Son varias las tendencias mundiales sobre las cuales coinciden la mayoría de los expertos e intelectuales. Una de las más claras es el crecimiento de la importancia del hogar, el lugar y de las comunidades locales. Otras son el reforzamiento de las conexiones globales y la digitalización de casi todas las actividades humanas. Así mismo, las consecuencias de la crisis climática, y las preocupaciones por las desigualdades en materia de desarrollo humano. Hay algunas reflexiones muy preocupantes sobre los temas del poder político, los fanatismos religiosos y nacionalistas, y algunos efectos nocivos de la globalización con el uso perverso de las redes sociales, que no serán objeto de este pequeño artículo.
La primera de las tendencias señaladas indica que todo lo que tiene que ver con la vida local y comunitaria, adquiere singular interés, y temas como la economía de cercanías, las cadenas de valor kilómetro 0, la comunidad 15 minutos y demás frases que muestran la necesidad de que la gente, las familias y las organizaciones, bajen drásticamente su dependencia de proveedores lejanos, y que pasen a ser más autosuficientes, generando desde su propia energía hasta los alimentos, medicinas, muebles y demás insumos para la vida cotidiana.
Allí toma importancia la iniciativa local y su liderazgo, la adecuación institucional tanto de la comunidad cívica como de los gobiernos municipales, las empresas y, sobre todo, de los ciudadanos, que deben esperar cada vez menos de los poderes distantes, generalmente desconocedores de sus necesidades reales y sentidas. Ya existen muchas iniciativas que se han montado en esta ola de cambios, han reforzado su identidad, y desde allí han partido para sacarle ventaja al tiempo.
Su liderazgo se ha dado cuenta de las oportunidades que ofrece esta tendencia de lo local, o de la “lugarización”, que en el fondo es poner en sintonía la identidad del lugar con las posibilidades de la sociedad de la información, con la lucha por el ambiente y el desarrollo sostenible. Es conectar con sabiduría la lucha por el desarrollo del lugar, con los grandes desafíos globales, y con las oportunidades que ofrece Internet y las conexiones globales.
El motivador o gatillador que dispara el despliegue de una inusitada energía creadora y transformadora puede ser, como en la mayoría de estas experiencias, la calidad del liderazgo local, su decisión y audacia al darse cuenta de las oportunidades que emergen. Puede existir una circunstancia o un acontecimiento que ejerza una motivación especial para este quiebre, como por ejemplo el aniversario de la localidad, una obra de arte inspiradora, un evento deportivo o cultural de transcendencia, el reencuentro con un pasado que sea motivo de orgullo, incluso una tragedia y el desafío que significa la reconstrucción, son ejemplos de estos incentivos para el cambio.
En Venezuela, sumida en una larga y profunda crisis agravada por la pandemia, la beatificación del Dr. José Gregorio Hernández, el personaje más conocido y querido de todos los tiempos, es un suceso de tal magnitud que puede ser esa oportunidad tan esperada. Darnos cuenta que esa cualidad tan particular de nuestro beato, conocido y querido por la inmensa mayoría de los venezolanos, lleno de virtudes imitables, puede ser aprovechada para motorizar un proceso de transformación cualitativa de nuestra sociedad.
Es una oportunidad para Venezuela pues es un venezolano ejemplar, capaz de inspirar un proceso de trasformación para elevar el capital social de los venezolanos, verdadera base para mejorar su bienestar. Para Caracas, pues allí se formó como profesional y ejerció su apostolado como médico y científico, y en especial para el estado Trujillo y para la comunidad de Isnotú, que lo vio nacer y conformar su personalidad.
A Isnotú en particular se le presenta el mayor y más claro desafío de su historia. La Providencia quiso que allí naciera este portento de virtudes y toca a esta comunidad modesta ponerse a la altura de su hijo predilecto. Todas las actividades culturales, económicas, sociales y espirituales pueden fácilmente articularse en una estrategia integral de desarrollo sostenible, en el marco de estas tendencias que se anotaron al principio de este artículo, y con las bases axiológicas de su beato. Isnotú puede convertirse en un modelo para muchas comunidades locales, si responde con audacia y pasión, con sabiduría y amor, a la realidad que significa ser la tierra natal del primer beato venezolano. Un beato humilde y sencillo, sabio y santo, querido y admirado.
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