Para que Venezuela pueda salir de la tragedia lo que realmente necesita es consolidar y capitalizar una mayoría electoral. Para lograr ese necesario objetivo tiene que existir la verdadera unidad con un propósito definido que motive y movilice a la ciudadanía, porque los venezolanos no están dispuestos a votar por cualquier candidato y, de hecho, muchos ni siquiera están dispuestos a votar.
Hay algunos que al hablar de unidad, se refieren solo a ciertos grupos y no a todo el país. Su objetivo no pasa por sumar al pueblo a este proceso de reconquista de la libertad y la democracia, y tampoco están en sintonía con los verdaderos problemas de la gente. Pareciera que para algunos, la unidad vista así, es selectiva y excluyente. Ese es el fantasma de la unidad que amenaza nuestro país. Un espectro dañino y pernicioso que en lugar de acercar, aleja; que no reúne sino que divide; que ya no unifica sino que fractura.
¿Pero es eso lo que necesita Venezuela en el momento histórico que vivimos? ¿Es esa miope y caprichosa manera de hacer política lo que requiere hoy nuestro país? ¿Es eso lo que quieren los venezolanos? ¿Es eso lo que espera de nosotros la comunidad internacional? Todos sabemos que no, nadie quiere eso, pero, con tal nivel de insensatez difícil de explicar, insisten en transitar ese camino que solo servirá para ahogar las posibilidades que hoy tenemos de arrebatarle al madurismo todas las gobernaciones y todas las alcaldías.
La estrategia y las metas son simples y sencillas. Si queremos quitarnos de encima esta tragedia, estamos obligados a construir una mayoría poderosa que convierta el descontento en votos y la desilusión en confianza para que millones de venezolanos que hoy solo sienten desprecio por quienes ocupan el poder, recuperen su anhelo democrático.
Pero la sociedad democrática no quiere una falsa unidad que privilegie un interés particular o la hegemonía de un partido político. Lo que debe construirse es una mayoría ciudadana dispuesta a votar sin miedo y sin dudas, lo que representará la derrota clara y definitiva del madurismo.
Hay quienes entienden la unidad solo enfocada en los partidos y candidatos privilegiados. Construir una mayoría es poner todas las fuerzas en la gente, en el ciudadano, que es el que con su voto hará posible el triunfo. Esta nueva coyuntura electoral que se avecina debe estar exenta del cálculo politiquero. Estamos hablando de una circunstancia histórica de enorme importancia para el futuro del país y del hemisferio.
Lo importante no son los intereses partidistas, sino asegurarle al país que podrá acabar con esta tragedia utilizando el poder de su voto democráticamente y sin violencia. El ciudadano necesita recobrar la confianza de que es posible derrotar definitivamente a los mayores traidores de nuestra historia con los votos de una mayoría organizada, inspirada, decidida y motivada. Esa sí es definitivamente una causa por la que todos los venezolanos estarían dispuestos a votar. Es la hora del país, de la gente, de nosotros, que somos los únicos que podemos cambiar todo con nuestro voto.
Conseguir que esa mayoría aparezca, crezca, se organice y acuda a votar masivamente es el reto que tenemos que asumir. Es la única tarea que van a requerir los partidos, organizaciones sociales, gremios y sindicatos, y lo que realmente impulsará la participación de todos los ciudadanos que aman a Venezuela.
Todo esto va a necesitar de la madurez de cada uno de nuestros dirigentes. Se requerirá desprendimiento, compromiso histórico, visión de futuro y humildad. No se puede cambiar la historia dejando que los caprichos determinen nuestras decisiones o que la soberbia sea más importante que la libertad de Venezuela.
Lo que tenemos frente a nosotros, reitero, no son unas simples elecciones, es la gran oportunidad para que los ciudadanos demuestren al mundo que hemos entendido y asumido el reto, que actuaremos con responsabilidad y derrotaremos la autocracia con medios constitucionales y pacíficos, dejando que sean los venezolanos los que le demuestren a los traidores que el voto es la herramienta más poderosa que existe cuando un pueblo se decide a utilizarla valiente y decididamente.
Definir ese camino no debería ser tan difícil. 80% del país quiere que esa mayoría se conforme. Para lograrlo lo único que hace falta es que algunas personas comprendan que este es el momento para crear, junto con la ciudadanía, un movimiento que promueva, organice y defienda el voto. Un movimiento ciudadano sin celebridades, sin colores, sin cuotas, sin mezquindad, sin agendas ocultas, cuyo propósito sea convertir el descontento y el rechazo que sienten los venezolanos por el madurismo en la avalancha de votos más colosal y exitosa que jamás se haya visto en el país.
Vamos a construir esa mayoría. Tú y yo sabemos que es posible. Tú y yo sabemos que juntos podemos derrotar al tirano y así salir de esto. Es el país, son nuestros hijos y nietos quienes nos lo reclaman.
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