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Isabel Díaz Ayuso: El riesgo de América Latina son gobiernos populistas inspirados en el chavismo

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«17 de octubre»: En las últimas elecciones en la Comunidad de Madrid se repetía esta fecha clave. El argumento de quienes creen en el horóscopo se desmantelaba al señalar que tanto Isabel Díaz Ayuso como Pablo Iglesias, la ganadora y el perdedor de estos comicios decisivos del tablero político español, dos líderes ideológicamente en las antípodas, con dos estilos tan diferentes, habían nacido el mismo día.

Díaz Ayuso

La popularidad de Díaz Ayuso era notable e Iglesias, quien se desempeñaba como vicepresidente segundo del gobierno, renunciaba en marzo a su cargo nacional para postularse en las elecciones regionales y fortalecer el bloque de izquierda.

“España me debe una. Hemos sacado a Pablo Iglesias de la Moncloa”, decía Díaz Ayuso en marzo sobre el líder de Unidas Podemos; sin vaticinar que en realidad había comenzado un terremoto y que Iglesias terminaría abandonado la escena política.

Díaz Ayuso, quien gobernó en plena pandemia –donde el virus azotó de inmediato y con virulencia, cuando aún la idea de una vacuna era un espejismo–, registró el pasado 4 de mayo varios récords en la historia reciente de España.

No solo en el nivel de participación ciudadana (76%) en un país donde el voto no es obligatorio. Sino que además dobló los votos de la pasada elección, en 2019, y se impuso en bastiones electorales que habían sido fieles al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) o al de Iglesias, como el municipio de Vallecas.

Díaz Ayuso, líder de centroderecha, obtuvo 65 escaños, casi la mayoría absoluta para gobernar [69 escaños], con una distancia de un millón de votos con respecto al partido Más Madrid, representado por Mónica García, y con distancia también, en particular retórica del partido de extrema derecha, Vox.

“Empleo. De eso se trata. Y no de las miserias que ustedes reparten allá donde gobiernan, en todas las comunidades, en todos los ayuntamientos y en todos los países donde se aplican sus recetas. Miseria y pobreza. Igualan a la baja. Como en Venezuela o en Cuba. O en el resto de Hispanoamérica que la tienen en llamas”. Así lo decía antes de la pandemia a la izquierda madrileña en el Congreso antes de la crisis sanitaria.

“Libertad o comunismo”. Esa fue la dicotomía que propuso Díaz Ayuso en su discurso electoral mientras invitaba a votar por su programa de gobierno, que además buscó suavizar las restricciones de la pandemia. Por ejemplo, regresar a las aulas tras el confinamiento, mantener abiertos los comercios, bares y restaurantes, y también las salas teatrales.

Hoy su rostro está en programas de TV, no solo políticos, en diarios y revistas, incluso en las revistas del corazón y su discurso es estudiado dentro y fuera de España.

-El leit motiv de su campaña ha sido “libertad o comunismo”. ¿Siente que hubo una recompensa traducida en el voto a la hora de mantener abierta Madrid, a diferencia de otras comunidades que tuvieron restricciones severas? ¿Cuánto influyó su defensa de la “apertura” en plena pandemia en la reacción de los votantes?

-Apostamos por ir contra el virus, no quedarnos de brazos cruzados y optar por el cierre masivo que lo único que lleva es a la ruina de muchas familias y no soluciona el problema de los contagios.

Creamos dos hospitales en tiempo récord que han sido un ejemplo en el mundo como Ifema y ahora el Isabel Zendal; compramos los mejores test del mercado y llevamos a cabo cribados masivos de antígenos en las zonas de mayor contagio; analizamos con un sistema pionero las aguas residuales de la región para anticiparnos al virus; convertimos hoteles en hospitales, contratamos 11.000 profesionales de la salud más, hicimos tests en las farmacias, trajimos 24 aviones con más de 1.600 toneladas de material sanitario. No hemos parado en este año y medio de pandemia para proteger a los ciudadanos.

Optamos por mantener un equilibrio entre salud y economía y tratar de que la gente pudiera abrir sus negocios y seguir con sus vidas conviviendo con el virus. Y eso lo hicimos porque consideramos que era la mejor política, no estábamos pensando en ningún momento en que después esas decisiones se fueran a traducir en votos.

Gestionamos una pandemia pensando exclusivamente en los ciudadanos y luego una inmensa mayoría lo ha respaldado en las urnas, algo de lo que no me puedo sentir más orgullosa.

-¿Cree que hay una demanda social para que la política no se entrometa en las libertades de la sociedad?

Siempre he creído como pilar básico de todo en la libertad y que a los ciudadanos hay que tratarlos como adultos. Por eso, los políticos no debemos entrometernos en la vida de la gente, que quiere levantarse todos los días, poder tomar el metro e ir a trabajar, ganarse su dinero, salir a divertirse, compartir ratos con sus amigos.

Nosotros estamos para poder facilitarles todo esto, pero no para decirles lo que tienen que hacer. Nosotros no creemos en el modelo dirigista y colectivista que defienden los partidos de izquierda que pretenden decirle a la gente cómo vivir, qué comer, cómo comprar.

-No llegó a concretarlo, pero planteó la posibilidad de que su comunidad autonómica comprara vacunas por su propia cuenta. Si Madrid hubiese gestionado sus propias negociaciones con los laboratorios, ¿hubiese sido mejor controlada la pandemia?

Nuestra obligación es mantener contacto con las empresas del sector sanitario y cumplimos el deber de establecer los contactos necesarios por si el gobierno de España permitía a las Comunidades Autónomas comprar. Pero obviamente nosotros vamos a respetar la estrategia nacional de vacunación que se marque para todo el país.

Y es que ya pasó con el material sanitario en el peor momento de la primera ola, cuando trabajamos sin descanso, día y noche, para traer aviones con mascarillas, EPIs [equipos de protección individual] y respiradores.

Ahora el gobierno lo único que hace es seguir confundiendo con las vacunas después de haberlas utilizado electoralmente y haber anunciado millones de dosis para hacer creer a la población que ya en verano lo vamos a tener todo hecho.

En la Argentina, las restricciones han sido muy severas y las aulas en los colegios se han cerrado durante más de un año y se discute el regreso a la presencialidad plena. Usted ha demostrado que es posible abrir las aulas y evitar que sean un foco de contagio desmedido. ¿Cuánto daña a la sociedad el cierre de las escuelas?

Tuvimos claro que los colegios tenían que volver a una relativa normalidad, y por eso fuimos también pioneros en poner en marcha una vuelta a las aulas segura, con un protocolo muy trabajado que convirtió los colegios en espacios muy seguros.

Priorizamos la presencialidad, pero también la educación a distancia, hicimos un esfuerzo incalculable, bajando las ratios de las aulas para garantizar el espacio de los alumnos con suficiente distancia así como la puesta en marcha de un dispositivo muy ambicioso para hacer tests a todos los profesores de la región.

Era muy importante que los estudiantes recuperaran sus hábitos, y que las familias empezaran a tener facilidades también para conciliar porque los meses de confinamiento han sido muy duros para muchas de ellas que han tenido que teletrabajar y, prácticamente, hacer de profesores con sus hijos.

-¿De qué modo planea llevar a cabo o impulsar la reactivación económica de la comunidad?

-Ya el año pasado pusimos en marcha un plan de reactivación en la Comunidad de Madrid con menos burocracia y trabas administrativas en todos los organismos, más digitalización y promoción del turismo interior.

También contemplamos una fuerte inversión en transportes para ampliar la red de metro y continuar con medidas para hacer un Madrid cada vez más verde y sostenible. Al margen de esto, también hemos presentado al gobierno nuestra Estrategia para reactivar Madrid con la movilización de 22.000 millones de euros procedentes de los fondos europeos, que contempla, con más de 200 proyectos y 28 reformas, no solo la recuperación económica sino también social.

-Decía, antes de la pandemia, en la Asamblea de Madrid, dirigiéndose al bloque de izquierda, que sus recetas, basadas en ayudas antes que en generar empleo, y los obstáculos a empresarios, en lugar de generar empleo, han hecho que América Latina esté en llamas. ¿Cómo analiza el escenario actual en la región o en aquellos países con gobiernos populistas?

Solo hay que echar un vistazo a aquellos países donde los gobiernos populistas han hecho dependientes a los ciudadanos de sus políticas de subvenciones que nadie quiere. Porque está muy bien ayudar a quien lo necesita, pero es que el que lo necesita lo que quiere es poder salir adelante sin necesidad de tener que estar dependiendo de un Estado, que pretende hacerles dependientes y dirigirles sus vidas.

La gente quiere ser libre. Sobre la situación en estos lugares, la conclusión está en cuántos salen huyendo de allí y nos advierten de que vienen del “futuro”.

-Una de sus grandes apuestas y elementos distintivos con respecto al resto de los candidatos, fue convocar al voto de los extranjeros. Usted habló explícitamente de los venezolanos. Conoce también América Latina, porque ha vivido en Ecuador. ¿Cómo analiza el momento que atraviesa esta región?

El riesgo de la región sigue siendo los gobiernos populistas de izquierda inspirados en dictaduras comunistas como la de los Castro en Cuba o el chavismo venezolano.

El llamado nuevo socialismo del siglo XXI que ha arruinado los países por donde ha pasado, dividió a la sociedad, secó la iniciativa privada, las oportunidades, las libertades… Pero hay motivos para la esperanza como la llegada al gobierno de Guillermo Lasso en Ecuador que estoy convencida que con sus políticas basadas en la libertad será un ejemplo y un aire fresco para la región.

-El líder del Partido Popular, Pablo Casado, criticaba al presidente Pedro Sánchez en pleno hemiciclo por sus medidas “peronistas”. ¿El peronismo se advierte –si está de acuerdo con la afirmación de Casado– en este gobierno solo en aspectos económicos?

Desde el Partido Popular cuestionamos cualquier tipo de políticas clientelares que pretendan sustituir la libertad de las personas para tomar sus propias decisiones por subsidios que a la postre solo sirven para hacer a las personas más dependientes del poder político de turno.

Ello a su vez redunda en una mayor tentación de esos políticos para extender su influencia en otros ámbitos de la sociedad, como la prensa libre o los grupos de opinión.

-¿Cómo explica el retroceso en el voto a Unidas Podemos?

-La gente está cansada de que les dirijan sus vidas. Que les traten de tutelar. Que dividan a la sociedad, la empobrezcan con sus políticas. Podemos ha sido estos años un elemento distorsionador de la convivencia en nuestro país. No han aportado nada positivo. Su modelo ha empobrecido y arruinado países como Venezuela.

-Pablo Iglesias se retiró de la política, ¿cómo explica esta decisión, más allá de los argumentos que él mismo dio?

Lo dije el mismo día que anunció que se presentaba. Madrid iba a ser tu tumba política porque su proyecto político está muerto y los madrileños no quieren esas políticas comunistas.

-Iglesias se dedicará al periodismo o regresará a los medios de comunicación. ¿Cuánto daño puede generar la incursión de este líder en los medios?

-No me importa lo que este señor haga en su vida privada. En la parte política ha sido muy perjudicial para España. Y es una satisfacción que haya desaparecido de las instituciones y la vida pública.

-¿Cree que la radicalización del discurso de Unidas Podemos explica el nacimiento de Vox?

-No creo que tenga nada que ver una cosa con otra. Son partidos diferentes y que responden contextos diferentes.

-¿Qué opina del polémico afiche y mensaje de Vox en torno a los Menas [Menores extranjeros no acompañados; en el afiche Vox alegaba un alto costo de manutención por parte del Estado y vinculaba a estos jóvenes con la delincuencia]? ¿Siente que este mensaje ahuyentó electores a Vox?

Para mí fue un mensaje poco afortunado porque es que, además, no corresponde a la realidad. El problema que hay con los Menas es que, como todo, nos toca gestionarlo a las comunidades autonómicas sin ayudas para estos recursos por parte del gobierno.

Luego existe además cierta preocupación por algunos casos que se han producido, pero hay que dejar claro que Madrid es seguro y que a estos menores hay que darle la asistencia que les corresponde e integrarlos en la sociedad.

-¿La han atacado más o ha sido más arduo llegar al poder o gestionar el poder por ser mujer?

No me ha costado más gestionar por ser mujer pero sí he recibido ataques hacia mi persona por el hecho de serlo, no tengo ninguna duda. Prácticamente, desde el primer día se me ha juzgado por cosas que veo impensable hacerlo con hombres.

-¿Le gustaría ser presidenta?

-Ya soy presidenta de la Comunidad de Madrid y es el proyecto más ilusionante que puedo tener.

 

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