El laboratorio estadounidense Moderna anunció que será necesario inocular una tercera dosis de su vacuna.
El consejero delegado de Moderna, el francés Stéphane Bancel, explicó que esta tercera dosis será de recuerdo y empezará desde el final del verano con los grupos de riesgo a los que se les inoculó a comienzos de año, y en particular con las personas que viven en residencias.
Advierte de que «dos o tres meses de retraso supondría numerosas hospitalizaciones y muertes».
Al final —añade— «todos los adultos, incluso los jóvenes» tendrán que recibir una dosis de recuerdo «para proteger a las personas frágiles no vacunadas» en nombre del principio de precaución.
Aunque cree que la vacuna de Moderna ofrece inmunidad durante un periodo de uno a tres años, «la llegada de variantes aumenta el nivel de la amenaza».
Bancel afirma que su empresa podría producir 3.000 millones de dosis anuales, lo que unido a los 4.000 millones que tiene previsto fabricar Pfizer-BioNTech, daría dosis suficientes para vacunar a todos los habitantes de la Tierra con una dosis.
Es una de las razones que da para oponerse a la suspensión de las patentes de las vacunas. También insiste en que sin las patentes su laboratorio no habría conseguido en los mercados los 1.800 millones de dólares con los que desarrolló la tecnología del ARN mensajero.
Además, recuerda que ahora solo Pfizer y Moderna tienen capacidad en el mundo para producir vacunas con ARN mensajero. Si se suspendieran las patentes, los otros fabricantes tendrían que comprar máquinas y contratar personal especializado, y con el tiempo necesario para hacerlo no habría avances en la inmunización este año.
Adolescentes
Moderna también presentará a comienzos de junio una demanda de autorización a la Agencia Europea del Medicamento (AEM) para que su vacuna pueda ser utilizada para los adolescentes de 12 a 17 años de edad.
Bancel justificó la rápida apertura de la vacunación para ese grupo de edad para protegerse con la inmunidad colectiva ante el riesgo de una eventual nueva ola epidémica.
A su juicio, lo ideal sería proteger a esos adolescentes «antes de finales de agosto. Si no se vacuna masivamente, no se puede descartar el riesgo de una cuarta ola».
Por ahora, 90 millones de personas en todo el mundo han recibido las dos dosis de Moderna.
El consejero delegado reitera sus críticas a la Unión Europea por su falta de anticipación en los primeros meses de la pandemia para trabajar con los laboratorios en las vacunas.
Dice que puso presión a la Comisión Europea —sin éxito— para que les hiciera un avance y poder lanzar así la producción en el Viejo Continente rápidamente, como ocurrió en Estados Unidos, cuya Administración se movilizó desde la primavera de 2020, pero con Bruselas no se consiguió hasta la firma del contrato en noviembre.
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