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“La corrupción es grande”: el viacrucis de los choferes para surtir gasoil en Maitana

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Sentados en las cunetas o recostados sobre piedras conversando, algunos sin camisa por el calor, otros aún soñolientos por los trasnochos consecutivos, fatigados y con hambre, así transcurren las horas de los choferes del transporte público y pesado que durante más de cuatro días permanecen en la cola para surtir sus tanques con gasoil en la estación de servicio Maitana, ubicada en el kilómetro 28 de la Autopista Regional del Centro.

Al llegar a la cola por primera vez, la mayoría estaciona sus vehículos a la buena de Dios a más de tres kilómetros de distancia de la entrada de la bomba, cerca del sector Cortada de Maturín, en el estado Miranda. No tienen día ni horario de salida del lugar. Su único deseo es llenar sus tanques para trabajar. En esta etapa del camino, solo les queda esperar.

“Yo tengo cuatro días aquí y ya hoy no echamos gasoil”, señaló a El Nacional un conductor que prefirió no identificarse. Su tono de voz era discreto y temeroso, como el que intenta comunicar algo sin levantar sospechas.

Aseguró que si los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana no controlaran la estación de servicio, la cola avanzara, pues diariamente llegan gandolas cisternas cargadas con diésel para surtir la bomba.

“La corrupción que se vive aquí es grande”, dijo un conductor visiblemente alterado. Foto: Eileen García

“Ellos reciben diariamente dólares. Los que pagan con esa moneda extranjera pasan de una vez y nosotros, como unos tontos, pasamos trabajo por ahí. Ya tenemos cuatro días aquí… esta mañana repartieron 60 números y nosotros nos quedamos por fuera, estando como de 43”, denunció, con visible miedo en su actitud.

Acusó a la GNB de “vender su conciencia” por unos cuantos billetes verdes. “Esto es a nivel nacional. Entonces, mientras ellos estén manejando y coordinando las bombas, esto no se resolverá. El gasoil llega, el combustible llega todos los días, pero ellos controlan la distribución”, continúo.

“La corrupción que se vive aquí es grande”, dijo otro conductor visiblemente alterado.

Surtir gasoil: solo 200 litros

Pese a que la capacidad de los tanques superan los 400 litros, en esta estación de servicio les venden solo 200, por lo que deben hacer milagros para rendir el gasoil si desean realizar más de dos viajes cortos.

“El carro que yo tengo usa 400 litros. Con esos 200 solo hago un viaje, de Cagua, estado Aragua, hasta Caracas. Cuando termino de surtir, regreso a la cola para volver a echar”, señaló otro hombre. Su cara denotaba cansancio y molestia. Para el momento de la entrevista, cumplía 72 horas en la cola.

“Si te toca ir a San Cristóbal, duras como un mes allá. El carro que yo cargo tiene el tanque pequeño. Así lo ponga full no llego a Táchira sino hasta Barinas, y allá, en esas colas, la gente dura hasta 20 días esperando en las estaciones”, contó.

Con gran pesar, explicó que sus vidas han cambiado de manera drástica. “Si estamos tres veces al mes en casa es mucho… Da tristeza lo que estamos viviendo. Antes nuestras esposas no nos veían porque estábamos viajando; ahora es porque estamos en cola. Esta es nuestra nueva casa”, dijo.

Al llegar la hora de la comida algunos desembolsan una arepa traída de sus hogares y otros pagan desde un dólar en adelante por un plato de comida que adquieren en la zona, si no comen uno de los dulces que ofrecen los vendedores ambulantes.

Para hacer sus necesidades fisiológicas la única opción disponible es el monte, muy crecido en los alrededores; pero para bañarse, la historia es otra. Algunos choferes tienen recipientes con agua y se bañan escondidos, entre carro y carro. En otros casos, los conductores no lo pueden hacer.

“Lo que estamos viviendo es inhumano, y sin poder decir que no seguiremos trabajando más como chofer porque no hay otro empleo disponible. A veces me provoca dejar ese carro ahí e irme para mi casa, pero, ¿qué voy a comer? ¿hojas, como los animales?”, aseveró uno de los conductores de un autobús expreso.

El segundo chofer de la misma unidad, con más de 35 años en carretera, manifestó que se siente triste y derrotado. Todos los días, cuando se recuesta en la butaca del autobús en medio de la nada mientras espera en la cola, piensa que lo mejor es retirarse y vender café en San Cristóbal, donde reside. Dice que su vida correría menos riesgos.

“¿Qué más voy hacer?, primera vez que estamos viviendo esto. ¿Cómo es posible? Aguantando hambre, sed, nadie ve eso, los dueños de los carros tampoco”, señaló.

«Primera vez que estamos viviendo esto. ¿Cómo es posible? Aguantando hambre, sed, nadie ve eso, los dueños de los carros tampoco». Foto: Eileen García

Acceso VIP

Para surtir el tanque completo de un camión, el cual puede variar entre 500 y 700 litros, los choferes contaron que los dueños de los vehículos se comunican vía telefónica con el oficial encargado y acuerdan saldar con 30 dólares el llenado, pero esa “vacuna desechable” no los salva de hacer la cola por varios días ni de una segunda inyectada.

En caso de querer librarse de las colas, deben desembolsillar 100 dólares en efectivo que les permite pasar directo a la estación de servicio -lo que los conductores llaman VIP- y llenar el tanque completo con gasoil.

“Los GNB hacen su dinerito, gracias a Dios, porque ellos no ganan mucho. Ellos tienen malos sueldos y les gusta lo bueno”, dijo de manera sarcástica uno de los choferes: “Sus superiores lo saben, pero ellos también andan en eso. Este es el nivel más bajo, imagínate cómo será en los altos niveles”.

Sin ningún tipo de titubeo, el hombre aseguró que para que la crisis se supere, Nicolás Maduro debe salir de Miraflores.

“Esto se resuelve cuando salga este hombre y pasen unos años para que empiecen a venir los inversionistas, que agarre otro gobierno las riendas de Venezuela. El régimen lo que está haciendo es exprimir al pueblo, ellos van destruyendo todo. Bueno, eso es lo que hace el socialismo, acabar con todo. Hay que vivir nada más de lo que da el gobierno: la bolsita, los bonos. Ellos no crean trabajo, sino caos, hambre y mucha pobreza”, indicó.

“Debemos morir callados”

Para conductores, la protesta no es la ventana para alzar sus voces porque en vez de recibir respuestas, solo alcanzarán a obtener amedrentamiento y al final, la cárcel.

“Si protestas, te cae todo el mundo aquí y te llevan preso, si no te marcan y cuando vayas a echar gasoil te dan menos de 100 litros”, dijo un chofer.

“Aquí debemos morir callados viendo todas las marramucias que ellos hacen. No estamos viviendo en el país de las maravillas, sino en el del temor. La GNB tiene una anarquía aquí y nosotros, los transportistas, tenemos que tragar arena. Mientras estén ellos aquí, esto seguirá igual”, concluyó.

Pese a los malos tratos por parte de los funcionarios de la GNB y a los peligros que corren mientras esperan para equipar sus vehículos con gasoil, todos los choferes coincidieron en que solo Dios tiene el poder para librarlos de esta batalla, por lo que le piden sabiduría y fuerza para sobrellevarla.

«La GNB tiene una anarquía aquí y nosotros, los transportistas, tenemos que tragar arena». Foto: Eileen García

surtir gasoil

Para hacer sus necesidades fisiológicas la única opción disponible es el monte, que hay mucho y crecido, pero para bañarse, la historia es otra. Foto: Eileen García

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