La falta de divisas –por la baja exportación de petróleo desde 2020– obligó a Nicolás Maduro a aceptar la ayuda humanitaria del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. La asistencia de emergencia se va a proporcionar a 185.000 niños a finales de este año. La meta es cubrir 1,5 millones de alumnos de las escuelas de las zonas más afectadas por la falta de comida –apenas 19% de la población menor de 14 años– a finales del próximo período escolar, en 2023. Hasta ahora, el régimen se había negado a recibir cualquier tipo de asistencia. “No somos mendigos de nadie”, dijo el sucesor de Chávez en febrero de 2019.
La posición había sido la de un “gobierno” que envía ayuda humanitaria a otros países, sobre todo al Caribe. Como ocurrió recientemente con los 17.000 litros de agua, comida no perecedera y kits de higiene personal enviados a bordo de un barco de la armada venezolana a la isla de San Vicente y las Granadinas, afectada por la erupción del volcán La Soufriere. Y hace un año lo hizo con la ayuda para detectar posibles casos de contagios de covid-19. Donó pruebas rápidas y de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) a San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda, Dominica y Granada.
Mientras tanto, Venezuela, con el régimen de Maduro, vuelve a liderar la lista de los países más miserables del mundo, de acuerdo con el estudio del economista Steve Hanke que evalúa los datos de inflación, variación del PIB por habitante, tasa de desempleo e interés activa (préstamos). Con un Índice de Miseria de 3.827,6 puntos, ocupa el primer lugar del ranking 2020, debido a 50,3% de desempleo; 3,713,3% de inflación en 2020; 33,1% de interés activa y una caída del PIB per cápita de 30,9%.
Paradógicamente, el régimen de Maduro es el que necesita de la ayuda de los países del Hemisferio Occidental ante la crisis que atraviesa en el frente sanitario, social y económico.
Para rematar –en un baño de realidad–, el FMI señaló, en su informe Prospectivas de la Economía Mundial, que Venezuela terminará con un índice del producto interno bruto (PIB) per cápita igual a 1.540 dólares. Esta cifra, otro logro del socialismo del siglo XXI, nos convierte en el país más pobre de América, oiga bien, ¡por encima de Haití!
En el sector petrolero, el régimen madurista atraviesa por lo que se conoce como el infierno venezolano: “El día que se exporta petróleo tipo Merey no hay combustibles, y cuando hay combustible no hay exportación de Merey”.
La semana pasada, la agencia Reuters indicó que Pdvsa está utilizando los crudos medianos y livianos (Santa Bárbara y Mesa 30) para obtener gasolina y diésel en la refinería de Puerto La Cruz. Esto obedece a la caída de la producción en la faja petrolífera del Orinoco, por lo que no requiere de todo el petróleo liviano (diluyente) para formular mezclas exportables tipo Merey 16 –necesario para cancelar la deuda del Fondo Chino–.
Para satisfacer a las mafias del combustible –precio de venta del diésel en Venezuela es cero dólares mientras que en Colombia está en 0,52 dólares y en Brasil 0,86 dólares– y los envíos a la isla de Cuba, el régimen deja el mercado venezolano desabastecido. Además, busca desesperadamente el desbloqueo de la sanción de Estados Unidos del canje de petróleo por diésel. Y, paralelamente, está tratando de conseguir una extensión del período de gracia de la deuda con China por quinto año consecutivo –en lo que va de abril, la exportación al gigante asiático ha sido de 5.502.420 barriles (45%), según tankertrackers.com–.
Maduro pensó que el conflicto contra el frente disidente de las FARC-Gentil Duarte para dejarle el campo libre y los negocios a sus socios alias Iván Márquez y compañía era coser y cantar. Asumió que el poder de fuego de la FANB en una guerra convencional era superior al de la guerrilla que conoce y controla el área en disputa desde hace más de 20 años.
La fuerza invasora en este caso es la FANB, que ha demostrado que no está preparada para una guerra asimétrica. Los acontecimientos del pasado fin de semana dejan al régimen chavista al desnudo. La ventaja de local ha ido a parar a los insurgentes. Mejor entrenados, mejor preparados y probados en combate, con residentes trasplantados que en defensa de su territorio de adopción han demostrado una mayor resistencia que el Ejército venezolano enviado para hacerle frente. Las 20 bajas en un mes es duro. Los últimos formaban parte de las fuerzas élites de la FANB.
La corporación criminal resguardada en Miraflores cree que los terroristas que hacen vida en Venezuela buscan la transformación política en Colombia. Sin embargo, el frente de Gentil Duarte envía un mensaje claro: este es lo que te espera si aspiras a desplazarme de mi área natural. “Los videos en las redes sociales que muestran los trofeos de guerra” son demoledores.
Hasta ahora, el silencio del pupilo de Raúl Castro lo hace cómplice de lo que ocurre en el estado Apure, donde está visto que prefiere proteger la Segunda Marquetalia y sacrificar los grupos élites de las fuerzas armadas venezolanas.
En 2021, el régimen de Maduro está inmerso en su laberinto.
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