Japón está en una carrera contra el tiempo.
Se calcula que en 2022 se quedarán sin espacio para almacenar el agua que recoge los peligrosos desechos radiactivos que dejó el accidente en la planta nuclear de Fukushima.
Este martes, el gobierno de Japón aprobó un polémico plan para verter ese agua contaminada en el mar.
Las autoridades dicen que el agua será tratada y diluida para que los niveles de radiación estén por debajo de los aceptables para el agua potable.
El 11 de marzo de 2011 un violento tsunami embistió a la costa este de Japón y causó daños en la Estación de Energía Nuclear de Fukushima Daiichi, de donde se liberó material radiactivo en el ambiente.
Desde entonces, se han utilizado más de un millón de toneladas de agua para enfriar los reactores derretidos.
En promedio, cada día en Fukushima se bombean cerca de 200 toneladas de agua radioactiva que proviene de los reactores dañados.
Esta agua contaminada luego se almacena en tanques gigantes, pero el gobierno de Japón afirma que se está quedando sin espacio para contenerla.
Durante años se ha discutido qué hacer con el agua.
En 2019, el entonces ministro de medio ambiente de Japón, Yoshiaki Harada, dijo que «la única opción será drenarla en el mar y diluirla«.
La medida que se confirmó este martes encendió una alerta entre la industria pesquera de la zona y causó preocupación con las vecinas China y Corea del Sur.
¿Qué ocurre con el agua?
Según los encargados de la planta, luego de pasar por los reactores, al agua se le elimina la mayoría del material radiactivo mediante un complejo proceso de filtrado.
Pero hay un isótopo, el tritio, que no puede ser removido, por eso el agua debe permanecer almacenada.
El tritio es considerado dañino para los humanos solo en grandes dosis.
Entre los científicos hay cierto consenso de que el tritio se diluye rápidamente y representa un bajo riesgo para los humanos y los animales.
De hecho, es común que las plantas nucleares viertan titrio en los océanos.
«El titrio tiene una vida relativamente corta«, le dice a BBC Mundo Rodney Ewing, profesor de seguridad nuclear en la Universidad de Stanford (EE.UU.).
Según explica Ewing, el titrio permanece durante unos 12 años, así que en unos 120 años más del 99% se habría descompuesto.
Ewing, sin embargo, advierte que antes de verter el agua hay que asegurarse de que no haya otros elementos radioactivos en ella, y es solo titrio lo que se va a liberar.
«La fuente de riesgo más importante proviene de otros elementos radioactivos en el agua», dice.
Los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en que liberar un millón de toneladas de este agua representa un riesgo bajo.
«Un millón de toneladas suena a que es un gran volumen. Y sí, lo es, pero aun así es solo una billonésima parte del volumen del agua en el Pacífico», le dice a BBC Mundo Chary Rangacharyulu, experto en física nuclear de la Universidad de Saskatchewan (Canadá).
«Además, el titrio es solo una porción del agua que se arroja».
Algunos grupos ambientalistas, sin embargo, sí ven un peligro en la medida.
Greenpeace, por ejemplo, ha expresado su oposición durante años.
En un informe de 2020, la ONG sostuvo que el agua almacenada en Fukushima contiene «peligrosos niveles de carbono 14», una sustancia radioactiva que «tiene el potencial de hacerle daño al ADN humano», según dice el documento.
El grupo también acusó al gobierno de hacerle creerle a la gente que ese agua había sido «tratada» para dar la impresión de que «únicamente contiene tritio».
¿Hay otras posibles soluciones?
Otras posibles opciones para deshacerse del agua sería evaporarla o enterrarla, pero para algunos expertos el riesgo es mayor.
«El costo de evaporar el agua sería enorme y la demanda de energía para tal proceso conduciría a un efecto perjudicial en el medio ambiente», le dice a BBC Mundo la profesora Clara Wren, experta en radiación química de la Universidad de Ontario Occidental (Canadá).
Wren añade que es difícil predecir el rumbo de dispersión de los gases y que inhalar tritio es más perjudicial que ingerirlo.
En cuanto al almacenamiento bajo tierra, Wren opina que no es seguro.
«Los tanques de almacenamiento pueden tener fugas, contaminando el agua subterránea. En lugar de peces, tendríamos que preocuparnos de que los humanos y los animales terrestres no beban el agua contaminada».
Pesqueros y vecinos preocupados
Pero no todos se sienten tranquilos con la opción de verter el agua en el mar.
El vertido del agua podría perjudicar las relaciones entre Japón y sus vecinos.
En varias ocasiones, Corea del Sur ha expresado su escepticismo ante la medida y le ha pedido explicaciones al gobierno japonés sobre cómo lidiarían con el agua de Fukushima.
China, por su parte, ante el anuncio de este martes instó a Japón a «actuar de manera responsable».
«Para salvaguardar los intereses públicos internacionales y la salud y seguridad del pueblo chino, China ha expresado su gran preocupación a la contraparte japonesa a través del canal diplomático», dijo Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.
La industria pesquera también tiene sus reparos ante la medida.
Lo líderes del gremio temen que los consumidores se nieguen a comprar los productos de la región.
En 2019, representantes de los pesqueros dijeron que era «equivocado» decir que verter el agua era la única opción.
La industria pesquera de Japón se vio muy afectada después del desastre de 2011, y muchos países prohibieron la importación de mariscos pescados en la costa noreste de Japón.
Mientras tanto, el reloj sigue corriendo y lo tanques se siguen llenando…
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