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María de la Guía González Tarbes. In memoriam

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El 19 de abril de 2018 falleció en Caracas María de la Guía González Tarbes, Mariguí como le decíamos sus parientes y amigos. Mariguí llevó a cabo una importante pero silenciosa labor en pro de los indígenas que merece ser recordada y valorada.

María de la Guía González Tarbes nació en París el 12 de abril de 1935. Tras haberse dedicado a actividades relacionadas con el arte, estudió la carrera de Antropología en la Universidad Central de Venezuela de donde egresó en 1976. Su trabajo de grado fue dirigido por el doctor Omar González Yáñez y versó sobre la civilización occidental y las poblaciones amerindias. Casi inmediatamente Mariguí empezó a trabajar en la Dirección de Asuntos Indígenas del Ministerio de Educación, que en aquella época comenzaba el proceso de transferencia del Ministerio de Justicia al de Educación. Con ello se dio inicio a la progresiva transformación de la Oficina Central de Asuntos Indígenas (OCAI), órgano ejecutivo de la Comisión Indigenista, primero a Oficina Ministerial de Educación Fronteriza y para Indígenas (Omefi) y luego a Oficina Ministerial de Asuntos Fronterizos e Indígenas (Omafi). Más tarde, en 1980, se convertiría en la Dirección de Asuntos Indígenas (DAI), que durante casi tres décadas, hasta 2007, fue el órgano rector de las políticas indigenistas del Estado venezolano. De esa manera se continuaba la enorme labor desarrollada por la Comisión Indigenista, desde la ratificación por parte de Venezuela de la Convención de Pátzcuaro que contemplaba la creación, en cada país del sistema interamericano, de una oficina especializada en la atención de las poblaciones indígenas y asuntos conexos.

A Mariguí, en esta primera etapa en la DAI, le tocó asesorar la implementación del Régimen de Educación Intercultural Bilingüe (REIB), instituido por el presidente Luis Herrera Campins en diciembre de 1979 mediante el decreto 230, siendo ministro de Educación Rafael Fernández Heres, luego director de la Academia Nacional de la Historia. Mariguí, poco antes, había asesorado algunas propuestas encabezadas por Nelly Arvelo-Jiménez del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y Omar González Yáñez de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Para la implementación del REIB, Mariguí formuló una caracterización de las poblaciones indígenas del país de acuerdo a sus niveles de relacionamiento con la sociedad envolvente y cuáles eran aquellas comunidades que más requerían de una atención educativa mediante el régimen intercultural bilingüe. Posteriormente también le tocó asesorar la planificación del primer empadronamiento de la población indígena, que se llevó finalmente a cabo en 1982 como parte del programa censal de 1981.

Fue precisamente en 1983, siendo Estudiante Asistente en el entonces Departamento de Antropología del IVIC, e iniciando mi trabajo de grado de licenciatura en Letras en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) sobre el REIB, cuando empecé a tratar a Mariguí, a quien ya había visto en algunas conferencias y eventos en el IVIC. En marzo de ese año asistí a una conferencia sobre patrones de socialización entre los yanomamis que dictó en la DAI el Dr. Jacques Lizot y pudimos conversar. Posteriormente Mariguí tuvo a su cargo una de las conferencias sabatinas que organizábamos como talleres de trabajo en el Laboratorio de Etnología del Departamento de Antropología del IVIC. La invitamos para que, dado mi interés en el REIB; pudiéramos hablar sobre los avances logrados en esa materia.

En 1983, a instancias de la doctora Nelly Arvelo Jiménez, María de la Guía inició su maestría en Antropología en el IVIC, tras haber obtenido una licencia remunerada del Ministerio de Educación para poder dedicarse a sus estudios de postgrado. Destacó, al igual que en el pregrado, como una estudiante con un gran bagaje de lecturas y un perfecto dominio de idiomas extranjeros, como francés e inglés y profundos conocimientos de lectura de portugués e italiano. Mariguí, quien siempre tuvo un especial interés por el pueblo jiwi o guajibo de los Llanos y el estado Amazonas, realizó su trabajo de grado de maestría combinando técnicas de historia, ecología humana y etnografía. Bajo la dirección de la Dra. Alberta Zucchi, estudió patrones de adaptación ecológico-cultural de los jiwis en la época colonial. De su estudio se pudieron establecer diversas conclusiones relevantes, entre ellas la diversidad de ecosistemas explotados de manera extensiva por los jiwis y la caracterización de las relaciones entre jiwis y achaguas que no habían sido adecuadamente explicadas por la literatura y que se presentaban como casos de servidumbre de los achaguas a los jiwis y no relaciones complementarias de intercambio y alianza estratégica, como documentó Mariguí.

Posteriormente, tras concluir su maestría en el IVIC, Mariguí se reincorporó a la Dirección de Asuntos Indígenas y desde allí le tocó asesorar diversos proyectos y actividades técnicas. En especial, durante muchos años, hasta la aprobación de la Constitución de 1999, Mariguí se encargó con meticuloso cuidado y sentido de responsabilidad de la revisión de los expedientes para el otorgamiento de los permisos contemplados en el decreto 250 de 1951, que regulaba las expediciones y visitas a las zonas pobladas por indígenas y que se aplicaba sobre todo en el estado Amazonas, aguas arriba del puerto fluvial de Samariapo que servía a la navegación del alto Orinoco.

Me tocó compartir directamente con Mariguí primero en el IVIC y luego en la DAI, en esta última muy especialmente dado que ella estaba escrita a la División de Servicios Técnicos, cuya jefatura ocupé entre mayo de 1995 y enero de 2002, cuando tras concluir mi doctorado me reincorporé al IVIC. En la DAI, Mariguí y yo tuvimos ocasión de discutir y revisar la política indigenista y muchos programas dirigidos a los pueblos indígenas. Además de su excelente trabajo en la revisión de recaudos y elaboración de proyectos de decisiones sobre los permisos del decreto 250, Mariguí desarrolló también ideas muy importantes como los lineamientos para la aplicación del Plan de Alimentación Escolar en las escuelas indígenas, el Proyecto de Relanzamiento y Optimización de la Educación Intercultural Bilingüe (PRO-REIB) y el diseño de lo que debía ser el ente especializado en asuntos indígenas del Estado venezolano ante el proyecto ministerial de reestructuración del Ministerio de Educación ejecutado entre 1994 y 1999, siendo ministro de Educación el doctor Antonio Luis Cárdenas Colménter, durante la segunda presidencia de Rafael Caldera. Esa tarea nos llevó a reunirnos con diversos expertos, tanto antropólogos como planificadores y abogados, y principalmente con la colaboración de Omar González Yáñez (director de Asuntos Indígenas del Ministerio de Educación, cargo que ocupó entre 1992 y 1997), Gabriela Croes Esté (Directora de Asuntos Indígenas entre 1997 y 1999), Francisco Hernández Castillo (entonces Consultor Jurídico del Ministerio de Relaciones Interiores), Freddy Graterol, funcionario de prolongada y útil trayectoria en la DAI, y la dirigente wayúu Nohelí Pocaterra Uliana, miembro de la Comisión de Fronteras en representación del Consejo Nacional Indio de Venezuela (CONIVE), entre 1994 y 1999.

De esas discusiones surgió la propuesta de convertir la DAI en un Servicio Autónomo de Asuntos Indígenas (SAAI) que, con autonomía institucional y personería jurídica, pudiera coordinar las políticas indigenistas y captar y administrar fondos propios. Nuestra propuesta era que un indígena lo presidiera. No se pensaba todavía, en esa época, en la posibilidad real de una reforma de la Constitución, abortado como lo fue el proyecto de reforma constitucional que entre 1992 y 1993, siguiendo las recomendaciones de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado, había hecho una comisión bicameral del Congreso de la República presidida por el doctor Rafael Caldera. Adicionalmente también nos tocó asesorar a la cancillería de la República en la adopción del convenio 169 sobre poblaciones indígenas de la Organización Internacional del Trabajo, tarea en la que trabajamos estrechamente con Nelly Arvelo-Jiménez y la doctora Maruja Tarre de Lara, politóloga e internacionalista que fue profesora de la Universidad Simón Bolívar y asesora de la Cámara del Senado. De igual manera participamos en algunas discusiones sobre reconocimiento y otorgamiento de tierras indígenas, asuntos que lamentablemente no progresaron suficientemente, y en los estudios sobre la Ley de División Político Territorial del Estado Amazonas así como en la elaboración de informes sobre derechos humanos de las poblaciones indígenas.

Mariguí hizo un sistemático seguimiento de las denuncias de los pueblos indígenas, especialmente en materia de tierras e invasión de territorios por actividades de minería ilegal. De igual forma prestó especial interés a las reivindicaciones de los kari’ñas, así como a los chaimas y cumanagotos en un momento en que no se reconocían sus procesos de etnogénesis. Mariguí, junto con otros funcionarios como María Luis Allais (Directora de Asuntos Indígenas entre 1989 y 1992), Jesús Galindo y Enzo Aguirre de la Oficina Regional de Asuntos Indígenas de Nororiente, con sede en Barcelona (estado Anzoátegui), a quienes me sumé e incluso había apoyado ya desde el IVIC, prestó especial atención a la situación indígena en el Nororiente y la relación de las comunidades con las actividades de exploración y explotación petroleras. Adicionalmente Mariguí llevó un registro de personas y líderes indígenas que acudían a la DAI para buscar apoyo o hacer denuncias, entre ellos los yukpas de la Sierra de Perijá. Muchos indígenas encontraban en ella la adecuada comprensión de lo que significaba una situación concreta de emergencia en regiones indígenas tan alejadas y diferentes de los centros de poder.

Mariguí vivió largos años en Carrizal, en Los Altos, entre San Antonio y Los Teques, en una hermosa casa llamada “Montuna” que no en poco definía su carácter, no por falta de pulimentos ni buenas maneras, que las tenía en alto grado, sino por su deseo de tranquilidad. Allí se dedicaba a sus grandes pasiones: la jardinería y el cuido de sus mascotas, caninas y felinas, a la lectura y al pensar profundo.

En torno a su cumpleaños de 2019 quise materializar un deseo de meses atrás, cuando había comenzado la pandemia, de llamarla y conversar con ella. La última vez la había visto en el Centro Comercial La Casona I, en la recta de Las Minas (carretera Panamericana, San Antonio de Los Altos) y tuve la sensación de que estaba un tanto perdida. Ello me llevó de manera casi inconsciente a preguntarle si me reconocía y tras obtener una respuesta afirmativa, conversamos un rato y traté de ayudarla en un problema que parecía tener con las claves de sus tarjetas de débito, síntoma de problemas mayores pero que yo ignoraba. No sé si fue una casualidad, pero tras conversar con la Profa. Coralia Albarrán, su atenta vecina, sobre los últimos años y días de Mariguí pienso que ese encuentro ocurrió el mismo día en el que, en dicho centro comercial, le comenzó a Mariguí un proceso de derrame cerebral (accidente cerebro-vascular) que semanas después la llevaría a su tránsito vital hacia la eternidad. Ello ocurrió en Caracas el 19 de abril de 2018.

Por coincidencia me enteré de los detalles y días finales de Mariguí justo tres años exactos después de su fallecimiento, el 19 de abril de 2021, gracias a la amabilidad de la Profa. Albarrán que fue la última gran amiga y apoyo sincero y eficiente de Mariguí. Fue ella quien la auxilió aquel fatídico día del centro comercial, la llevó a la clínica y, por indicaciones del médico, avisó de la gravedad del caso a los sobrinos de Mariguí.

Sirva este recuento mínimo e inacabado de los aportes de María de la Guía González Tarbes de recuerdo a indígenas e indigenistas venezolanos y de aporte a la valoración de una aliada de su causa que nunca buscó figuración ni retribuciones. Su desinteresada obra, sus callados aportes, son de una gran significación para el indigenismo venezolano y no deben ser olvidados, menos aún cuando estas actividades se confunden no pocas veces con militancia partidista.

Descansa en paz, Mariguí, amiga, colega, maestra. Gracias por tanto.

Referencias

González-Tarbes, María de la Guía. 1978. Educación indígena y pluralismo venezolano. En Ministerio de Educación: Intento de diseño curricular para la educación básica de las comunidades indígenas venezolanas. (Anteproyecto). El Mácaro: Ministerio de Educación, vol. 2, pp. 1-42 (mimeografiado).

G[onzález].[-]T[arbes], M[aría de la Guía]. 1979. “Elementos para un balance de la educación intercultural bilingüe en Venezuela” (manuscrito).

González Tarbes, María de la Guía. 1986. «Ocupación y uso de la tierra y relaciones interétnicas: los guajibos de los llanos del Meta (siglos XVI-XVIII)». Trabajo de grado de Maestría en Antropología. Centro de Estudios Avanzados. Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Caracas.

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