Hace unos días, el edificio en el que opera la Secretaría Distrital del Hábitat de Bogotá, ubicado en la Cl. 52 #13-64, se hizo viral en redes sociales a raíz del video de una pareja teniendo relaciones sexuales en el interior de un inmueble.
Este bochornoso suceso dio pie a todo tipo de reacciones.
En ese sentido, la entidad emitió un comunicado sobre la escandalosa situación. En el documento se aclaraba que en el lugar de los hechos “no tiene acceso ningún servidor, contratista o funcionario» de la Secretaría.
Además, el texto informó que se adelantan las “averiguaciones correspondientes y se harán llegar a la entidad las aclaraciones respecto al tema”.
Según la ley colombiana, hay penalidades para este tipo de comportamientos. El Código Nacional de Policía y Convivencia estipula, en el artículo 33, los comportamientos que afectan la tranquilidad y relaciones respetuosas de las personas.
Estos cobijan actos realizados en el lugar de residencia o en espacios públicos. En estos últimos es posible plantear penalidades cuando se trata de realizar actos sexuales o de exhibicionismo, actividades causantes de molestias en la comunidad.
Así las cosas, en el caso de los actos sexuales o de exhibicionismo la multa que se impone es la ‘tipo 3’, lo cual significa que la persona que incurra en estos comportamientos deberá pagar 16 salarios mínimos diarios legales vigentes (SMDLV).
La ley busca reducir los comportamientos sexuales explícitos en lugares públicos, cosa que, en ocasiones (como el ejemplo citado en el edificio de Chapinero), algunas personas no se toman muy en serio.
¿Por qué, pese a penalidades posibles y consecuencias legales, siguen pasando esas situaciones?
¿Por qué la gente suele incumplir las normas? Según el doctor Alejandro Díaz, miembro de la Asociación Colombiana de Salud Sexual, “estos casos tienen que ver con la práctica sexual de cada persona (…) hay que verlo como un caso individual y puntual”.
Díaz comenta que, al ser una práctica poco común, hay que analizar distintos factores. “En ocasiones solo se da una vez, sin embargo, hay personas que lo toman como una forma de experimentar o también se puede presentar como una parafilia, es decir, solo se pueden excitar teniendo relaciones sexuales en público”.
Una parafilia es definida por el portal experto Psiquiatría.com como las “perversiones o desviaciones sexuales, además las fantasías parafílicas pueden aparecer durante la masturbación o el coito y, a menudo, son imprescindibles para obtener la excitación sexual”.
“Todos tenemos derechos sexuales y reproductivos, pero violar las normas sociales o códigos de leyes no tiene un factor positivo”, puntualizó Díaz.
En cuanto a las posibles motivaciones de las personas, el médico explicó que “lo pueden hacer por la novedad, por experimentar y sentir la adrenalina”.
Aunque a veces “tal vez es el único momento y espacio en el que lo pueden hacer”.
“Hay un contexto muy amplio con respecto a este tema”, según el doctor, dado que este tipo de acciones, las cuales suelen quebrar los códigos de convivencia y tienen consecuencias legales y judiciales, plantean un dilema complejo teniendo en cuenta el ominoso desenlace.
Díaz indica que lo más recomendable es investigar por qué se incurren en las relaciones sexuales en espacios públicos.
“Puede ser porque quieren ser vistos, o por la sensación de lo ‘extremo’, o porque lo hicieron de manera inocente y no pensaron que alguien más los iba a ver”, indicó.
Si bien todos tenemos derechos sexuales y reproductivos, también existen los límites. Por ejemplo, ambas partes deben estar cómodas con lo que se está haciendo. En este caso en particular, los dos deben tener conocimiento de las normas sociales y las leyes, pues esta conducta, inevitablemente, derivará en un delito.
“Es importante analizar si la persona involucrada depende, solamente, de este tipo de acciones riesgosas para poder lograr una excitación”. Díaz insiste en que cada caso es distinto y puede tener motivaciones individuales, aunque existan una posible serie de patrones principales (la mencionada parafilia o el desconocimiento ante las consecuencias, por nombrar algunos).
Siempre es necesario ‘respirar profundo’ para detectar las motivaciones iniciales y, con ello, tomar medidas y acciones respectivas que eviten, sobre todo, su incursión en un delito.
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