Preocupación y asombro generan en los ciudadano los últimos acontecimientos políticos ocurridos en América y Europa. Algunos medios, a veces con tratamientos frívolos, contribuyen también a generar insatisfacción, que logra sus cimas más altas en las redes sociales .
Después de la abrupta salida de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, que ha sonrojado a todos los demócratas del mundo, y no sólo a los norteamericanos, hemos asistido también a otros espectáculos en sus propios países, quizás de menor repercusión mundial, pero tan inauditos como el asalto al Capitolio. Los debates parlamentarios, las alianzas contra natura de partidos hasta ayer enfrentados en los principios, el paso de unos diputados a otros grupos políticos, el devenir incesante de argucias y ocurrencias de corto alcance, conducen a una situación no sólo inestable sino preocupante para la salud de la democracia. Algunos expertos parlamentarios como Enrique Guerrero tachan este incesante trajinar de los políticos como ludopatía.
¿Qué pensar de estos gobernantes que siguen poniendo en duda los hechos comprobados que los científicos señalan de la pandemia, causante ya de dos millones y medio de fallecimientos? ¿Cuál es la ventaja para una nación de negar la realidad? El presidente de Tanzania, Magutubi, recientemente fallecido, señaló que su país estaba protegido de la enfermedad por intervención divina y rechazó las vacunas. Es un caso extremo, pero en otros la desidia parece haber acompañado la actitud de algunos gobiernos.
Las escenas repetidas en el mundo respecto al suministro de vacunas, con cantidades insuficientes para la población y con políticos saltándose el turno en tantos países… La pregunta quizás debería ser ¿hay alguno que no haya tenido casos de esta naturaleza?
En España, una especie de juego de trileros representa ante la opinión pública un sainete de ínfima calidad: convoco elecciones antes de que me presentéis una moción de censura… Pongo la moción de censura antes de que publiques la disolución en el boletín oficial. Premio con altos cargos a tus diputados para que no sea posible la moción de censura…
Este tipo de comportamiento, carente de ética, desprestigia a la política y favorece la extensión de la corrupción: si mis dirigentes carecen de principios morales el ciudadano piensa lo peor y en ocasiones actúa de forma similar. Se parecen más a los rápidos movimientos de los trileros, que muestran cómo la mano es más rápida que la vista, que a actuaciones responsables de administración de los recursos públicos.
Para la eficacia de las políticas públicas es una mala noticia: las energías se gastan en debates parlamentarios estériles y la dificultad, siempre existente, para llevar a cabo los proyectos públicos se incrementa, pues desaparecen de las prioridades políticas, que estaban dirigidas a solucionar problemas ciudadanos.
Pero, además de las repercusiones políticas que están teniendo lugar en todos los países democráticos, con el ascenso de las opciones populistas y de extrema derecha xenófoba, estos hechos producen en el ciudadano una infinita distancia. El ciudadano es consciente de la gravedad de las dos crisis que tiene encima: la pandemia que posiblemente se llevó a alguno de sus seres queridos y la grave crisis económica en la que se halla sumida la mayoría de los países.
La confusión ciudadana tiene quizás su manifestación más evidente en las manifestaciones contra las restricciones. Revelan tanto el desconcierto como el enfado por las dificultades económicas y la necesidad de empleo. Es lo que se ha denominado como la fatiga pandémica. En Italia, parece especialmente visible, pues fue el primer país de Europa en decretar un confinamiento, hace ya un año, lo que hará que sea más difícil cumplir las normas.
Ambas cuestiones, por su gravedad para la salud pública la primera y por su repercusión en la economía de los hogares la segunda, merecerían amplios acuerdos en las políticas públicas necesarias para terminar vencedores de ambas batallas. Los calificativos respecto a la situación están subiendo de tono: bajo estas circunstancias de crisis extrema es impúdico. La insoportable levedad de nuestros dirigentes contrasta cada vez más con el peso de los desafíos que hemos de afrontar (Vallespín,2021)
Los gastos de publicidad y propaganda de las organizaciones políticas no han disminuido, sin embargo, sino que han sido el vehículo de condenas penales de altos dirigentes como ha ocurrido en Francia con el expresidente Sarkozy y en España con buena parte de los antiguos dirigentes del Partido Popular.
Afortunadamente, alguna de las medidas de la nueva administración norteamericana son positivas como la eficacia en el plan de vacunación, el programa social de los 1,9 billones de dólares y las medidas en favor de los inmigrantes.
Como ha señalado un eminente oncólogo, lo mejor que podemos hacer en estos momentos es hablar menos y vacunar más. (Barbacid, 2021).
Las democracias y las instituciones son frágiles. Hay que cuidarlas y fortalecerlas. En situaciones límite como la pandemia y la crisis económica, probablemente inseparable, una actuación responsable de los gobernantes es imprescindible.
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