El 23 de enero de 2019 juró Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela para realizar “transición democrática”, cesar la usurpación y convocar a elecciones libres. Reconocido por casi 60 estados y organismos internacionales, pero en 27 meses no hay transición, la situación del pueblo venezolano se agrava, el respaldo internacional se debilita y asoman negociaciones para reconocer el crimen como política que es todo lo contrario a recuperar la democracia. La responsabilidad de romper este estancamiento y cesar la usurpación es de los líderes venezolanos que deben concurrir en unidad de objetivo, identificación del adversario e iniciativas efectivas para cesar la dictadura de crimen organizado en Venezuela.
La historia reciente de las Américas nos brinda el marco de referencia para activar la transición que termine la dictadura cuya imagen principal es Nicolás Maduro. Dos casos:
A.- El fracaso de la transición a la democracia en Bolivia con Jeanine Añez que realizó un gobierno de “continuismo y apaciguamiento con el crimen organizado”, que termina fortaleciendo la dictadura castrochavista con el fraude electoral colosal de octubre de 2020, con plena impunidad y poder absoluto para Evo Morales y sus cómplices, con simulación de democracia y con la ex presidenta y decenas de civiles, militares y policías presos y exiliados políticos. Es el mal ejemplo cuyos datos deben servir para evitar repetir errores.
B.- La exitosa como inesperada transición a la democracia en Ecuador liderada por Lenin Moreno, que acaba de celebrar elecciones libres con la concurrencia de todos los elementos esenciales de la democracia, con los operadores del castrochavismo derrotados, el exdictador Correa condenado a 8 años de cárcel con sentencia ejecutoriada por corrupto, su partido ilegalizado, el narcoestado liquidado y el crimen organizado identificado e incluso exitosa negociación de la deuda externa de la dictadura. Es el buen ejemplo que demuestra que se puede salir de una dictadura del socialismo del siglo XXI restaurando la República y sin impunidad.
En el caso de Venezuela hay innumerables y muy valiosos análisis de situación que en lugar de contribuir a encontrar el adecuado camino para la transición y cesar la usurpación, parecen utilizarse como combustible para la confrontación interna que incrementa la división y debilita recuperar la democracia. Es oportuno realizar algunos apuntes para contribuir a los liderazgos venezolano, nicaragüense, boliviano… a cesar las dictaduras de crimen organizado:
1.- Unidad de objetivo. (Divide el impera) El éxito de las dictaduras castrochavistas en todos y cada uno de los países que someten es dividir y mantener en conflicto interno a los opositores con los mecanismos de coacción, miedo, reclutamiento e infiltración. Por ese necesita unidad contra el régimen, unidad solo para recuperar la democracia, no es unidad para tomar el poder ni para repartírselo o quedarse en él. Unidad temporal y breve para sacar al usurpador y reponer la democracia. No es ideológica ni programática.
Venezuela tiene la ventaja de un liderazgo reconocido internacionalmente con rango de Jefe de Estado y Presidente Legítimo, por lo que en este caso la unidad debe ser urgentemente promovida, buscada, negociada y lograda por Juan Guaidó, mas allá de su partido, de sus jefes políticos, del G-4. Debe abarcar a todos los líderes políticos, cívicos y militares venezolanos, en Venezuela y en el exilio y debe lograrse bien y pronto. Conformar un “gobierno de liberación nacional” cuyos integrantes no participen la lucha por el poder cundo se haya restaurado la democracia. Punto de partida imprescindible.
2.- Identificación del adversario.– (El único error que la estrategia no perdona es fallar en la identificación del enemigo) En las Américas quien ha instalado, organizado y sostiene la dictaduras de crimen organizado es el régimen de Cuba. Quien ha creado y manipula el Foro de Sao Paolo, el Grupo de Puebla, sostiene a la FARC y al ELN, utiliza médicos esclavos e internacionalistas para socavar la sociedades democráticas y conspirar, es Cuba.
Para cesar a Maduro hay que identificar y poner en evidencia a la dictadura de Cuba que –alta traición de Chávez y sus cómplices de por medio- ha convertido a Venezuela en su colonia y plataforma de conspiración, terrorismo, narcotráfico y delincuencia organizada. El enemigo la dictadura de Cuba, Maduro es su títere.
3.- Iniciativas efectivas.- (Si la política es el arte de la posible, la sobrevivencia es el arte de lo necesario) Está en juego la sobrevivencia de la gente, de las naciones y de las repúblicas en Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Los líderes en este momento de la historia son quienes encuentren los caminos necesarios para cesar las dictaduras de crimen organizado.
En el caso venezolano un liderazgo respaldado por unidad de objetivo y sin error en la identificación del adversario tiene legitimidad como presidente encargado, además el respaldo internacional para aplicar por ejemplo la Convención de Palermo contra la delincuencia organizada transnacional que en tribunales de Nueva York y Florida tienen puestos en captura a Nicolás Maduro y sus cómplices con recompensas de 15 y 10 millones de dólares por cada uno. ¿Qué falta?
¿Por qué el presidente de Venezuela no pide similares medidas a los gobiernos democráticos de la región para que en el marco del derecho se abran procesos en tribunales de Colombia, Brasil, Canadá, la Unión Europea y más contra Maduro y los miembros de su grupo criminal que detentan el poder en Cuba? Y más…..
Publicado en Infobae.com
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