1. Más de 90% de los venezolanos se definen como cristianos. Todos vociferan con pasión su devoción por Cristo. Pues bien, hoy estamos ante la prueba de fuego para demostrar nuestras convicciones cristianas (y democráticas también).
2. Venezuela está imbuida en una crisis descomunal. La peor de ellas es la crisis emocional, pues bloquea la racionalidad y serenidad necesarias para derrotar todas las demás crisis.
3. Cuando Hugo Chávez llega al poder hace más de 20 años, trajo consigo en sus alforjas un arsenal de odios y venganzas que transcendían las fronteras políticas. El odio fue llevado a la sociedad como un todo. La teoría marxista-leninista de la confrontación se hizo cargo del país.
4. Chávez propició con esmero militante el odio hacia los partidos y dirigentes opositores, pero también de los empresarios, de los medios de comunicación, y hasta de las iglesias cristianas y judías, nadie se salvó de aquella estela de odios.
5. Escuché con mis propios oídos a un chavista connotado (proveniente de las filas demócrata-cristianas, por cierto) decir en 1999: “Venezuela necesita una dosis de odio contra AD y Copei para poder reconstruirse y prosperar”. Quedé impactado con aquella afirmación.
6. Atiné a decirle a este cultivador del odio: “Herman, los tiempos de odios y venganzas son tiempos perdidos. No alimentes el odio. No creas que los chavistas son los únicos que poseen la emoción destructiva del odio, pues del otro lado hay tanta o mayor capacidad de odio que la que tienen ustedes. Y luego será como el agua derramada…”.
7. Dicho y hecho. En mala hora millones de opositores (no todos) compraron barato la agenda del odio y la venganza a Hugo Chávez. El frágil principio democrático y cristiano de la tolerancia fue enviado al basurero. Hoy los opositores odian más que los chavistas.
8. Así, el odio y la venganza se convertían en las herramientas básicas de ambas partes para dilucidar el desenlace a nuestras crisis. Mientras más odiemos y expulsemos sangre por nuestros colmillos, más chavistas u opositores “puros” seremos. Obvio, de esta manera el destino de Venezuela ya ha sido marcado por una operación suma-cero. Así estamos en este momento.
9. Hoy, finalizada la Semana Santa e iniciado el tiempo de Pascua, todos aquellos que se definen como cristianos tienen frente a sí la mejor oportunidad para demostrar su devoción y respeto por Jesús. Sin medias tintas.
10. La “primera palabra” de Jesús, ya estando en la cruz en medio de un gran sufrimiento corporal ocasionado por los intolerantes de entonces, fue el perdón: “Perdónalos señor porque no saben lo que hacen”.
11. La “segunda palabra” fue la tolerancia. Tolerancia y perdón con todos los pecadores. “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”, dijo a uno de los dos ladrones que también fueron crucificados a su lado.
12. Y justo esos fueron los dos principios básicos (tolerancia y perdón, además del amor) que provocaron la separación de Jesús con el judaísmo. Jesús llevó la palabra de Dios a todos “los gentiles”. A los justos y a los pecadores, a los fieles y a los infieles, a los honestos y a los ladrones, a las mujeres que se entregan por amor y a las prostitutas, a los creyentes y a los no creyentes. Todos, absolutamente todos los humanos, eran abrazados por Cristo.
13. Gracias a esos principios, el cristianismo representa hoy un tercio de la población mundial, mientras que el judaísmo sigue reducido a 0,2% de la población mundial. Claro, por rigurosidad histórica es necesario añadir que la expansión del cristianismo tuvo mucho que ver también con la conversión forzosa de muchos seres. A sangre y fuego fueron convertidos al cristianismo millones de personas.
14. Definitivamente, en nombre de Cristo se han cometido grandes fechorías. El papa Juan Pablo II se atrevió a decir con mucho coraje lo que tantos papas anteriores nunca se atrevieron: «(Dios) Estamos profundamente dolidos por el comportamiento de los que en el curso de la historia han hecho sufrir a esos hijos tuyos y, pidiendo tu perdón, queremos comprometernos con una genuina fraternidad… Pedimos perdón por las divisiones entre los cristianos, por el uso de la violencia que algunos cometieron al servicio de la verdad, y por las actitudes de desconfianza y hostilidad asumida hacia los seguidores de otras religiones” (Ciudad de El Vaticano, 12 marzo de 2000).
15. Las cruzadas, la inquisición, la persecución de los judíos, la intolerancia, el racismo, y, ante todo, la evangelización forzada (la tragedia de Latinoamérica) son los principales delitos por los cuales el papa Juan Pablo II pidió perdón a Dios y a la humanidad.
16. Lo más insólito es que casi todos los odiantes sociales y políticos de Venezuela se definen como cristianos. Asesinan, pero se definen como cristianos. Odian, pero se definen como cristianos. Son intolerantes con quienes piensan y actúan diferentes a ellos, pero se definen como cristianos. Tienen alergia al perdón (y hasta montan elucubraciones “teóricas” para justificarlo), pero se definen como cristianos.
17. Hoy los venezolanos tenemos una deuda con Cristo. Hoy es el momento de demostrar si somos cristianos y demócratas por principios, o somos unos fariseos. Cuando se trata de principios, no hay términos medios. Somos cristianos y demócratas o no lo somos. No se puede ser «medio cristiano” o “medio demócrata”, lo mismo que una mujer no puede estar “medio embarazada”. O somos creyentes y practicantes de la tolerancia, el perdón y el amor (es decir, cristianos y demócratas) o no lo somos.
18. Que cada quien decida. Cualquiera decisión es respetable. Lo que no puede seguir ocurriendo es estar rezando el rosario y evocando a Cristo con cara de inocentes samaritanos, pero llevando en el alma un cargamento de odios y venganzas juradas. Uno de los dones que nos dejó Dios, desde que nacimos, es el del libre albedrío. Coraje pues.
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