfico, que han pasado a ocupar la cuarta posición en esa clasificación.
Con esta información cabe preguntarse por qué los medios de comunicación otorgan mucho más protagonismo a los accidentes de tráfico que a los suicidios. También podemos cuestionarnos por qué, entre otras medidas, una mayor difusión de las noticias de accidentes de tráfico ha conseguido un efecto reductor en la siniestralidad y, sin embargo, esta estrategia todavía no se aplica a los suicidios.
Imitación o prevención
La publicación de noticias sobre suicidios en los medios de comunicación puede provocar dos posibles efectos. Por un lado, el efecto Werther, o efecto imitación, y por otro, el efecto Papageno o efecto preventivo.
El primero surge de la novela Las penas del joven Werther, de Goethe, tras cuya publicación se contabilizaron numerosos casos de suicidio que imitaban al protagonista de la novela.
Por otro lado, Papageno, que es un personaje de la ópera La flauta mágica, de Mozart, representa la prevención, ya que consigue ser convencido por unos duendes para no suicidarse.
Esta consideración viene a reconocer que la manera en la que se redacta una noticia sobre suicidio puede generar uno u otro efecto.
Recomendaciones de la OMS
La OMS ha formulado una serie de recomendaciones sobre cómo se deben redactar este tipo de noticias, pero en la mayoría de los casos no se siguen estas indicaciones.
Los profesionales sanitarios, que ya cuentan con guías preventivas específicas, están alentando a los medios de comunicación a que no silencien al suicidio, ya que informar sobre él de manera responsable reduce el riesgo de que se cometa.
La opinión de los profesionales del periodismo
Los profesionales del periodismo de sucesos creen que son cuidadosos a la hora de redactar las noticias de suicidios, pero reconocen que generalmente no publican información sobre esta realidad a no ser que se trate de una víctima famosa, de una persona que previamente ha asesinado a su pareja o de un suceso de proximidad.
Algunas asociaciones de periodistas transmiten un mensaje de preocupación por el tratamiento de las noticias de suicidios y están trabajando en la elaboración de manuales de apoyo para sus profesionales que puedan ofrecer una redacción profesional y con un enfoque preventivo para estas noticias.
Una lección para el futuro
Según algunos estudios, las noticias sobre suicidios que se publican en un lugar relevante (portada o contraportada), que incluyen fotografías de la víctima, que indican el motivo, el método utilizado, detalles de la nota de despedida o cualquier otro dato de este tipo, están contribuyendo a la incitación al suicidio.
Para tratar de evitar este resultado, se podría comenzar por exigir un mayor compromiso social a los responsables editoriales de los medios que, además de asegurar un correcto tratamiento informativo, deberían asignar la redacción de noticias sobre suicidios a periodistas profesionales que apliquen un enfoque preventivo y que no cometan estos errores.
Queda trabajo por hacer pero, si se trabaja en esta línea, quizá seamos capaces de reducir la cifra de una muerte por suicidio cada 40 segundos.
Además, una publicación responsable sobre el suicidio no solo evitará un efecto imitación sino que ayudará a convertir en mito la idea de que los medios de comunicación son los culpables de algunos suicidios.
Francisco Javier Olivar de Julián, Doctor en Comunicación. Profesor Universitario Máster SIG y Máster PRL., UNIR – Universidad Internacional de La Rioja ; Francisco Segado-Boj, Profesor de Historia de la Comunicación, Universidad Complutense de Madrid y Jesús Díaz-Campo, Profesor de Comunicación, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional