Señor presidente de Estados Unidos de América:
Presidente Biden, ignoro si estas líneas llegarán hasta su despacho presidencial, solo estoy seguro de que intentaremos contribuir con ellas ante una posible mediación exitosa de su gobierno, para encontrar una salida a la interminable crisis política, económica y social que tenemos en Venezuela por responsabilidad directa del régimen madurista que controla el poder desde 2013, y por los reiterativos errores de una oposición, especialmente aquella abstencionista que solo contribuye a consolidar el neototalitarismo nuestro país.
Señor presidente, sabemos que es un pleonasmo decir que Venezuela ha sido saqueada y destruida por una cúpula de falsos «izquierdistas» cuya ideología política es una simbiosis de bazofia entre lo peor del fascismo, nazismo y estalinismo, lo que ha conducido al país no solo a la destrucción de sus inmensos recursos naturales y quiebra de lo que fue su industria petrolera, y la cual era una de las principales proveedoras de crudo a su nación, sino que el madurismo convirtió en letra muerta la Constitución (1999) y las leyes.
En Venezuela, hoy tenemos los salarios y pensiones más bajos del mundo cuyas bandas oscilan entre 1 y 5 dólares al mes, cuya muerte de ingresos para los trabajadores está acompañada con una hiperinflación desde 2017, lo cual ha desembocado en que más de 5,4 millones de connacionales hayan emigrado de la otrora nación pujante de América Latina.
Ante semejante desastre en la vida de los ciudadanos, quienes deben sobrevivir en su inmensa mayoría con esos inexistentes ingresos, los servicios públicos se han convertido en una quimera. Casi nunca los hogares tienen agua por tuberías. La electricidad falla casi a diario con interrupciones que pueden extenderse hasta por más de 24 horas en algunos estados y municipios. El gas doméstico además de ser escaso, y tener que comprarlo a través de mafias creadas por el madurismo, las bombonas de gas se han convertido no en suplidoras de esa energía, sino en bombas de tiempo porque el nulo mantenimiento a estas ha originado diversas explosiones en muchos hogares con saldo de pérdidas de vidas humanas. La gasolina y el gasoil, después de que éramos un país exportador de esos combustibles, ahora somos importadores de tales líquidos, y por supuesto, ello también ha agravado la situación de crisis del país.
Y mientras esto ocurre, aquellos que salen a reclamar sus legítimos derechos ante el madurismo terminan siendo reprimidos y otros incluso hemos sido encarcelados. La lista es de más de 300 presos políticos en promedio a los que el neototalitarismo les ha violado los derechos humanos.
Señor presidente, entendemos que el gobierno que usted lidera en Estados Unidos requiere una Venezuela libre, independiente y próspera, pero eso no ocurrirá mientras exista una oposición dispersa, fragmentada, atomizada, en donde el grupo abstencionista le hace un gran daño al país, porque a pesar de que la mayoría de los venezolanos rechazan el régimen madurista, el no votar los consolida en el poder con menos de 20% de apoyo popular que fue el máximo de sufragios que pudieron obtener del registro electoral en las cuestionadas elecciones parlamentarias de diciembre 2020.
En consecuencia, y también acosados por la enorme crisis el madurismo acaba de designar junto con otros sectores de oposición otra directiva del Consejo Nacional Electoral, (CNE, siglas en español), con el propósito de que desde Estados Unidos, Canadá y Europa existan puentes diplomáticos que, según ellos, alivien el aislamiento internacional que ha generado Nicolás Maduro con la mayoría de gobiernos democráticos de Occidente, y entendiendo que con este CNE habrá en los próximos comicios regionales –gobernadores y alcaldes– mayor participación y reconocimiento al sistema político que impera en Venezuela.
Presidente Biden, sobre el particular su gobierno ha dicho «que serán los venezolanos quienes decidan la legalidad del CNE», y asumiendo que solo el voto podrá coadyuvar a ir destronando el poder madurista, se hace indispensable unificar a toda la oposición, razón por la cual le pido, en nombre de millones de personas de nuestro país, que convoque a toda la dirigencia antimadurista de Venezuela a una cumbre democrática, es decir, desde los más radicales abstencionistas hasta aquellos que llaman a votar de los partidos políticos, incluyendo los sectores profesionales, grupos de trabajadores, sindicatos, así como organizaciones civiles, universidades, empresarios y la Iglesia como un frente común que entienda que solo a través del compromiso de asistir a los venideros comicios regionales se abrirá una puerta ante la crisis política, económica y social.
No es tiempo de discutir la «ilegitimidad e ilegalidad» de un organismo porque eso jamás nos llevará a un acuerdo político. Es tiempo de unir esfuerzos y su gobierno será clave si con sus debidas orientaciones logra sentar ante la misma mesa a toda la oposición venezolana. Además, es implícito que estos comicios se pueden convertir por adelantado en un referéndum revocatorio contra Nicolás Maduro, o sea, estas elecciones tienen un hecho político innegable de demostrar al mundo que los venezolanos en su mayoría ya no quieren un régimen neototalitarista en el poder.
¡Señor presidente! Venezuela necesita de Estados Unidos para volver a ser la nación más importante de Suramérica, y si efectivamente su gobierno quiere ayudarnos a encontrar la salida, es impostergable comenzar uniendo a la oposición. Usted tiene la palabra.
Venezuela espera por una respuesta y su llamado.
Le saluda desde la patria del Libertador,
Javier Vivas Santana
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