Increíble, pero lamentablemente cierto. A pesar de estarlo viviendo y de haber sufrido en carne propia el indetenible deterioro de Venezuela en todos los aspectos, aún nos cuesta aceptar la realidad. El país está en las peores condiciones imaginables. Los pobres cada día son más pobres y los ricos menos ricos. La clase media desaparece en ruta hacia la pobreza y solo unos pocos funcionarios y enchufados de estos cinco quinquenios y algo más alardean de la riqueza obtenida.
Las frecuentes intervenciones públicas de Nicolás Maduro y los demás jerarcas del régimen son tan cínicas que en sí mismas son el reconocimiento de culpas. El disimulo y la mentira a la orden del día, mientras el sufrimiento aumenta en progresión geométrica.
Uno de los últimos casos que reafirma lo antes dicho es el referido a las vacunas y el proceso de vacunación para enfrentar y superar la pandemia. No hay información creíble sobre los dos aspectos señalados, a pesar de que diariamente sabemos la crítica situación, en especial, de los trabajadores del sector salud. Las cifras revelan una realidad muy peligrosa por el alto número de contagios y fallecimientos en este sector. Esto incluye a médicos, enfermeros y a todos cuantos tienen el contacto más cercano con el ciudadano común. La falta de dotación clínica y hospitalaria coloca al país en la cola del continente.
Hay otro aspecto que golpea muy duro. A diario recibimos información relativa a familiares, amigos y relacionados que padecen la plaga del coronavirus. Muchos han muerto y bastantes están en grave peligro. No sabemos qué hacer, más allá de elevar plegarias al Señor por ellos y por todos nosotros.
La conclusión es clara. Los males están sobrediagnosticados, pero no hay solución posible, para ninguno de ellos, mientras el régimen se mantenga. El objetivo del cese a la usurpación que comienza con la salida de Maduro y del cogollo que lo acompaña está en la mente de 90% de los venezolanos, pero aún no se traduce en la acción unitaria y definitiva de quienes tienen la responsabilidad de dirigir. Esto es importante porque puede terminar siendo, por omisión culposa, responsable de la pérdida de confianza en el futuro inmediato y de la generación de una cierta desesperanza que debemos evitar.
Este lunes 19 de abril, fecha memorable, se presentó el documento definitivo para la reconquista de la democracia y la libertad. Se trata de una especie de pacto institucional en defensa de los valores fundamentales contenidos en la Constitución vigente. Está suscrito por personalidades y organizaciones de la más variada naturaleza y orientación política e ideológica diferente. Dejo constancia de mi adhesión plena a este esfuerzo encabezado por ese gran luchador democrático que es Enrique Colmenares Finol.
@osalpaz
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