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¿De cómo y cuándo vencer nuestra pandemia país?

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De la historia mundial se deducen formidables experiencias que nos develan un cómo y un cuándo eficaz para la administración de los recursos, y de los tiempos, para vencer los retos que enfrentan los países.

Generaciones de cada época infirieron, frente a la realidad que les tocó vivir, el momento preciso para organizar el cambio frente a las crisis. Asumidas o promovidas por su intervención, el acelerar dichas crisis permitieron cambios que se priorizaron en función de un nuevo acuerdo nacional, contrato social u orden regional, nacional o mundial superior.

Desde la primera Revolución Industrial de mediados del siglo XVIII (invención de la máquina de vapor de James Watt, 1769) se concibió que la capacidad intelectual del ser humano es cuasi infinita, para imaginar, diseñar y desarrollar posibilidades productivas. Desde el manejo de las energías, la organización para la producción, comercialización y distribución de productos hasta el día de hoy, el mundo se ha batido por la configuración de un marco mundial civilizado y de justicia internacional.

En ese mundo de las luces al que perteneció Miranda, nacido a mediados de ese siglo XVIII (Caracas, 28 de marzo de 1750), vivió en una Europa sacudida por los cambios de la lucha anticolonial, como la Guerra de independencia norteamericana  hacia 1773, luchas entre potencias, así como las modificaciones y reorganizaciones internas en cada Estado (con el caso más notable de la Revolución francesa 1789, y luego las Guerras Napoleónicas, que sin duda modificaron el panorama de poder de entonces.

A más de doscientos años de la navegación mirandina a la posteridad (el 14 de julio de 1816, igual a fecha de toma de la Bastilla y Día Nacional de Francia), y a poco más de un mes de cumplirse también dos siglos de la Batalla de Carabobo de 1821, la cual rompió las cadenas del colonialismo en Venezuela y nos dio la independencia. Así fue posible seguir la lucha por liberar a otros territorios hermanos de países del Sur de América. No debemos olvidar jamás de dónde vienen nuestras esencias y raíces históricas. Los millones de venezolanos que vivimos fuera de nuestro territorio y dentro de él.

Nuestros auténticos valores y principios, nuestra ideología libertaria y nuestra decisión para luchar por los cambios hacia un orden superior de progreso, justicia social y democracia habrán de ser retomados para reinventar una nueva Venezuela. Estamos obligados a vencer el cáncer de mala entraña de buena parte de una clase política disfuncional y una traicionera clase militar tan corrupta como esos políticos, que no ha estado a la altura de tal reto. Nos toca superarnos para organizar la lucha por nuestros hijos y familias, desde cualquier lugar que nos encontremos. El avance de la nación hacia esta lucha por su libertad, redemocratización y progreso de un orden superior al que se conoció durante el período 1958-1998 debe basarse en ese principio histórico de refundación y sacrificio, por un nuevo Estado de eficacia, orden y del desarrollo de nuestra auténtica nacionalidad.

[email protected]

@gonzalezdelcas.

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