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La piloto acróbata que certifica que las mujeres también pueden

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Cuando en el año 2019 la Asociación Argentina de Acrobacias Aéreas organizó su primera competencia nacional bajo supervisión de la Federación Aeronáutica Internacional (FAI), deporte que hasta entonces se mantenía en Argentina solo como deporte de exhibición o espectáculo aéreo, no se esperaban esta gran sorpresa. La única mujer inscrita, obtuvo el primer lugar; no solo en su categoría sino también en la categoría general (planeador y avión), logrando la puntuación más alta de la competencia.

Su nombre es Jenny Dillon, la única mujer piloto con una licencia deportiva Argentina aprobada por la FAI en acrobacias aérea en las dos modalidades, avión y planeador.

Es una actividad aérea exigente y un deporte de gran precisión, el poder figurar en el vuelo acrobático de competencia, pues este requiere mucha concentración mental y preparación física; en particular mayor tolerancia física para soportar las aceleraciones, los mareos y las gravedades.

Básicamente dominada por pilotos del sexo masculino, Jenny Dillon terminó, en su primera aparición en una competencia, dándoles una lección al demostrar que las mujeres no eran menos y podían vencerlos en su propio terreno.

Y sus logros no se quedaron solo allí, en el Campeonato Acrobático 2019 celebrado en el aeropuerto de Spitzerberg (LOAS), en Hundsheim – Austria, Jenny obtuvo un segundo lugar en su categoría en la clase de planeadores.

Con una precisión excepcional y una apasionada por su deporte, Jenny ha forjado una trayectoria profesional extraordinaria que la ha ayudado a ser celebrada como una de las mejores pilotos acrobáticas de su país.

Todo esto comenzó un día que contemplo una foto autografiada de la famosa aviadora estadounidense Patty Wagstaff, que su padre Carlos Enrique, igualmente piloto; compartió con su familia, tuvo un efecto profundo en ella; «Quizás en ese momento no lo reconocí, pero ahora me doy cuenta de que de alguna manera esa imagen me dio el mensaje ‘Las mujeres también pueden hacerlo».

Así Jenny Dillon, inspirada por un padre que, con más de 17.000 horas de vuelo corporativo, le transmitía continuamente una pasión por el vuelo, quedó motivada de por vida.

En 2003 visitó una Feria Anual de Aeronáutica y descubrió algo nuevo y emocionante dentro de la aviación, las acrobacias aéreas. Es así como nace su pasión por volar. Y en el mismo año, Jenny obtiene su licencia de tripulación de cabina de pasajeros argentina y se comprometió a capacitarse hasta obtener su licencia de piloto, la cual logró obtener en el año 2009.

Siempre empujando sus límites para mejorar su técnica y dado que en la Argentina no hay escuelas para aprender ni dónde entrenarse, en el año 2011 viajó a Estados Unidos para emprender un entrenamiento en acrobacia aérea con Greg Koontz, piloteando un Super Decathlon, avión acrobático derivado del Citabria, inicialmente de la Champion Aircraft Corporation, luego adquirida por Bellanca Aircraft Corporation. Realizó su primera instrucción formal en Asheville, Alabama; luego en Arlington, Texas durante 2014 y 2015, todos en Estados Unidos.

Posteriormente, en un singular regalo de bodas hecho por su padre, el cual le obsequia varias horas de entrenamiento con Patty Wagstaff en Florida. Allí experimentó volar el avión Extra-300, teniendo la oportunidad de conocer a la piloto que la había inspirado cuando era niña, «¡Fue una gran experiencia poder volar con Patty y finalmente conocer a la mujer de la foto!».

Pero su avión preferido siguió siendo el Super Decathlon, y actualmente estrena uno nuevo de 180 hp. de color rojo blanco y franja azul con matrícula LV-JOK, cuyas limitaciones estructurales solo restringen por manual las maniobras de, Tail Slide (caída de cola) y Lomcevak, la cual se realiza casi sin velocidad de avance, y dejando que el avión gire sobre su eje, debido a la precesión giroscópica y del torque impuesto por el giro de la hélice. Una maniobra que ha hecho vomitar a más de uno.

Volar con otras mujeres piloto es una rara oportunidad que Jenny disfruta cuando compite en el extranjero, pero su posición única como piloto de acrobacia aérea en Argentina ha ayudado a atraer el interés de los medios, lo que está ayudando a allanar el camino para que otras mujeres la sigan en su trayectoria de vuelo.

El presidente de la Asociación Argentina de Acrobacias Aéreas reconoce el éxito de Jenny y espera que su espíritu pionero ayude a ganar impulso para el deporte:

Otras mujeres comenzaron a realizar acrobacias aéreas aquí, tanto de forma recreativa como en espectáculos aéreos, y gracias al ejemplo que representa Jenny, ahora están participando en competencias».

La propia Jenny comenta: “Me alegra que gracias a la difusión mediática que ha tenido mi participación, mucha gente haya descubierto esto como deporte y hay algunas mujeres interesadas en iniciar esta actividad en Argentina”.

Posiblemente estructure en Argentina su propia escuela de acrobacia aérea, pero por ahora está concentrada en los próximos campeonatos nacionales y se entrena realizando 3 vuelos diarios de 20 minutos cada uno; al menos 2 veces a la semana, para volver a divertirse tratando de batir a los hombres.

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