El doctor José Gregorio Hernández, que falleció en 1919 y es muy venerado por los venezolanos, será beatificado el próximo viernes 30 de abril en Caracas.
La beatificación la aprobaron el 19 de junio de 2020. Esto luego de que una comisión teológica de expertos concluyera que un milagro de Hernández salvó la vida de una niña de 10 años de edad. Se trata de la niña gravemente herida en un asalto en marzo de 2017.
El futuro beato murió atropellado en Caracas hace casi 102 años. Y se ganó el halo de santidad por su labor en pro de los más desfavorecidos.
Por eso ya es considerado un santo. Es un rango superior al de beato en el seno de la Iglesia católica, donde se le atribuyen numerosos milagros. Además, muchos feligreses le piden su intervención en la salud.
Proceso de beatificación
Beatificación, del latín «beatus«, que significa bendito. Y «facere» que significa hacer. Se trata de un reconocimiento eclesiástico a una persona de la que se comprobó que en vida mantuvo comportamientos de santidad. Se hace mediante el ejercicio de las virtudes cristianas de manera heroica. Es decir, realizando acciones de caridad extraordinaria o bien a través del martirio -que murió a causa de defender su fe-. Por lo tanto, goza de la gloria del cielo.
Este reconocimiento se otorga una vez que la causa de la persona considerada para el honor ha atravesado distintas etapas. El proceso se inicia cuando, luego de su muerte, las personas que lo conocieron consideran que llevó una vida digna de un santo. Y con gran afecto, manifiestan ante el ordinario del lugar esta concepción de que murió con fama de santidad.
El obispo local investigará la vida de esta persona, tras lo cual se considerará la apertura de la causa a nivel diocesano. Para ello, deberán transcurrir al menos cinco años luego del fallecimiento. Esto según la normativa actual, a fin de discernir si la vida del fallecido aún continúa generando fervor.
El obispo diocesano y el postulador de la causa presentarán entonces un informe que reunirá los datos relevantes de la vida de la personas. También contiene las virtudes admirables que practicó. Corresponderá a la Congregación para la Causa de los Santos examinar el informe, y si no encuentran obstáculo alguno, dictarán el decreto Nihil obstat, con lo que se introduce la causa y se declara Siervo de Dios.
De siervo de Dios a venerable
Corresponde luego la recepción de testimonios de las personas que conocieron al siervo de Dios, por parte del tribunal eclesiástico diocesano, instituido por el obispo. Por otra parte, el obispo instituirá además una comisión de censores que analizarán los escritos del Siervo de Dios.
De venerable a beato
Los promotores de la causa presentarán entonces a la comunidad el ejemplo de vida del venerable, a fin de difundir su recta devoción y mostrar a la persona como modelo de cristiandad e intercesor ante Dios, de manera tal que las personas, confiadas en el venerable, pidan su intercesión en los momentos de tribulación.
De ocurrir el caso de un presunto milagro, requisito necesario para el proceso de beatificación y canonización (a menos que la causa sea introducida por la vía de martirio, el cual no es necesario en el proceso de milagro), la documentación de este deberá recopilarse por el tribunal eclesiástico diocesano, a fin de ser presentado ante la Congregación de la Causa de los Santos para su estudio.
El milagro, para considerarse como tal, deberá tratarse de un hecho innegable, como por ejemplo la sanación inmediata y perdurable, al que los científicos puedan considerar verídico y aun así inexplicable por las ciencias humanas, y por otra parte comprobar que hubo la intercesión del venerable, mediante su invocación verbal al ocurrir el hecho.
El presunto milagro será estudiado por la Comisión Médica designada por la Congregación, la Comisión Teológica y la Plenaria de Cardenales y Obispos. Si recibe la aprobación en cada una de estas etapas, el milagro se considerará como tal, el Papa aprobará el decreto de beatificación y se determinará la fecha para la ceremonia de beatificación en los meses consiguientes. Las ceremonias de beatificación son celebradas por un representante del Papa, generalmente, el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.
De la beatificación a la santidad
Un beato podrá ser venerado en el entorno al que este pertenece, comúnmente el lugar en el que nació o falleció. Esto quiere decir que se podrá celebrar la eucaristía el día de su fiesta en las comunidades que tengan relación directa con él mismo.
La veneración se extenderá a la Iglesia Universal cuando el proceso haya alcanzado la aprobación de la canonización a través de la comprobación de un nuevo milagro, por la cual el beato recibe el reconocimiento como santo.
Con información de la Conferencia Episcopal Venezolana.
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