Se dice que la franja “ideal” para cultivar la vid para vino, se ubica aproximadamente entre los 30 y los 50 grados de latitud norte y entre 30 y 40 grados de latitud sur; lo cual es una demarcación genérica, orientativa, y no totalmente válida. De hecho, hay numerosos sitios fuera de dicha franja, donde la viticultura para vino ha sido exitosa, debido principalmente a que los viñedos se cultivan en zonas medianamente altas, a temperaturas más bajas que en zonas tropicales a nivel del mar.
Existe la creencia errónea de que los viñedos para vino en el mundo, solo son exitosos en los países con cuatro estaciones, porque necesitan frío. Sin embargo, la vid (Vitis vinífera L.) es una especie que requiere calor para realizar su ciclo vegetativo, el cual, en clima de cuatro estaciones, se desarrolla en la época más cálida del año, entre mediados de primavera y principios de otoño.
En estas zonas, la maduración de las uvas ocurre entre final del verano y principios de otoño, con días cálidos no excesivos y noches frescas, condición necesaria para la obtención de uvas de calidad para elaborar vino.
Esta condición se encuentra en el trópico, en zonas a partir de los 500 metros de altitud; hallazgo que impulsó el desarrollo de la viticultura tropical para vino en los últimos cuarenta años, en países ubicados entre diez grados de latitud norte y diez grados de latitud sur, como Venezuela, Colombia, Brasil (Norte), Ecuador, Perú (Norte), la India (Sur), Tailandia y algunos inicios en Indonesia, República Dominicana y países de Centroamérica.
En condiciones tropicales no existen las cuatro estaciones y la temperatura está siempre sobre los 10 °C, por lo que la vid presenta un crecimiento continuo; pudiéndose obtener dos ciclos vegetativos, lo que da como resultado, dos vendimias al año de buena calidad. En estas condiciones, la poda de la vid es la labor que finaliza el ciclo y promueve la iniciación de uno nuevo; por lo que es posible escoger a partir de la fecha de poda, la época de maduración y vendimia durante los meses de mejores condiciones climáticas, para obtener mayor calidad.
Luego de intensas evaluaciones de variedades de vid realizadas en el trópico, se han identificado: las españolas Tempranillo, Garnacha (Grenache), Monastrell (Mourvedre), Cariñena y Macabeo (Viura); las francesas Syrah, Petit Verdot, Sauvignon, Chenin blanc, Pinot Blanc, Malvoisie y Muscat D’ Petit Grains; así como las italianas Malvasía Istriana, Trebiano Toscano (Ugniblanc) y Moscato bianco, entre otras.
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