Julio Le Parc es uno de los contados maestros, aún vivo, que protagonizaron el auge del arte óptico y cinético en la década de 1960. Nació en Mendoza, Argentina, en 1928, en una familia trabajadora humilde. A sus 13 años su mudaron a Buenos Aires, y allí estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón a partir de 1943. Mientras estudiaba, su interés se decantó por el arte de vanguardia, de carácter experimental, fascinado por los efectos visuales de las luces y colores. Poco tiempo después abandonó sus estudios y se fue a viajar por el país en la búsqueda de experiencias vitales. Durante 8 años estuvo incluso desconectado de su familia. En 1955 retornó, y rematriculó en la Escuela de Bellas Artes, donde permaneció hasta 1958 colaborando durante aquel tiempo con la reformulación y actualización de los planes de estudio.
Le Parc comenzó su carrera como pintor y grabador, aunque su obra posteriormente se distanció de su estilo inicial, más modernista en su concepción. En 1957 sus pinturas comienzan a ser de tendencia abstraccionista. En 1958 recibió una beca del Servicio Cultural Francés y se marchó a la capital francesa. En París se relacionó con figuras influyentes como la marchand de arte Denise René, el artista húngaro-francésVíctor Vasarely, ya entonces en la medianía de su carrera, y los venezolanos Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez, quienes ya se habían asentado y estaban activos allí.
Poco tiempo después creó sus llamadas «superficies en secuencia», donde comenzó a ensayar con la repetición de imágenes similares, generando una ilusión óptica de movimiento. Luces, movimientos, reflejos, superficies reflectantes se convirtieron en un campo de investigaciones y ejercicios de creación inagotable.
En 1960 cofundó el Groupe de Recherche d’Art Visuel (GRAV) junto a otros artistas como François Morellet, Horacio García Rossi, Yvaral (hijo de Victor Vasarely), Francisco Sobrino y otros, que estuvo activo hasta 1968, realizando acciones artísticas de carácter participativo, que involucraban la interacción del público con las obras. El objetivo era crear una estrategia estéticamente efectiva y revolucionaria a través de la cual democratizar las experiencias con el arte, al extraerlo de los museos y lugares encumbrados, a las calles, plazas y edificios de uso público. En 1963 participó en la Bienal de París, y luego en 1966 ganó el Gran Premio en Pintura en la 33 Bienal de Venecia, por citar solo dos ejemplos donde se aprecia el reconocimiento notable que ya alcanzaba su obra por aquellos años. Muchas de sus obras de los años 1960 eran de carácter cinético, con motores y conexión eléctrica, con capacidad de movimiento oscilatorio constante, y un tendencia a la creación de efectos visuales.
En 1968 fue de los artistas e intelectuales expulsados de Francia como resultado de la ola de protestas del célebre Mayo del 68. Esto ocurrió casi en paralelo con la disolución del GRAV, ante las limitaciones que suponía el mantener durante tanto tiempo un programa conjunto entre artistas tan diferentes.
Precisamente con su obra Continuel Mobile, aquí ilustrada, fue premiado en la Bienal de París del año 1963. Se trata de una gran instalación de planchas de acero inoxidable que cuelgan a modo de lianas reflectantes, de una serie de hilos de nylon tensados verticalmente. Los hilos tienen la tensión exacta para permitirles balancearse delicadamente y así situar en diversos ángulos a las planchas de acero, que a su vez crean un variado espectro de reflejos y sombras, siempre cambiante, siempre diferente, en la medida en que es matemáticamente improbable que la combinación exacta en que se hayan en un cierto momento pueda volver a repetirse en otro momento futuro o pasado. La imagen de la obra, corresponde a una instalación posterior, como parte de la exhibición Los Sitios de la Abstracción Latinoamericana, que nuestra Fundación Para las Artes Cisneros Fontanals (CIFO) organizó en el año 2006 en su sede en Miami con una parte de mi colección abstracta, curada porJuan Ledezma. Continuel Mobile es una obra programática y muy ilustrativa de Le Parc, no solo por sus dimensiones físicas, sino por la manera en que logra resumir los principios de experimentación más relevantes de Le Parc.
Aunque Julio estuvo algo distanciado de la creación artística durante los años 1970, en las décadas siguientes se ha mantenido activo, realizando obras nuevas, y exhibiendo en diversas geografías del mundo, donde muchas audiencias han tenido la oportunidad de relacionarse con sus creaciones sensoriales, y apreciar la luz, los reflejos y colores maravillosos de sus obras desde una continua movilidad, que ciertamente no se agota. Su pensamiento y obra está tan vigente ahora, que sus obras producen una sensación de pertenecer a este tiempo, tanto como a cualquier otro.
Sobre él y otros artistas óptico-cinéticos, le invito a conocer más en mi canal de YouTube y mi website.
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